La rivalidad entre Deportivo y Fuenlabrada estará siempre marcada por el triste recuerdo del ‘Fuenlabrote’. Hace casi tres años, ambos equipos se citaban en Riazor en la última jornada de Segunda División. Los coruñeses necesitaban ganar y esperar otros resultados para salvarse, mientras que el Fuenlabrada peleaba por ascender a Primera División. El encuentro se jugó en plena pandemia de coronavirus.

El conjunto madrileño ocultó varios positivos en su plantilla y viajó a la ciudad herculina sin dar aviso a las autoridades sobre el brote surgido en el seno del equipo. Horas antes de la disputa de la jornada en horario unificado, el club dio aviso de la situación y comunicó diferentes positivos dentro de la expedición que ya estaba en A Coruña.

En una decisión sin precedentes, el encuentro se aplazó y los rivales del Deportivo por eludir el descenso jugaron con la ventaja de saber que una victoria les otorgaba la salvación. No importó la denuncia del club coruñés ante todas las instancias deportivas ni la del propio Ayuntamiento de A Coruña. LaLiga comandada por el siempre polémico Javier Tebas daba validez a la jornada y el Dépor descendía al pozo de la Segunda B.

Pero en ocasiones el fútbol devuelve oportunidades y este sábado ambos equipos se ven las caras en una situación diferente. El Fuenlabrada llega a Riazor en una situación peligrosa. A pesar de haber salido del descenso gracias a sus últimas tres victorias en cinco encuentros, los madrileños tienen por delante un final de liga complejo en el que tratarán de no descender a Segunda Federación.

Aunque en la actual plantilla sólo permanece Álex Bergantiños, los blanquiazules necesitan de manera imperiosa la victoria para ir asegurando un puesto en el playoff y tratar de apurar sus opciones de ascenso directo. Por delante quedan tan sólo ocho jornadas y el Dépor quiere mantener Riazor como el bastión en el que curar los malos resultados que acumula lejos de casa. El encuentro se jugará este sábado a las 19 horas en Riazor. Y sólo vale ganar.