Iván Flashback o Iván Milagro, como muchos le conocen, es ya toda una institución en la noche coruñesa y su trayectoria lo avala. Aunque es natural de Celeiro, en la Mariña lucense, se siente coruñés porque lleva en la ciudad desde 1981 y se presenta como fundador del Atlantic Pride, también llamado Orgullo del Norte, y asegura tener dos sueños cumplidos: el bar Milagro y la discoteca La Cúpula.
Aunque tiene formación académica como contable y ha llegado a ejercer como tal, ha combinado desde siempre esa profesión con la música, hasta que su afición se convirtió en su trabajo y hasta hoy. Comenzó hace décadas animando las noches al lado del mar en el Playa Club y puede presumir de experiencias únicas como haber puesto ritmo a la boda de la mismísima presidenta no ejecutiva de Inditex e hija del fundador de Zara, Marta Ortega.
El dj se confiesa un enamorado de A Coruña, la que califica como "una ciudad maravillosa con gente acogedora" y sus sesiones musicales, principalmente en la cabina del bar Milagro (un espacio en el que casi está en zapatillas, según bromea) son "una máquina del tiempo", donde se aleja de lo comercial y lo convencional para hacer mezclas imposibles de singles de todas las épocas.
Suenan habitualmente auténticos clásicos de artistas como Julio Iglesias, ABBA o Rocío Jurado, sin olvidarse de su gran referente y que ha marcado su carrera, la italiana Raffaella Carrà. Tanto es así que admite que tiene una canción de este icono casi para cada estado de ánimo.
El profesional ha hablado con Quincemil para hacer una retrospectiva de su carrera, de sus inicios hasta el presente, contando anécdotas y detallando sus peculiares outfits que ya forman parte de su personalidad, donde no faltan los trajes brillantes para darle un toque fiestero. Todo ello antes de marcharse al festival de Eurovisión en Malmö (Suecia), al que acudió con un grupo de amigos eurofans.
¿Siempre te has dedicado a la música?
Es un hobby desde pequeño realmente y se ha convertido en mi trabajo. Es un privilegio. Recuerdo de la casa de Celeiro que mi padre tenía un casete Sanyo negro de la época con radio y me gustaba muchísimo escuchar la música que él tenía. Yo creo que heredo de toda esa época mi afición por la música melódica, porque me encanta Julio Iglesias, Perales, las Dúrcal… todas estas cosas que escuchaban nuestros padres hace 40 y pico años, toda esa música me encanta.
De siempre también era aficionado a grabar canciones de la radio y cuando había alguna festividad en casa, alguna fiesta, yo ponía el típico casete con los hits del momento. Luego en la adolescencia, sí es verdad que cuando hacíamos pequeñas fiestas entre los amigos del cole o del instituto, siempre llevaba mis canciones. Tardé un poco en dedicarme solamente a la música porque no tenía mi círculo, en mi entorno no tenía nadie que tuviera un local o una discoteca y entonces no era tan fácil como es hoy en día con las buenas comunicaciones que tenemos, los móviles y las redes sociales que permiten conocer a gente mucho más rápido o escribir un mensaje y ponerte inmediatamente en contacto.
A finales de los 90 empecé a trabajar en el Playa Club en la época que estaba por allí Augusto Lendoiro. Empecé a hacer, sobre todo al principio, un montón de bodas, hasta que de repente un día vino a actuar Fangoria y en aquel momento, a primeros de los 2000, las sesiones nocturnas del Playa eran básicamente música anglosajona y prácticamente no se pinchaba nada en castellano. Se podía mirar de refilón algo de Loquillo o alguna cosa así, muy puntual, pero realmente el 95% de la música que se pinchaba en aquel momento en la discoteca era música de este tipo.
A raíz de venir Fangoria en concierto pensaron que sería interesante hacer una sesión de música española de los 80 o 90 y fue bien, algo muy sorprendente porque la gente está acostumbrada a escuchar otro tipo de música, pero hicimos que comenzase a sonar Alaska o Loquillo, entre otros. Se instauró que una vez al mes haríamos música española en la discoteca, en la zona grande, y también en una zona más pequeñita que tenían, donde ponía un poco de petardeo. Me ha parecido muy divertido siempre que suenen las canciones que conoce todo el mundo como Un velero llamado libertad de Perales, otras de Camilo Sesto, Será porque te amo de Ricchi y Poveri o Explota explótame explo de Raffaella Carrà.
¿Qué explicarías como petardeo?
Aunque pueda sonar un poco despectivo lo digo con todo el cariño. El petardeo es una música que quizá no se escuchaba de forma habitual en las radiofórmulas en general y los más puristas de la música la detestaban hace años. Ahora con el tiempo he visto que mucha gente que detestaba Julio Iglesias o que no le gustaba demasiado Raffaela Carrà con el tiempo se ha dado cuenta de que se han convertido en referentes, cada uno en lo suyo y cada uno de la forma que tiene de ser artista, pero son iconos globales ya no de la música, sino del espectáculo.
Por ejemplo, en el caso de Julio Iglesias, la forma que tuvo de llevar su carrera, de conquistar todo el mundo en una época no globalizada, empezando a primeros de los años 70, representando a la televisión española en Eurovisión… a partir de ahí hizo como un diseño de su carrera orientada a conquistar el mundo y al final lo consiguió. Ahora escuchas los discos antiguos de Julio Iglesias, esos discos de finales de los 70 y primeros 80 y te das cuenta que no han pasado de moda, que tienen unos arreglos actuales y que las letras y la forma de grabarse y de estar compuestos en su conjunto suenan totalmente actuales.
Otro es el caso de Raffaella, que sí estaba muy orientada al tema de la canción del verano con Hay que venir al sur, Caliente, caliente o Fiesta. Unas canciones acompañadas por esas coreografías que ella también hacía con sus bailarines en el escenario y que al final a mucha gente a lo mejor en aquel momento le pasaban desapercibidas y ahora con el paso del tiempo se han dado cuenta de que no hay demasiadas Raffaelas por el mundo que hagan ese tipo de ese tipo de espectáculo, ese tipo de música con unas letras que se han quedado en la memoria colectiva de todo el mundo.
Como una ola de Rocío Jurado es otro ejemplo, es decir, canciones que nos transportan a un momento feliz de la vida porque las escuchábamos en la playa cuando éramos pequeños, cuando estábamos de fiestas con la familia o con los amigos, cuando hacías un viaje en coche y escuchabas Mocedades…Y considero que esta es una de las claves de que a lo mejor el Milagro lleve funcionando tantos años.
¿Cómo es el Milagro?
A la gente que le gusta viene de forma habitual. No le puedes gustar a todo el mundo, pero aquellos que vienen por primera vez se sorprenden de que haya locales que ponemos este tipo de música que a lo mejor está un poco olvidada y prácticamente no suena ni en la radio. Todo esto te transporta a un momento de felicidad e inmediatamente te lo pasas bien y creo que ahí está un poco el éxito.
No es igual que la Cúpula, el otro local que tengo en la Marina, que ya es más diferente porque está orientado a gente a partir de 20 años y suena música más comercial, de entre los últimos 5 y 15 años. Depende del día cambia la experiencia porque nunca sabes lo que vas a escuchar.
En este contexto, me he dado cuenta que la gente muy joven, incluso la de veintitantos años, te pide reguetón antiguo, no lo último, clásicos conocidos por todos que se corean a viva voz como el de los 2000 con la Gasolina. Definitivamente son clásicos que tienen algo y que provocan que a la gente le haga como un clic en el cerebro que explota y da como resultado buenas sensaciones.
¿Por qué decidiste combinar la cabina de dj con ser responsable de varios locales?
Tenía claro cuando me veía en los locales y las discotecas que me encantaría tener un sitio propio en el que estar cómodo como en el salón de mi casa, y el Milagro es eso pero con bolas de discoteca y un montón de fotos que te transportan a otra época como si fuese una máquina del tiempo, además de muchos espejos. Es un poco todo muy vintage, con colores naranja y azul que te transportan a los años 70.
Cuando empecé como dj nunca veía la oportunidad de hacerme con locales o quizás tampoco me lo planteaba demasiado en serio, siempre me he tomado todo esto como una especie de broma. Llegó un punto que vi la oportunidad de poder hacerlo y, medio en broma, medio en serio, empecé a buscar un local por el centro, cerca de casa, para hacerlo más cómodo, y lo encontré.
Fue todo muy rápido porque encontré el local, llegué a un acuerdo con la propiedad y en mes y medio estábamos estábamos abriendo. El primer año costó arrancar porque en A Coruña es difícil cuando algo no se conoce pero una vez tiene éxito va todo rodado. Eran tiempos convulsos, en el 2012 con una crisis económica profunda por la que gente había dejado de salir y se había perdido la costumbre de los jueves y los viernes por la noche.
La gente solamente salía los sábados y fue un poco complicado sacar el Milagro adelante, pero poco a poco y más bien con el boca a boca, mucha gente se acabó enterando. La verdad es que mientras ala gente le siga apeteciendo, pues ahí vamos a estar.
Tu fama es tan vox pópuli que incluso has sido el dj de la boda de la presidenta no ejecutiva de Inditex, Marta Ortega…
Me sorprendió un poco llegar a esos niveles porque era una boda de alto copete con mucha gente conocida y alrededor de 300 invitados. Fue un enlace muy bonito en un sitio espectacular con artistas internacionales y claro, que pinche antes que tú, el productor de Amy Winehouse o que actúen The Pointer Sisters, uno de los grupos americanos de mujeres de éxito de los años 80, pues sorprende un poco.
Estaba ilusionado y fue un orgullo también y me lo tomé realmente como cualquier otro evento para el que te contratan, porque realmente siempre tienes que dar todo lo mejor de ti, intentar que la gente se lo pase lo mejor posible. Ahora con el tiempo mucha gente me lo recuerda y reconozco que estuvo muy guay el hecho de que te recoja en tu casa un coche para llevarte a la finca donde se hizo la boda y poder compartir allí momentos con Marta y toda su familia y amigos y ser tú el final de la fiesta es un privilegio.
¿Cómo definirías tú estilo como dj? tienes una imagen muy concreta, tus americanas son muy comentadas y se rumorea que tienes muchísimas.
Tengo muchas, más de 100 calculo. Siempre hay que variar la imagen y me parece muy divertido el rollo brillante de la lentejuela o las piedrecitas que brillan, todo muy festivo. Esto a las mujeres les gusta, pero también a los hombres, y te las piden para sacarse fotos.
Me he convertido un poco en una urraca musical y me parece súper divertido, sin quererlo se ha convertido en una seña de identidad. Ahora en cualquier evento, si la gente ya te conoce un poco, ya está esperando qué es lo que vas a llevar, pero siempre de una forma divertida y muy festivalera.
¿Qué es lo que no puede faltar en tus sesiones?
Siempre hay una relación con Raffaela, es como un referente para mí, no solamente musical sino humano también, porque tuve la oportunidad de conocerla y de entrevistarla también cuando hice algún programa en la radio por las mañanas. Me gustaba mucho su forma de ser, su cercanía, espontaneidad, su forma de ver la vida, intentando siempre ver las cosas positivas, con optimismo. De hecho, cuando tengo un mal día, y lo llevo haciendo desde hace media vida, me pongo una canción de ella.
Tengo muchas según el día. Me gusta mucho Rumore, que es una canción que ella siempre cantaba en italiano, porque es una canción como muy potente, una mezcla de pop-rock que tiene muchísima fuerza. También soy muy fan de la de En el amor todo es empezar y Hay que venir al sur. El Caliente, caliente es para otro día a punto de salir, podríamos decir que hay una canción de Raffaela para cada estado de ánimo.
También me gusta mucho el grupo sueco ABBA y luego descubrí a Raphael. En mis sesiones me gusta mucho poner también pop nacional y canciones de melódicas, de las que todo el mundo se sabe la letra porque a la gente le encanta cantar cuando se toma un par de cervezas, rollo karaoke. Esto pasaba cuando trabajaba hace años en el Playa Club, que amanecíamos a las 07:00 horas de la mañana escuchando Como una ola de Rocío Jurado mirando a la playa y cantando al unísono. Son momentos que se te quedan grabados para siempre.
Hacía mezclas musicales estrambóticas que a veces son uniones imposibles con canciones de la Jurado, pero por eso sorprenden. Yo me considero más un animador, pero hay gente que es más dj, que mezcla la música de una forma más profesional o con más técnica, no estos cortes que hago de mezclar canciones tan diferentes o artistas tan distintos.
Tienes mucho que ver en el Atlantic Pride, el denominado Orgullo del Norte, que se celebra en A Coruña.
Sí, y me ha tocado ser el tesorero por mi relación con la contabilidad, porque realmente soy contable y llegué a ejercer como tal mientras lo combinaba con la música. En la organización del evento prácticamente hacemos de todo y también llamo a los managers para contratar a los artistas.
Nos repartimos un poco las funciones porque tenemos gustos musicales distintos, entonces cada uno aporta según sus gustos o según lo que cree que puede ser mejor. Tratamos de hacer una fusión que parezca lo más interesante posible para que acuda gente de todas las edades. Porque lo que nos ha sorprendido también desde que hicimos la primera edición en el año 2019, justo antes de la pandemia, es que al mezclar tantos estilos diferentes atraen a distintas generaciones, desde gente de 18 años que va a ver al artista de moda como a aquellos que suponen un remember de los 90 o 2000.
Sucedió el año pasado con Locomía o con Melody. La mezcla de diferentes cosas que no tienen nada que ver creo que es lo más atractivo para la gente, porque juntas a personas que no tienen nada que ver de diferentes edades y diferentes generaciones que de otra manera nunca estarían en un mismo espacio.
¿Crees que este tipo de festivales hacen que la ciudad sea más abierta?
Nosotros tratamos de que precisamente esa sea la primera intención. La idea surge porque no se hacía prácticamente nada en la ciudad que llamara la atención en este sentido, entonces intentamos crear algo que durante varios días pudiera dar cabida a artistas de diferentes ámbitos y público de diferentes edades y diferentes estilos, combinándolo un poco con alguna exposición, alguna presentación de algún libro, o con charlas para aquellas personas que no tienen tanta conciencia LGTBIQ+.
Para aquellos que no se habían enterado de como es A Coruña, cosmopolita y muy relacionada con el mundo de la moda internacional. Somos una ciudad abierta, moderna y transgresora en el buen sentido, es decir, de aceptar a todo el mundo como es, con su pelo, con su forma de vestir, con su forma de comportarse, con su orientación sexual, donde puedes hacer lo que quieras.
Me parece que la libertad es eso y a veces creo que da un poco de miedo la diferencia, que arrastramos un poco eso de los clichés del pasado con la gente que se sale de lo convencional, pero al final estas personas te hacen ver la vida de otra manera y aportan cosas de las que tú no te habías dado cuenta o que no te habías fijado y eso me parece súper interesante.
¿A nivel profesional qué crees que te queda por hacer? ¿Cuáles son los planes?
Muchas veces digo de broma que quiero estar con 70 años poniendo canciones de Raffaela en una cabina, pero toda la gente que me conoce me dice que eso no va a ser posible. Yo lo que hago es dejarme llevar y mientras esté a gusto y sea feliz haciéndolo, voy a seguir, porque dudo que me vaya a aburrir. Cuando algo te gusta mucho, es un poco complicado dejar de hacerlo.
Es mi método para vivir la vida de una manera lo más feliz posible con los problemas, porque todos los tenemos, pero hay que ir dejándose llevar y yo creo que al final es la mejor forma de vivir.
Noches especiales que hayas vivido en estas décadas en cabina.
Una de ellas fue aquí en A Coruña en el Atlantic Pride de 2023, que puse para acabar la sesión La gata bajo la lluvia y todo el mundo de los Jardines de Méndez Núñez se animó a corearla. Es un tema que me encanta y además se lo dediqué a mi madre, entonces fue muy especial.
He tenido muchos, afortunadamente. Podría decir alguno de los que he vivido en mi bar, por ejemplo, a última hora en El Milagro, o incluso remontarnos 20 años atrás en el Playa. En este último local, al margen de ser emblemático, en aquel momento de mi vida tenía 30 años, con un montón de gente conocida que venía a verme hacer algo diferente de lo que se hacía de aquella y cualquiera de las canciones que pinchaba se la sabía todo el mundo y de repente pues toda la discoteca se venía abajo.
Un outfit para un día especial.
Cualquier traje de los que tengo que son americana, pantalón de piedrecitas, de estos que te ponen una linterna y se te ve desde Andorra. Algo así, algo muy brillante, muy divertido, de esto que la gente te ve así y le entren las ganas de fiesta. Es un poco jugar con eso.
¿Nunca has querido llevar tu música fuera de A Coruña?
Lo he hecho, con bolos por España. Hubo una época muy concreta que me apetecía más viajar y siempre a raíz de gente que ha venido de fuera de A Coruña por casualidad y me ha conocido en algún evento, luego me ha contratado para sus eventos fuera de aquí, sobre todo bodas o fiestas de cumpleaños. Desde que tengo el Milagro ya no lo puedo hacer por falta de tiempo.
¿Cómo es la rutina diaria de un dj?
Mi día a día es madrugar, me gusta aprovechar el día. Al tener una empresa para llevar los locales, llevo la contabilidad, me encargo de hacer los pedidos, de presentar los impuestos de hablar con todos los comerciales y con toda la gente que está relacionada para el tema de los establecimientos.
Luego me gusta mucho caminar, intento hacerlo casi todos los días de la semana con mi pareja por la ciudad para cumplir unos cuantos kilómetros que viene muy bien y te despeja la cabeza. Nos ponemos al día de nuestros problemas, nuestras cosas. También me gusta mucho quedar con amigos para tomar una caña, quedar para reírme.
El fin de semana trabajo, generalmente viernes y sábados y vísperas de festivos. Siempre estoy en el Milagro porque es mi sitio, estoy prácticamente en zapatillas en la cabina. Estoy muy cómodo y me gusta mucho conocer gente, además de observarla e ir improvisando la sesión, no llevo nada preparado.
Una canción idea para el cierre de tus sesiones.
No sé, igual Quijote de Julio Iglesias, que me gusta mucho la letra. Cualquier parte de esa canción es estupenda, porque en el momento que se escribió en el 82, reflejaba muy bien la vida de él en ese momento, el desarrollo de su carrera internacional, las envidias y todas esas cosas. Y la vida está llena un poco de todo eso, de gente que te idolatra o que es fan tuya, que te quiere. Pero luego también está a la que no le caes tan bien, no se puede gustar a todo el mundo.