En 1630, el rey Felipe IV encargó a los mejores artistas de su época la decoración de un pabellón que se ubicaba a las afueras de Madrid, la Torre de la Parada, un lugar donde el rey, gran aficionado a la caza, había ordenado construir un caserón de descanso para aquellas largas jornadas. Uno de los autores elegidos por el rey fue Peter Paul Rubens quien, entre otras obras, le envió una maravillosa pintura en 1636 que representa el mito sobre el descubrimiento del púrpura de Tiro. Según la historia recogida por el escritor Julio Pólux, en el siglo II, durante un paseo de Hércules con su perro por la playa de la ciudad de Tiro, el animal mordió un caracol marino y su boca se tiñó de color púrpura, descubriendo uno de los pigmentos más apreciados en la antigüedad, el púrpura de Tiro. Aquel producto llegó a ser más valioso que el oro y solo los emperadores de Roma podían vestirlo en sus ropajes convertido en el color de los Césares y en un símbolo de prestigio, estatus y poder. Se sabía que en España existían contadas factorías de púrpura de Tiro en el sur de la península e incluso en las islas Canarias, pero lo que pocos podían imaginar era que, en una esquina del noroeste, en Galicia, también existió un lugar donde se fabricaba el púrpura imperial, el color de los Césares. Porque aquí se encontró el primer taller documentado de este producto en el norte de la Península Ibérica. ¿Y dónde iba a estar, si no? Pues en un paraíso: la isla de Ons.

Hercules y el descubrimiento del púrpura. Peter Paul Rubens. https://es.wikipedia.org

El púrpura de Tiro es un tinte que se producía con sustancias que se encuentran en la glándula hipobranquial de varias especies de caracoles marinos. Y aunque en toda la cuenca mediterránea se han encontrado antiguos sitios de explotación de estos caracoles y producción de este tinte, el mejor y más puro era el extraído del puerto fenicio de Tiro, de donde obtuvo su legendario nombre gracias al perro de Hércules...

Tiro en la actualidad. https://es.wikipedia.org

Los antiguos griegos aprendieron de los fenicios el arte del teñido con púrpura, desde donde llegó hasta el Imperio Romano, en donde se convertiría en el color imperial. Tras la toma de Constantinopla en 1453 por parte de los turcos, la técnica se perdió para Occidente, permaneciendo olvidada hasta el siglo XX, por lo que su uso se sustituyó por el del rojo carmín, que se obtenía de la cochinilla.

Para crear este tinte se extraía una mucosidad blanquecina del molusco prensando los caracoles y que, por efecto del aire y de la luz cambiaba de color, pasando a ser amarillo. Este líquido resultante se utilizaba para teñir las telas, que posteriormente se dejaban secar al sol. Paulatinamente aquel amarillo se iba transformando en verde, azul y finalmente en un vivo color púrpura.

Conchas de murex, con el que se fabricaba el púrpura. https://es.wikipedia.org

Hay que tener en cuenta que de cada molusco se obtenía una gota de tinte, por lo que, para obtener 30 gramos, se necesitaban unos 250.000 caracoles. Como el tono se conseguía mediante la exposición a la luz, no se degradaba con el tiempo y su durabilidad era tan legendaria que, cuando Alejandro Magno regresó de su campaña en Persia, encontró entre su botín telas griegas púrpura con varios siglos de antigüedad que mantenían su color intacto. Además, se cree que su intensidad aumentaba con el tiempo.

Mosaico de Alejandro Magno en Pompeya. https://es.wikipedia.org

Estos motivos justificaban el elevadísimo precio de cualquier tela teñida de púrpura, llegando a costar más que el oro, motivando que en Roma su uso estuviese regulado por ley. Durante la época de la república solo los generales podían vestir túnicas completas de color púrpura, mientras que a los senadores, cónsules y figuras de menor rango tan solo se les permitía lucir franjas de púrpura en sus togas, más pequeñas cuanto menor era su condición.

En la Roma imperial las restricciones se incrementaron, ya que el único que podía utilizar el púrpura en sus ropajes era el emperador. Además, alrededor del siglo IV, se llegó a prohibir bajo fuertes penas el uso de este color por cualquier otro ciudadano, aunque el tinte fuese una imitación y no púrpura auténtico.

Conociendo la importancia y el valor de este producto, no es de extrañar que los romanos decidieran producirlo en lugares dispares con el fin de asegurar su suministros sin interrupciones, pero lo que pocos imaginaban era que en un lugar tan alejado como la Gallaecia, decidieran establecer una de sus factorías más importantes de este tinte. Ese lugar era la isla de Ons.

Isla de Ons. https://illasatlanticas.gal

Plinio el Viejo se refería a ella como la isla de Aunios, un trozo del paraíso de 400 hectáreas a menos de cinco kilómetros de Bueu, en Pontevedra. Ons es conocida en la actualidad por su belleza natural, pero cuando Plinio la mencionó, en torno al siglo I, era un importante complejo industrial y comercial por el que circulaban productos de todo tipo, desde salazones de pescado hasta el legendario garum.

¿Y cómo sabemos esto? Gracias al trabajo del Grupo de Estudos de Arqueoloxía, Antigüidade e Territorio (GEAAT) de la Universidade de Vigo, quienes, en 2021, llevaron a cabo dos intervenciones arqueológicas en la isla con el objetivo de conocer mejor su historia.

Excavaciones de GEAAT en la isla de Ons. https://www.elespanol.com

En una de sus actuaciones en la conocida como la playa de Canexol, donde se sabía de la existencia de restos de la época romana, se encontró algo inesperado: un vertedero de conchas de un tipo de caracoles marinos, hoy extintos en Galicia, que se empleaban para la fabricación del color de los Césares de Roma, el púrpura de Tiro. Lo que indicaba que en Ons, además de preparar salazón, también se fabricaba este valioso tinte.

Este extraordinario descubrimiento no solo ponía a Galicia de nuevo en el mapa de la historia antigua, sino que se trataba de la primera factoría de púrpura de Tiro documentada en todo el norte de la Península Ibérica y que funcionó durante varios siglos, posiblemente desde el siglo I hasta el IV.

Conchas de moluscos. https://es.wikipedia.org

Gracias a esta y muchas otras intervenciones, se sabe que Ons estuvo habitada desde el siglo I antes de Cristo y que en ella floreció una importante industria que convirtió este paraíso en uno de los epicentros del comercio en el que se hacía el preciado púrpura imperial.

Cuando el químico austriaco Paul Friedländer descubrió el principal componente químico del púrpura de Tiro, decidió obtener este tinte de la manera tradicional. Para ello, en 1908 compró a los vendedores de mariscos de Trieste, en Italia, 12.000 caracoles para su elaboración. Obtuvo 1,4 gramos de tinte que le dieron para teñir un pañuelo.

Tienda online en la que se puede comprar púrpura de Tiro. https://www.kremer-pigmente.com

En la actualidad el púrpura de Tiro se comercializa, como un pigmento para uso artístico, por una empresa que produce tintes históricos. 1 gramo cuesta más de 3.000 €.

Así fue como un color que forjó imperios y derribó reyes, que Cleopatra usaba para las velas de su barco y que valía más de tres veces su peso en oro, forma ya para siempre parte de nuestra historia.

Inauguración del Museo de arqueoloxía de Ons. https://www.xunta.gal

Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.

Referencias:

es.wikipedia.org

elespanol.com

lavozdegalicia.es

eldiario.es

galantiqua.com

morrazonoticias.com

diarioluso-galaico.com

kremer-pigmente.com

bbc.com

worldhistory.org

nationalgeographic.com

ucm.es