Deporte inclusivo: ¿En casa como en ningún sitio?
“No” es para muchos la respuesta a la pregunta que aparece en este título. Y no porque no se esté a gusto en el calor del hogar sino porque hay personas que encuentran su casa, o su sitio, en la piscina, encima de una bicicleta, en el asfalto, en el monte o en una cancha. Es el caso de Jacobo, Inés, Ángel, Dani y Álex, unos auténticos ‘disfrutones’ del deporte.
11 octubre, 2021 06:00“Después del accidente me decían lo típico cuando te quedas en silla de ruedas, que me pusiera con el ordenador, pero a mí eso no me gustaba nada”. Lo dice Ángel López, una de las personas para las que la movilidad reducida no le supuso tener que buscar aficiones y ocupaciones que básicamente pudiese hacer sin salir de su vivienda. Y es que eso de Como en casa no se está en ningún sitio es una frase hecha que tiene su razón de ser y su significado, pero que no vale cuando hablamos de amantes del deporte, esos que hacen de ello una pasión sin obstáculos, adaptándose a cualquier circunstancia e incluso superándola. ¿Por qué se ríe sin parar Inés cuando hace trail por el monte? o ¿por qué se muestra tan tranquilo Jacobo como si no hubiese estado en los Juegos de Tokio? Quizá las respuestas se encuentren en ese sentimiento interior que te produce realizar una actividad física o, a lo mejor, es que para ellos, para cualquiera de los protagonistas que vamos a conocer a través de estas letras, su deporte es “casa”.
Ángel, Dani y Álex, el dream team de la handbike
Ángel dice que después de años ahora cada vez es ya menos deportista. Pero, quizás, sea buen reclutador (será el gen militar), porque tras practicar varias disciplinas, Dani y Álex, acabaron por cogerle el gusto a la handbike y se centran en los últimos tiempos en la práctica ciclista, acompañándolo ya en algunas competiciones.
“Como equipo y en grupo las cosas siempre mejoran”, afirma convencido Daniel Prada. Sufrió un accidente de tráfico con 29 años (ahora tiene 45) y desde que salió del hospital, tras 6 duros meses, empezó a practicar el tenis en silla de ruedas, un deporte que “empecé para mantenerme ocupado y coger fuerza física para las dificultades del día a día y me acabó enganchando de tal manera que me lo tomé en serio y terminé en el circuito nacional”, relata. Tras el tenis llegó el padel, para lo que podía utilizar la misma silla.
Luego conoció ENKI y a Ángel, presidente de esta entidad social que impulsa el acceso al deporte para personas con diversidad funcional, lo que le permitió probar la handbike y adentrarse en el ciclismo. En eso anda también metido Alejandro González (44 años). Desde su accidente de moto en 2006 practicó baloncesto adaptado en Ferrol, viajando continuamente desde su Viveiro natal. Fue para quedarse en su localidad por lo que se pasó al remo, aunque acabaría de nuevo en tierras ferrolanas, en el club San Felipe. “Me fue bien, logré algún título gallego y un tercer puesto en un campeonato de España”, nos cuenta Álex, que ahora puede competir en otros terrenos “gracias a la bici que me facilita ENKI”, siempre con el fin de “encontrarme bien física y mentalmente. El deporte me ayuda mucho con eso”.
Ángel López, además de animar a probar la handbike y presidir ENKI porque “Carmen, su impulsora, creía que encajaba con sus valores y también porque soy muy cabezota”, ha estado practicando triatlón a gran nivel, “medio-alto pero con calma” describe él mismo, durante años. El deporte y ENKI instalaron a ese asturiano en A Coruña desde 2015. “Fue aquí donde me ayudaron en todo para competir en mi primer triatlón en 2014”.
Inés, líder del equipo familiar y fiel compañera de entreno
A sus 14 años Inés se ha convertido en la capitana de su equipo, en la líder del ocio familiar, ligado siempre a las carreras. Y no solo eso, también da identidad al grupo de competición, los “MarInes ENKI”, formado por su propio nombre y el de Mario, otro niño con diversidad funcional. Un grupo creado también para que otras personas puedan acercar a sus pequeños a la aventura.
“Inés nació con una discapacidad y movilidad reducida, pero logramos introducirla en la rutina deportiva familiar, participando en carreras populares y trails. Ahora es su pasión y no tenemos descanso, vaya corriendo ella misma o en el carro su cara siempre refleja alegría”. Así nos presenta Rocío Alfonso, madre de otros dos niños, a su hija. Las fotos corroboran la felicidad en el rostro de Inés, sobre todo “cuando realiza su modalidad favorita, el trail, le gusta mucho reírse de nosotros”, explica su madre, otra entusiasta de la actividad física porque “soy madre, trabajadora, y con necesidad de descargar energía con el deporte. Correr se ha vuelto una necesidad para mí y para ella, socializamos, nos cansamos y dormimos de maravilla las dos”. Y es que son un auténtico tándem para los entrenamientos, aunque luego en competición, tanto cuando Inés corre sin silla como cuando va en carrito de running, son muchos los que disfrutan con ellas. “Es el ocio familiar y el de los amigos, no sabemos cuánto entiende ella porque no habla pero sí sabemos que no se le borra la sonrisa de la cara cuando corremos”. Y eso, es idioma universal.
Jacobo, jugar una pachanga con los colegas o tirarse a la piscina en Tokio
Para orgullo de madre también conocemos a Gema Brun, tan discreta y humilde al hablarnos de su hijo, que ha conseguido un diploma en los últimos Juegos Paralímpicos de Tokio, como él mismo. Recuerda Gema que Jacobo, que nació con fémur corto congénito, “siempre quiso hacer de todo, sobre todo deporte, y más en el colegio, el Liceo La Paz, donde potencian mucho esto. Así que, tanto el trato que le dimos en casa como en el centro fue encaminado a no ponerle ningún impedimento, si quería patinar patinaba…”.
Antes de que Jacobo Garrido Brun (19 años) llegara a proclamarse campeón del mundo en su categoría en 2019 o se lanzara a la piscina en los Juegos de Tokio 2020 consiguiendo un diploma, comenzó su carrera como futuro nadador con tan solo 6 meses y por prescripción médica. De pequeño ya participaba en pruebas en categorías convencionales, hasta que con 12 años sus padres conocieron la natación adaptada, llegando a ser campeón de España. Pero Gema no quiere quedarse meramente con los títulos de su hijo, hace hincapié en que “alcanzó ciertas metas como participar en campeonatos convencionales de larga distancia que supone abrir puertas a otras personas, para que vean lo que se puede hacer”, y siempre conservando su esencia, la de hacer todo lo que se proponga como aprovechar las vacaciones en A Coruña, antes de volver al CAR de Barcelona a donde se mudó en el último año, para jugar una pachanga de fútbol con los amigos de siempre.
“Su vida gira alrededor del deporte. Si no fuera nadador sería otra cosa pero relacionada con el deporte, de hecho sus estudios también van en esa línea”, destaca Gema.
Jacobo apadrina este año la Carrera de Obstáculos por la Integración ENKI2021, dónde también estará Inés con su cara de felicidad y Ángel, Dani y Álex disfrutando y ayudando. Todos estarán en “casa”.
Silvia Castiñeiras, departamento de Comunicación de la Carrera ENKI