La sostenibilidad es el corazón de esta empresa gallega que se dedica a producir huevos "con el mayor impacto positivo y el menor impacto negativo". Ubicada en la comarca de A Ulloa, Pazo de Vilane es una finca agrícola en la que hubo una explotación ganadera en los 70. Cuando Nuria Varela-Portas y su familia dejaron su Madrid natal en el 96, se encontraron unas instalaciones en estado de abandono que, con tiempo y esfuerzo, adecuaron hasta convertir en una empresa especializada en la venta de huevos "de gallinas felices".
"Decidimos que en el campo había futuro y que teníamos una responsabilidad familiar de poner en marcha la finca con otra actividad", explica Varela-Portas, que en aquel momento se encontraba en Londres estudiando y trabajando. Un curso sobre agricultura ecológica la llevó a apostar por la cría de gallinas en libertad, una oportunidad para darle sustento al pazo y a sus fincas sin renunciar a sus valores.
Un ecosistema ambiental más sano
La familia de esta emprendedora adaptó las instalaciones a la nueva actividad y preparó el terreno, de unas 40 hectáreas, para que volviese a ser productivo. "Compramos las primeras gallinas, los bebederos, comederos y ponederos, arreglamos los parques para que salieran todo el día… Y convertimos la sala de ordeño en oficinas y el establo en sala de envasado", explica Varela-Portas.
La nueva empresa se instaló de esta forma en las viejas naves ya reformadas y comenzó a trabajar para crear una marca comercial. "La gente anhelaba un huevo con sabor, empezábamos a percibir que la gente era más sensible al bienestar de los animales, a cómo estaban en las granjas. Nos fuimos centrando en la cría avícola sin olvidarnos de las fincas", indica la responsable del proyecto.
Así, hace unos 25 años los responsables de Pazo de Vilane comenzaron a plantar frutos del bosque con el objetivo de llegar a una actividad más circular. "Con el estiércol de las gallinas abonábamos estas fincas y empezamos a hacer mermeladas con nuestras propias frutas", explica Varela-Portas, que señala que también dedican esfuerzos a la repoblación de arbolado autóctono en los parques de las gallinas.
Esto les permite crear biodiversidad en el entorno, de forma que el ecosistema ambiental es más sano, y dar cobijo a las gallinas de depredadores. Y es que Pazo de Vilane va mucho más allá de la cría de estos animales en libertad y desarrolla su proyecto alrededor de la sostenibilidad, defendiendo que "la salud es única" y que "no hay seres humanos saludables" si los animales no están en un entorno saludable y producen, a su vez, alimentos saludables.
Precisamente, la marca cuenta con tres proyectos tractores que definen su desempeño sostenible. Uno es huellas conscientes, que es la forma de abordar el cambio climático dentro de la organización; la empresa saludable, centrada en el ecosistema social y la mejora de las condiciones y la promoción de hábitos saludables de los trabajadores; y la escuela Vilane, en la que se enmarca la parte comunicativa y los nuevos contextos a los que se enfrenta.
De 50 gallinas a 200.000
Pazo de Vilane arrancó su actividad con medio centenar de gallinas que han ido aumentando hasta las 200.000 gracias a la colaboración con 16 granjas de la zona que producen huevos camperos para la marca. "Incorporamos a la actividad a personas de la comunidad, gente que quiere aprovechar sus fincas o hacer alguna inversión para instalar una granja de cría de gallinas camperas", explica la propietaria del negocio.
Los responsables de la marca asesoran a los granjeros sobre la construcción de la granja, les proporcionan las gallinas y el pienso para que todos los huevos sean uniformes y dan servicio de asesoramiento veterinario y manejo. "Son como una granja de Pazo de Vilane pero con su propio negocio. Por cada huevo que nos entregan, les pagamos un precio", señala Varela-Portas.
Esto les permite tener granjas en un entorno muy próximo, reduciendo la huella de carbono al estar la envasadora cerca. El propio Pazo de Vilane, de hecho, tiene actualmente el 25% de las gallinas y el 75% restante están distribuidas en granjas cercanas que colaboran con la marca y que también tiene claro que el bienestar animal es fundamental: "El pastoreo aporta nutrientes a las gallinas que trasladan al huevo".
"La calidad del huevo depende de dos cosas muy importantes. Una es lo que come la gallina, que ahí nosotros somos expertos porque para nosotros la innovación en la granja y aprender sobre nutrición, residuos y emisiones es importante. Y la gallina siempre te devuelve lo que le das. La segunda es que al ser una empresa relativamente pequeña respecto a otras del sector, trabajamos con menos producto y siempre está muy fresco, es una experiencia de calidad para el consumidor", indica Varela-Portas.
La marca, además, innovó desde el principio empaquetando los huevos en una caja de cartón "que parecía esconder un valioso regalo con un logo perfectamente reconocible". La firma, que vente sus productos por docenas, ha recibido premios como el Best Brand Packaging 2014 de Alimentaria y ha formado parte de prestigiosas muestras y exposiciones nacionales e internacionales que reconocen su diseño.
Pazo de Vilane comercializa sus huevos en todo tipo de superficies de España y, además, dispone de varios productos de merchandising con los que quiere hacerle un guiño al consumidor. "La gallinita de nuestra marca es muy mona y lo usamos cuando hacemos eventos, atendemos visitas o hacemos regalos y concursos", explica Nuria Varela-Portas, responsable de este proyecto que poco a poco ha ido creciendo sin dejar de tratar con cariño a sus gallinas felices.