La historia oficial dice que holandeses y británicos cartografiaron y descubrieron “oficialmente” Australia y Nueva Zelanda entre los siglos XVII y XVIII. Pero parece haber pruebas de que, casi dos siglos antes, una carabela repleta de gallegos ya había estado allí. Este navío, parte de una expedición que había partido desde A Coruña, dejó allí descendencia y retazos de nuestra cultura. Por este motivo en Nueva Zelanda y Australia hay hórreos “gallegos”, y por eso en A Coruña hay un árbol, originario de Oceanía, que se cree que fue plantado por un superviviente de la expedición en su retorno a Galicia hace casi 500 años.
El 24 de julio de 1525 zarpaba del Puerto de A Coruña la Expedición de García Jofre de Loaísa, cuya misión era tomar posesión de las Islas Molucas (Indonesia), ricas en especias y disputadas también por Portugal. A pesar de las dificultades, realizaron numerosos descubrimientos geográficos y marítimos, pero hay uno del que no quedó constancia. Esta expedición fue la segunda de la historia en circunnavegar la Tierra, tres años después de Magallanes. Entre sus tripulantes se encontraban Juan Sebastián Elcano, que fallecería durante la misma, Andrés de Urdaneta -descubridor de la ruta de Filipinas a México, conocida como Tornaviaje-, y Rodrigo de Triana, la primera persona que avistó América en la expedición de Colón más de treinta años antes.
La flota estaba compuesta por 450 hombres distribuidos en siete naves y, aunque realizaron grandes descubrimientos, fue un desastre. No solo no conquistaron las Molucas sino que regresaron a España en 1536, once años después, con tan solo una nave y 24 hombres de los 450 iniciales.
Entre esas siete naves, había una, la carabela San Lesmes, cuya tripulación era mayoritariamente gallega, que el 2 de junio de 1526 se separó de la flota principal y de la que nunca más se volvió a saber durante siglos.
El rastro de este barco se perdió hasta que, en la década de 1970, el historiador de la Universidad de Canberra, Robert Langdon (no el del Código Da Vinci) publica una teoría en su libro “The Lost Caravel” en el que afirma que la San Lesmes y sus gallegos se dispersaron en Nueva Zelanda, Australia y la Isla de Amanu.
Precisamente fue en esta isla cuando, en 1969, durante la construcción de una base militar para la realización de pruebas nucleares, se encontraron cañones pertenecientes a la San Lesmes, lo que hace pensar que no se hundió, sino que se deshizo de ellos, probablemente para aligerar peso tras encallar en ese atolón.
Así fue como la San Lesmes, en un intento por cumplir con su objetivo original, fue repartiendo gallegos por media Oceanía.
Langdon defiende que los náufragos gallegos se establecieron y mezclaron con los nativos, lo que podría explicar que, siglos después, exploradores europeos como James Cook se encontraran con población con rasgos occidentales en Oceanía.
Además, dejaron huella de la lengua gallega en algunos topónimos y palabras locales y, sorprendentemente, a partir del Siglo XVI, los maoríes comenzaron a construir unos graneros muy parecidos a los hórreos en los que guardaban los productos del campo y bienes preciados.
Estos graneros tienen un sorprendente parecido a los hórreos gallegos y reciben un nombre muy familiar: “Patakas”.
La hipótesis de que los gallegos enseñaran a construir hórreos a los maoríes es fantástica, pero… ¿es improbable?
Por último, la traca final. En A Coruña, dentro del patio del cuartel de la Policia Local, en la calle Orillamar, hay un “metrosidero”, un árbol originario de Nueva Zelanda que, según los especialistas, podría tener entre 400 y 500 años, por lo que es posible que alguno de los gallegos supervivientes de la San Lesmes plantara su semilla a su regreso de las Antípodas.
Aunque también hay quien dice que fue plantado por marinos ingleses que hacían escala en la ciudad para cargar las bodegas de sus buques con jabón, que se fabricaba en una nave próxima a donde se encuentra la Policía Local en la actualidad.
Quizás no haya un gallego en la luna, pero parece claro que sí los hubo en Oceanía y dejaron allí sus patakas… Andreu Buenafuente lo explicó muy bien hace unos años.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Storyteller. Experto en Compras y Aprovisionamiento. Procurement Manager.
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Referencias:
- LANGDON, R. The Lost Caravel. Pacific Publications. 1975. Canberra.
- LANGDO, R. The lost caravel re-explored. Brolga Press. 1988. Canberra.
- gciencia.com
- laopinioncoruna.es
- es.wikipedia.org
- publico.es
- teaorcoffeeuvigo.wordpress.com
- vadebarcos.net
- bitacora.ricardomartin.info