La liga en Checoslovaquia ha demostrado en las últimas horas tener una mejor capacidad de reacción ante los problemas que genera en una competición la aparición de un caso positivo por coronavirus. Un futbolista del Opava contrajo la enfermedad y las autoridades decretaron al instante cuarentena obligatoria para todo el equipo.

El conjunto checo se encontraba peleando en la ronda de descenso por no perder la categoría y esa cuarentena no les permitía regresar hasta comienzos de agosto. Los responsables de la competición decidieron suspender el campeonato a falta de seis jornadas, evitar este año los descensos a la segunda categoría y aumentar el número de equipos de 16 a 18.

Este es tan solo un ejemplo de cómo reaccionar ante una crisis sanitaria que afecta de lleno al deporte. Este caso demuestra que en España algo falló en el ‘caso Fuenlabrada’. Tras la aparición del primer caso positivo el pasado sábado 18 de julio, todos los miembros del Fuenlabrada deberían haber quedado en aislamiento. La situación se agrava todavía más al saber que el domingo ya eran cuatro los infectados.

El equipo de fútbol nunca debió viajar hasta Coruña y el tiempo lo está demostrando. Tras los últimos doce positivos, ya son 28 las personas infectadas por este brote. El equipo continúa en cuarentena en el Hotel Finisterre mientras las cifras siguen aumentando.

El Deportivo mantiene su pelea en los despachos exigiendo justicia deportiva. El club considera que la única opción viable en este momento es una liga de 24 equipos y dejar sin efecto los descensos de Numancia y el propio Dépor.

LaLiga y la RFEF ven complicada esta opción y por delante se presentan horas y días en los que puede pasar absolutamente de todo. La presión social por parte de la ciudad sigue en aumento y todo este escándalo ha conseguido unir todavía más al deportivismo a pesar de los ataques que llegan desde diferentes puntos del país.