A Coruña y Vigo son dos ciudades separadas por casi 160 kilómetros. El sueño de muchos niños de ambas urbes es vestir la camiseta del equipo de su ciudad. Este domingo, con motivo del partido entre Deportivo y Celta B, contamos la historia de Juan Rodríguez y Diego Pampín. Uno es vigués y juega en el Deportivo y el otro es un coruñés que milita en el Celta.

Juan Rodríguez es una de las perlas de Abegondo. Nacido en Vigo, el central siempre ha presumido de deportivismo. Por eso, en el momento en el que tuvo que elegir entre un equipo y otro no lo dudó y fichó por el conjunto blanquiazul. El central llegó en edad cadete y a sus 18 años es un fijo en los entrenamientos de Fernando Vázquez y titular indiscutible para Juan Carlos Valerón.

Hace unos días, con motivo del 114 cumpleaños del club, Juan compartió una imagen suya de pequeño con la camiseta del Deportivo y posando con los jugadores del primer equipo como Coloccini, Verdú, Cristian o Xisco entre otros. A pesar de su gran proyección, el central no ha debutado esta temporada con el primer equipo.

El que sí estará en Riazor por primera vez como futbolista es Diego Pampín. El lateral izquierdo del Celta B ha ido en multitud de ocasiones al templo blanquiazul como aficionado. Criado en las categorías inferiores del Victoria y del Ural y tras compartir vestuario con Jorge Valín, Pampín aceptó con catorce años una oferta del Celta B.

El jugador explicaba esta semana en una entrevista con La Voz de Galicia que recibió la visita de Toni Otero y lo convenció para fichar por el club celeste. Seis temporadas después, Pampín es capitán del filial y estuvo a punto de debutar esta temporada con el primer equipo en Primera División. Centrado en el filial, el lateral izquierdo vive una semana realmente especial. Sin embargo tiene claro que si marca en Riazor, lo celebrará.

Ambos jugadores han pasado por las categorías inferiores de la selección y representan a la perfección las vueltas que da la vida en el mundo del fútbol. Con un futuro prometedor por delante, los dos trabajan sin descanso para triunfar en sus respectivos equipos.