Riazor despidió con silbidos al equipo tras el enésimo resultado negativo cosechado esta temporada en Riazor. La afición mostró su hartazgo dirigiendo cánticos contra los jugadores y la directiva. Nada más terminar el encuentro se produjo una reunión a pie de campo entre los responsables de diferentes áreas para tratar la solución. El club decidió no tomar decisiones en caliente y deslizó la continuidad de Idiakez a pesar de la mala imagen ofrecida.

No sabemos si se trata de un ultimátum o si Idiakez mantendrá su puesto en caso de victoria. La realidad es que el Deportivo deambula por mitad de tabla con una paupérrima puntuación y el equipo da síntomas de agotamiento físico y mental. El propio Idiakez reconoció en rueda de prensa que había sido el peor partido de la temporada en Riazor y no fue capaz de explicar las causas de la involución que ha mostrado el Dépor en las últimas semanas. El partido ante el Barcelona B fue un espejismo que no logró cambiar la dinámica de un equipo que es incapaz de transmitir sensaciones positivas.

El fracaso de Idiakez no tapa la mala confección de la plantilla en verano. Sin referencia ofensiva tras la lesión de Barbero y con Ochoa desterrado al Fabril, el Deportivo fue incapaz de superar a un Sestao que llegaba a Riazor en penúltima posición.

El equipo sigue a nueve puntos del liderato y a cuatro del playoff. El único dato positivo es que ningún equipo consigue mantener una gran racha de resultados y eso permite a los coruñeses mantener opciones de poder alcanzar la zona de playoff. El Deportivo finalizará el 2023 en O Espiñedo delante de un Arenteiro que tiene los mismos puntos que el cuadro herculino.