El Meigas nació en junio de 2004 como una solución para un grupo de amigas que  compartían el deseo de jugar al fútbol sala. Empezaron con ocho jugadoras y un  entrenador novato, pero en menos de dos décadas han conseguir llevar este equipo a  Segunda División. 

Y es que, el pasado 17 de junio el conjunto amesino levantaba la copa de campeón de  liga tras imponerse al Planta 14 en la final de ascenso a Segunda División. Todo ello bajo  la atenta mirada de todo un pabellón, el de Bertamiráns, que se rendía al esfuerzo y la  ilusión con la que han visto jugar a las suyas durante toda la temporada.  

Tras proclamarse campeonas de liga como equipo más goleador y menos goleado, el  Meigas se plantó en el play-off bajo el lema “que la suerte nos pille trabajando” y así fue.  El recorrido del Meigas no tiene trucos, en equipo han conseguido escalar niveles hasta  llegar aquí. 

El premio, según palabras del entrenador Diego Montero, “ver a Tere, nuestra capitana,  levantar la copa llorando de alegría”. Aunque, para ella, que cumple su séptima  temporada en el club, el premio ha sido otro: 

“Para mí era muy importante conseguir este ascenso porque es un legado que estamos  dejando para todos esos niños y niñas que quieren jugar al fútbol sala. El hecho de tener  un club en Segunda División en Ames es todo un orgullo y una referencia para muchos  niños y niñas”. 

Un equipo, dentro y fuera de la pista  

Todos los integrantes del equipo comparten el amor por el fútbol sala y un sentimiento  de pertenencia que, para Diego Montero, cobra sentido en el figura de Malena  Pellegrino. Malena llegó al Meigas con cuatro años y, para ella, el ascenso ha sido “un  sueño”: “Hemos hecho historia en el club y me siento muy afortunada de formar parte  de ello”.  

Para Malena, jugar al fútbol sala es su pasión y la hora de entrenar su momento favorito  del día, algo que la ha llevado a sacrificarse y esforzarse a máximo por el equipo: “Esta temporada volvía a jugar después de una lesión grave y a los pocos partidos  jugados volví a lesionarme. Al principio me costó asimilarlo, pero una vez hecho cambié  el chip y empecé a aportar de otras maneras”, explica. 

Su temporada ha sido complicada a nivel individual, pero, de nuevo, ha sentido que el fútbol sala y sus compañeras la volvían a salvar:

“Si tuviese que darle un consejo a una persona que pasa por algún tipo de lesión o situación complicada sería que se rodeasen de un buen entorno. Mis compañeras me han ayudado mucho. Al final, las cosas se contagian, y cuando la gente de tu alrededor  es negativa inconscientemente te lo contagian. Afortunadamente, también pasa al revés,  y la alegría también se pega”.  

El trabajo como clave del éxito  

Diego Montero, afirma que no existen fórmulas mágicas: “No hay secreto, sólo trabajar,  trabajar y trabajar más”. Un trabajo que se ve en cada entrenamiento, ya que desde sus inicios el equipo lo ha hecho al máximo nivel. 

“En pretemporada entrenamos de lunes a viernes, y sábado o domingo tenemos  amistoso. A partir de la primera semana de competición el trabajo comienza los lunes para el cuerpo técnico y el martes para las jugadoras con una sesión de entrenamiento o recuperación. Miércoles es la sesión más exigente, jueves toca descanso o gimnasio, y viernes sesión de video y último entrenamiento de la semana”. 

Una planificación exigente con la que todo el equipo se ha comprometido y que, según las palabras de Teresa, hace que este ascenso se sienta como “una recompensa al  trabajo de muchos años”. Un trabajo con el que, están seguras, conseguirán mantenerse  en esta nueva categoría y seguir creciendo.

Un equipo que no se pone barreras  

Paola Vignolo, presidente del club, relata que comenzó ayudando en lo que podía y que  poco a poco ha ido aportando al proyecto acumulando en la directiva ocho años.  

Desde el principio de temporada “tenía la certeza de que estaban preparadas para  ganar la liga y optar al play off de ascenso” y, tras conseguirlo, disfruta orgullosa de lo logrado mientras pone ya el ojo en la siguiente temporada.  

“Tanto a nivel deportivo como económico jugar en Segunda División es un nuevo reto. A nivel económico significa duplicar nuestro presupuesto, en lo que ya estamos  trabajando con mucha confianza. El Meigas hace años que es referencia para toda la comarca en cuanto a formación en fútbol sala femenino, y esto lo hemos conseguido, en gran parte, gracias al apoyo constante del Ayuntamiento de Ames”. 

Ahora, directiva, staff, jugadoras y afición sueñan con un club que perdure en el tiempo y que consiga llegar a Primera División.