La artista de A Coruña cuya obra se expone en locales de hostelería de la ciudad
- Las obras más destacadas de Eva Álvarez Art son en las que presenta en sus lienzos como diosas a las que define como "mujeres empoderadas y conectadas con la espiritualidad y la creatividad". Le impacta lo que la gente reconoce que experimenta a través de sus cuadros y también realiza obras rituales
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Eva Álvarez es una artista coruñesa que se introdujo en el mundo del arte tras pasar por varios trabajos de oficina que derivaron en varias crisis a nivel interno que le ayudaron a un autoconocimiento profundo y a cambiar de rumbo su vida completamente.
Ella era consciente de que la trayectoria de años de estudio para ingeniera y posteriormente formarse como funcionaria no podían terminar en la rutina del papeleo del día a día, por lo que buscó algo que le llenase más. Sabía que lo había.
Fue en este momento vital cuando a través del coaching se empezó a entender más a sí misma, a empoderarse y a tranformar su vida. "Descubrí que tenía deseos y que podía seguirlos", explica, y en medio de esos cambios se quedó embarazada de sus dos hijos y rememora con alegría sus partos en casa, que también deseaba.
Después de tener a sus hijos reconoce que experimentó un "despertar creativo", lo que define como "una mezcla de salir de las crisis personales, que en realidad fueron puertas hacia una nueva vida".
La pintura es el eje central de su vida ahora mismo y sus inicios en este campo se remontan a sus 13 años, cuando acudía a clases particulares: "En aquel momento pintaba con una serie de limitaciones mentales, creyendo que aquello era solo un hobby y a mí me encantaba. Lo que cambió tras mis crisis personales fue que empecé a darme el permiso de pintar de forma más auténtica".
Este giro vital tuvo como conclusión la aparición de diosas, las mujeres que Eva pinta en sus cuadros actualmente, a las que describe como "mujeres empoderadas y conectadas con la espiritualidad y la creatividad". La artista se muestra orgullosa de haber empezado a vivir la pintura mucho más, como una de sus actividades.
Estas pinturas es posible verlas en establecimientos de hostelería de A Coruña, que es donde Álvarez mayoritariamente expone y alcanza más influencia entre el público, además de acudir a otros eventos como ferias de arte.
De hecho, el pasado fin de semana participó en la Feria de Arte Galego junto a otros 40 artistas. Sus diosas dan vida a las paredes del Samaná o el Ingooco, además de haber estado en La Terraza de O Temple o el restaurante del chef Pablo Gallego.
"Voy cambiando mis cuadros de negocio de forma natural, por dónde veo que se van moviendo y se venden, pero sobre todo donde está gente a la que le gustan estas obras. Quiero que mi arte esté presente en locales con la misma vibración, que a sus responsables les guste rellenar sus paredes con mis obras y que la gente que los frecuenta se sienta conectada a lo que pinto", detalla.
Ella vive en Barcelona, pero visita en numerosas ocasiones la ciudad herculina porque admite que no puede desprenderse de su tierra. "Cada vez que voy a A Coruña a cualquier negocio de hostelería o de moda que a mí me guste la energía que hay ahí ofrezco las obras y se exponen", cuenta.
"Pinto lo que siento, estoy más conectada con la creatividad"
Álvarez recuerda que hace tiempo pintaba dándole demasiada importancia a la técnica. Todo cambió, según cuenta, cuando empezó a transformar sus inseguridades y a darse cuenta de que tiene un don para el lienzo y una gran fuente de creatividad. Considera que hoy en día su forma de pintar es muy intuitiva. "Pinto lo que siento", admite.
"Antes pintaba mucho más basándome en imágenes o lo que me decían desde fuera, no había una escucha interna. Hoy en día hay más conexión espiritual, más una escucha interna y autoconocimiento. Mi forma de pintar es muy intuitiva y estoy mucho más conectada con la creatividad". Las que considera sus obras más especiales las tiene en su poder y una de ellas es el primer cuadro de diosas que ha pintado.
Concreta que "son imágenes que mentalmente ya tenía en mi cabeza a raíz de idealizarlas e ir a galerías a ver obras de otros artistas" y su camino más profesionalizado en la pintura recuerda que se sitúa en un día cualquiera en el que tuvo el impulso de pintar de manera intuitiva en la terraza del edificio donde reside.
"Fue un caso como muy peculiar porque fue después de parir, cuando un día subí a la terraza y me dije que allí tenía espacio para pintar. Empecé a pintar porque sentía muchas ganas de conectarme con lo creativo", dice.
El primer cuadro que le salió fue una diosa que se llama Amor, que traslada que representaba lo que ella estaba sintiendo en ese momento después de dar a luz. Otra obra especial que no tiene a la venta la bautizó como Poder Interior y remarca que representaba ese momento de su vida tras haberse reinventado "y de haber seguido esa voz interior, el propio instinto, los deseos y poder manifestar una vida que se ha elegido".
"Las mujeres diosas para mí son mujeres que están conectadas con su poder creador y con una conexión espiritual", resume. En esta línea del mundo artístico, argumenta que para ella "artistas somos todas las personas" y explica que pinta cuadros y paralelamente ayuda a los demás a despertar su creatividad.
A la hora de pintar, la inspiración la ha encontrado en Françoise Nielly, sobre todo por su estética a la hora de trabajar, en la que predominan rostros con mucho color de esta artista francesa que practica el expresionismo.
Álvarez defiende que le inspira mucho la variedad de color, la fuerza "y la conexión que pueda despertar en las almas de las personas". "La primera vez que agarré un pincel sentí como si alguien pintase por mí", dice.
Una de las peculiaridades de Álvarez como artista es que cada vez que vende una obra crea a su vez una meditación para esa persona, con el objetivo de que "pueda conectarse todavía más con ese símbolo". "Un cuadro puede conectarte con deseos que tienes o con valores", opina.
Entre sus ocupaciones, también se encuentran las sesiones personales en las que acompaña a la gente a despertar su creatividad y manifestar sus deseos. Álvarez avanza que lleva un tiempo intentado crear una meditación tipo hipnosis con la persona que adquiere su pintura, para que no se trate solo de una obra de arte, sino de "un símbolo que pueda acompañar a la persona a conseguir un deseo o a conectarse con un valor".
Esto se traduce en que cuando expone cuadros o los vende, las personas le cuentan historias personales que viven a través de sus pinturas, algo que la artista reconoce que le ha impactado.
Recuerda que una mujer, al ver uno de sus cuadros, sintió que debía romper con su pareja y otra que con su obra Tristeza le confesó que sintió que debía acabar con la etapa que estaba viviendo de duelo por el fallecimiento de varias personas queridas.
Otro cliente le encargó una obra ritual. Este tipo de trabajo de Álvarez consiste en realizar obras personalizadas que surgen cuando una persona ya se conecta con ese deseo que tiene dentro. En concreto un cliente le comentó que quería transformar su rabia y para ello le preguntó qué cosas le gustaban en su vida como canciones, música o colores y fue reflejando todo eso en el cuadro.
"Lo que me impacta mucho cuando vendo obra es lo que me cuentan de su vida personal", reconoce, a la vez que razona que esto está relacionado con que "el arte se siente".
La artista asegura que pinta mucho desde lo que siente en cada momento, instantes en los que va siendo una persona diferente, sintiendo cosas diferentes, emociones diferentes, lo que desemboca en que "también impacta en la persona que recibe ese arte".