Según la Biblia, las tablas de piedra que contienen los Diez Mandamientos fueron entregadas por Dios a Moisés en torno al año 1440 antes de Cristo. Fueron resguardadas dentro del Arca de la Alianza y se les atribuyen poderes mágicos como allanar montañas o acabar con ejércitos enteros. Sin embargo, tras la destrucción del Templo de Salomón en Jerusalén, el Arca de la Alianza desapareció sin dejar rastro, convirtiendo su paradero en uno de los grandes enigmas de nuestra civilización. Pero hay 50 millones de cristianos ortodoxos etíopes que están convencidos de que el Arca fue llevada, hace 3.000, años a la ciudad sagrada de Axum por el Emperador Menelik I, hijo del rey Salomón y la reina de Saba y fundador de la dinastía salomónica de emperadores que durante tres milenios gobernó Etiopía. Según la tradición, el Arca es custodiada por un sacerdote descendiente directo de la tribu de Israel responsable de su cuidado desde que fue construida y que es el único que puede tocarla. Jamás se ha podido comprobar lo que la tradición etíope afirma, ya que no se permite el acceso a nadie para ver el Arca, aunque quizá, hace casi 500 años, un gallego sí tuvo la oportunidad de comprobarlo. Un médico, antropólogo, escritor y diplomático que fue nombrado Patriarca de su Iglesia Ortodoxa, su máximo dignatario. Así fue como Juan Bermúdez se convirtió en el Papa gallego de Etiopía y Alejandría.
Aunque se desconoce el lugar exacto del nacimiento de Juan Bermúdez, sí sabemos que lo hizo en algún lugar de la actual Galicia y que dejó su tierra para ir a Lisboa para servir al rey de Portugal.
También sabemos que era cirujano y que, en 1520, fue invitado a formar parte de una expedición de nobles portugueses que llevaba a Abisinia (actual Etiopía) varias cartas del rey Manuel I de Portugal al emperador Lebna Dengel, conocido también como David II. Pero, ¿qué se les había perdido a los portugueses en Etiopía?
A finales del siglo XV, Etiopía había sido visitada por exploradores portugueses, quienes creyeron haber encontrado allí al perdido reino del Preste Juan. Este había sido un legendario gobernante cristiano del Lejano Oriente del cual hablaban algunos relatos populares en Europa que, según se decía, gobernaba una nación cristiana perdida en medio de paganos y musulmanes en el Oriente.
Estos relatos eran adornados habitualmente con diversas fantasías populares medievales que describían al Preste Juan como un descendiente de los Tres Reyes Magos que gobernaba un reino lleno de riquezas, maravillas y criaturas extrañas. Y por eso, Portugal estaba tan interesada en mantener relaciones con este legendario reino.
Cuando la embajada terminó con sus quehaceres, en 1526, el emperador etíope solicitó que Juan se quedase en Etiopía mientras los portugueses dejaban atrás el país con destino a Roma, desde donde intentaban controlar a la Iglesia Ortodoxa de Etiopía, algo que jamás consiguieron. Esta iglesia ejercía liturgias y ritos diferentes, además de que las costumbres y cultura etíope eran muy desconocidas y estaban demasiado lejos del Vaticano, por lo que cualquier ayuda para disciplinarla era bienvenida.
Y justo ahí surgió el papel de Juan Bermúdez.
Desconocemos los motivos que llevaron al emperador a confiar en el gallego, pero, en 1536, le nombró Patriarca (o Papa) de Etiopía, utilizando por primera vez el título de Patriarca de las Islas Orientales, un cargo que ponía bajo su mando todos los monasterios, templos, tesoros y posesiones de la iglesia (entre ellos el Arca de la Alianza), aunque jamás sabremos cómo un simple cirujano sin relación con la iglesia católica y sin haber sido instruido en la religión, acabó ostentando semejante título.
Además, Juan recibió una misión vital para el reino: volver a Portugal en busca de ayuda militar para defenderse de los reyes de Ceilán, que ambicionaban hacerse con el poder. Antes partió rumbo a Roma, donde el Papa ratificó su título patriarcal añadiendo a sus poderes el de Patriarca de Alejandría.
En 1537 fue recibido en la corte portuguesa como el embajador del emperador Lebna Dengel por el rey Juan III, quien accedió a enviar una expedición real para ayudar a los etíopes, de la que formó parte el gallego y que llegó a Etiopía en 1541, bajo el mando del hijo de Vasco da Gama, Esteban da Gama, virrey de la India, y su hermano Cristóbal, que vencieron a los invasores del reino.
Juan Bermúdez siguió al frente del patriarcado hasta el año 1555, cuando fue expulsado de Etiopía por el sucesor del emperador Lebna Dengel por motivos que se desconocen. Lo que sí sabemos es que el rey de Portugal pidió ayuda al Papa para que nombrara a su sucesor, ya que las noticias que llegaban del país eran preocupantes: los libros sagrados no se respetaban, se practicaba la poligamia y los matrimonios se hacían y deshacían en cuestión de días. Los etíopes, bajo el papado del gallego no solo no habían corregido sus ortodoxas costumbres, sino que se habían convertido en infieles entregados al pecado y la herejía, algo que el Vaticano no podía permitir.
Bermúdez llegó a Lisboa en 1559, donde pasaría los últimos años de su vida redactando una obra en la que contaba lo ocurrido durante sus años en África, financiada por el rey de Portugal. Sin embargo, fue completamente ignorado en los planes que el rey y la orden de los Jesuitas tenían para Etiopía.
Nunca sabremos si Juan Bermúdez fue uno de los pocos elegidos que pudo ver la supuesta Arca de la Alianza, pero lo que sí consiguió fue convertirse en una figura legendaria, hasta hoy olvidada, de la historia.
Falleció en 1570, siendo enterrado en una humilde tumba que había ordenado construido en el exterior de la capilla de San Sebastián, hoy San Sebastián da Pedreira, un pueblo a las afueras de Lisboa que en la actualidad está en el centro de la ciudad. Sus restos fueron trasladados en el año 1653 a la nueva iglesia y sobre su tumba se grabó la siguiente inscripción: “Tumba del Patriarca de Alejandría. Juan Bermúdez”.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- es.wikipedia.org
- elespanol.com
- lavozdegalicia.es
- farodevigo.es
- abc.es
- laregion.es
- diariodepontevedra.es
- encyclopedia.com