Perusiñas nació de forma inocente durante el confinamiento. Aitor Castro, cocinero y pastelero de profesión y por vocación, dedicó los meses en los que la pandemia nos obligó a estar encerrados a perfeccionar una receta de galletas artesanas con el sabor de siempre. Surgían así en Lugo las variedades de mantequilla y jengibre de la firma.
"Empezou a facer galletas. A causa da paixón que ten pola cociña e pola gastronomía, esforzouse moito nesta receita e foina mellorando día tras día", explica Laura Castro. Y es que esta pequeña firma familiar está formada por dos hermanos, Laura (comunicación) y Aitor, y la pareja de este último, María (experta legal), que han trasladado sus conocimientos en diferentes áreas a una empresa de "sabor intenso".
Las galletas las disfrutaban al principio familia y conocidos de Aitor Castro, pero un amigo que tiene una tienda con productos como cafés, tés o pastas le propuso que las pusiera a la venta. Las Perusiñas fueron encontrando poco a poco su sitio en el mercado y esta marca de dulces artesanales gourmet gallegos comenzó a crecer de la mano de estos tres emprendedores que crearon la empresa entre mayo y junio del año pasado.
Galletas más tradicionales o más atrevidas
Perusiñas comercializa por ahora dos variedades elaboradas con "ingredientes de toda a vida", sin colorantes, conservantes ni aditivos. Las de mantequilla, más tradicionales y suaves, llevan harina, mantequilla, azúcar, huevo y sal. Estas galletas presentan un contraste entre su cremosidad y el crujiente de la sal que gusta a todo tipo de públicos.
Las de jengibre están hechas con harina, mantequilla, azúcar, huevo, leche, jengibre en polvo y sal. Más atrevidas y con cierto toque picante, estas galletas son crujientes y junto a las de mantequilla forman una combinación perfecta que hace que "comer unha peruxiña sexa complicado porque o corpo pídeche outra".
Dos sabores que ya conquistan el paladar de numerosas personas y a los que próximamente se unirá un tercero en el que los hermanos Castro y María ya trabajan. Y es que los tres responsables de la firma se muestran convencidos de que hay sitio en el mercado para más opciones y perfeccionan una nueva receta para sorprender a sus clientes.
Esta familia ha apostado por hacer de forma artesanal las Perusiñas, que se elaboran a mano una a una y siguiendo criterios sostenibles. "Nunca nos plantexamos facer unha marca sen que a sustentabilidade fose un dos valores máis importantes. Cremos que isto é o que nos toca como sociedade, como persoas e como marca", explica Laura Castro.
Un compromiso que se refleja en un packaging reutilizable y reciclable. Precisamente en este sentido, la firma recoge los envases una vez el cliente ha consumido las galletas, devolviéndoles parte del importe pagado por el producto y dándole una nueva vida al tarro. Una política de retornabilidad que Perusiñas también aplica a las cajas en las que entrega la mercancía a las tiendas.
Venta en 92 locales de Galicia y Asturias
La marca comercializa sus productos en 92 tiendas de Galicia y Asturias. "A distribución facémola nós mesmos para coidar as galletas, que non son moi fráxiles pero a través de axencias sufrían e algunhas rompían. É moi bonito, porque coñecemos á xente das tendas e somos nós os que presentan o produto", explica Laura Castro.
Perusiñas ha visitado, además, varias ferias y mercados en Lugo o Pontevedra para dar a conocer estas galletas elaboradas con tanto mimo. Un producto que nació para darle sabor a una época complicada y que se ha convertido en un proyecto de vida que tuvo clara su vinculación a las raíces desde el mismo momento de elegir nombre: perusiña era un mote que la madre de María usaba con ella de pequeña.
"Chamáballe ‘a miña perusiña’. Non temos nin idea, a etimoloxía é totalmente descoñecida, pero transmitíanos ese cariño e ese amor, esa sensación de fogar. Pensamos que lle pegaba bastante a unhas galletas e que transmitía esa parte familiar que ten a empresa", concluye a este respecto Laura Castro.