La salida de Leo Messi del Barcelona, y presumiblemente del fútbol español, ha sido un bombazo a nivel mundial. En España, muchos equipos recibieron la última visita del crack argentino sin saber que no volvería a pisar su césped. En el caso de Deportivo, el último paseo de Messi por Riazor fue el comienzo del particular viacrucis del club herculino en los últimos tres años.

El Dépor de Clarence Seedorf recibía al Barça en la jornada 35 de Liga en la temporada 2017/18. El conjunto azulgrana se había proclamado campeón de la Copa del Rey y llegaba a Riazor con opciones de cerrar también el título de Liga. En clave deportivista, los blanquiazules se jugaban sus limitadas opciones de permanencia a tres jornadas para el final. Y, de hecho, las perdieron.

Messi partía como titular en un equipo que recibió el protocolario pasillo del Dépor al campeón. Ya con el balón rodando sobre el césped, el partido se le complicó rápido a los de Seedorf. Coutinho adelantó a los azulgranas a los seis minutos de juego antes de que Leo Messi firmase tres goles, uno en la primera parte y otros dos en la segunda. De nada sirvieron los tantos de Lucas Pérez y Emre Çolak que igualaron momentáneamente un encuentro que acabó 2-4.

El argentino se llevaba el balón a casa y el título de Liga a Canalestas. Mientras, el Dépor asumía el descenso matemático a la división de plata sin saber lo que vendría después. Aunque pocos espectadores que aquella noche de abril podían pensar que estaban ante la última visita al templo blanquiazul de uno de los mejores jugadores de la historia.