La dueña de Monna Lisa en su tienda de A Coruña.

La dueña de Monna Lisa en su tienda de A Coruña. Quincemil

Comercio

Monna Lisa: Las pelucas históricas de A Coruña creadas en Os Mallos y nacidas en Nueva York

Este negocio familiar lleva 51 años en la céntrica calle Galera y ha experimentado como el uso de pelucas ha cambiado de tendencia: desde una intención estética mayoritariamente hasta por necesidad debido a tratamientos oncológicos o alopecia

5 julio, 2021 06:00

Un negocio familiar que lleva 51 años en A Coruña cuya esencia se gestó en Nueva York y orgulloso superviviente de una pandemia mundial, así es la histórica tienda de pelucas Monna Lisa (Galera, 21) de la ciudad herculina. Se trata de un negocio de sobra conocido por miles de coruñeses que han crecido mirando el escaparate integrado por llamativos, y para algunos, sobre todo los más pequeños de la casa, temidos maniquíes con sus correspondientes pelucas y al que ha beneficiado su céntrica ubicación en el núcleo de la ciudad, concretamente en una de las calles de bares por excelencia.

Desde hace 25 años está al frente del negocio María Susana Freire, que ha cogido el testigo de su madre, su padre y su hermana (fallecidos en los últimos años) en la tienda y a los que tiene siempre muy presentes ya que han sido quienes le han enseñado el oficio. Esta herencia familiar tiene su origen en Nueva York, adonde se trasladó hace décadas su tío nacido en Cuba para trabajar como barbero, donde empezó a ganar buena fama hasta que pasó a ejercer su labor en los 60 en una fábrica de pelucas conocida como Monna Lisa. Pasados unos años se mudó a Madrid para continuar con su labor en otra fábrica similar y se llevó la marca consigo, a la vez que se asoció con el padre de Freire y comenzaron a abrir tiendas de pelucas en A Coruña, Vigo y Ourense.

En la primera de estas ciudades existió hace años en el barrio de Os Mallos una fábrica de pelucas y el padre y el tío de Freire en aquella época recorrían toda Galicia en furgoneta en busca de pelo para comprar, ya que en los 70 las pelucas de pelo natural eran las predominantes. Actualmente, la única superviviente dentro del negocio es la tienda de A Coruña, dado que la de Vigo cerró sus puertas este 2021 a causa de la crisis sanitaria del coronavirus.

De elemento estético a necesidad por tratamientos oncológicos

Las pelucas de Monna Lisa incluso llegaron durante años a Portugal, porque el padre de Freire ejercía de comercial y abastecía a varias tiendas del país luso. La actual dueña de la tienda rememora que en los 70 "se llevaban mucho las pelucas entre las mujeres porque estaban de moda el volumen y los cardados", unas cuestiones estéticas que eran asequibles principalmente para las personas con poder adquisitivo alto. "En aquellos años casi todas las mujeres tenían una peluca en casa", asegura Freire, mientras matiza que esta tendencia ha ido cambiando con el paso del tiempo y que a día de hoy sus productos los utiliza sobre todo gente que se está sometiendo a tratamientos oncológicos o aquellas que sufre alopecia, un problema que observa que "cada vez afecta a gente más joven".

"Algunas personas sufren alopecia porque son mayores pero otras por nervios e incluso otros padecen alopecia androgénica, la más común y causada por factores genéticos", concreta. Entre los tipos de pelucas que se pueden encontrar en la mítica Monna Lisa, se distingue entre: de pelo natural, mezcla de este material y fibra y las de pelo sintético, todas hechas a mano o a máquina. Freire advierte que sus productos "no son artículos accesibles a todo el mundo" y ha observado que entre la clientela "se ha perdido mucha de la clase media en los últimos tres años", una teoría que argumenta explicando que "ahora se venden menos pelucas de pelo sintético y más de pelo natural, que son más caras".

Como conclusión de este cambio de tendencia, extrae que "al venderse más pelo natural eso significa que hay más dinero", por lo que sus principales clientes son de un perfil específico. Por ejemplo, una peluca de pelo sintético puede costar desde 250 hasta 400 euros y las de pelo natural oscilan entre los 600 y los 1.000 y puede haber modelos con un previo que asciende hasta los 2.000 euros. En este contexto, la dueña de Monna Lisa explica que "la gente que utiliza peluca sin ser a causa de una enfermedad es sobre todo para ir de viaje", en especial para situaciones como un día de playa y que así el propio pelo no se dañe con la salitre.

Entre los tipos de pelucas, la coruñesa destaca que "hace décadas no se fabricaban las de pelo sintético" pero que actualmente "existen de este tipo imitando al pelo natural, con fibras logradas que admiten altas temperaturas", un calor que antes estos productos no podían soportar porque podían estropearse. "Las de pelo natural tienen movimiento al ser pelo humano, pero hay clientes que prefieren de pelo sintético por el estilo o porque son más prácticas a la hora del mantenimiento", cuenta.

Tul que imita el nacimiento del pelo y turbantes isotérmicos

Entre las innovaciones más recientes en el mundo de las pelucas, la dueña de Monna Lisa detalla que algunas están elaboradas con un material especial que se adhiere al cuero cabelludo, además de otras con un tul frontal que imita el nacimiento del pelo. Otro de los productos que se venden son unos turbantes especiales que mantienen la temperatura corporal tanto en frío como en calor, además de otros elaborados a base de bambú, "un material más ligero, transpirable y cómodo".

"Los utilizan principalmente las personas que están inmersas en tratamientos oncológicos para alternar con la peluca o incluso para dormir, sobre todo en invierno", aclara Freire, que muestra también otros de sus productos como coleteros (gomas con pelo orientadas a gente con poca densidad en la coleta para dar más volumen), extensiones, flequillos, voluminizadores para aportar volumen en la parte frontal. "Hay mucha caída sobre todo en mujeres", apunta la dueña de la tienda.

En Monna Lisa también se venden prótesis para hombres, aunque en menor cantidad que las de mujeres, y la responsable del negocio subraya que dispone también de fibra capilar 100% natural para gente con pequeñas alopecias. "Se pulveriza en las partes donde hay claros entre el pelo y se integra con el cabello dejando un efecto natural", concreta. Dentro de los productos, también destacan las denominadas "cejas inyectadas", una base fina donde va picado cada pelo.

Banco de pelucas y pelo para imágenes religiosas

Freire cuenta que hospitales como el Abente y Lago de A Coruña disponen de un banco de pelucas en el que la gente que ya no las usa las dona para que puedan ser utilizadas por otras personas, algo ideal para aquellos que no se pueden permitir la suya propia o por razones de ahorro de costes. Además, desde Monna Lisa se confeccionan pelucas para Cristos, Vírgenes o el niño Jesús de pelo natural y sintético, además de que algunas personas cortan su propio pelo para donarlo y que forme parte del cabello de estas imágenes religiosas.

En la tienda de A Coruña también se lleva a cabo mantenimiento de pelucas con labores de corte, peinado y lavado del pelo y para arreglos más profundos se envían a la fábrica de Madrid. Los encargos a medida también están disponibles si al cliente no le convencen los modelos que están en stock y esta exhaustiva dedicación y calidad de los materiales ha provocado que, por ejemplo, Monna Lisa abastezca a la policía de las características pelucas blancas que se lucen en algunos desfiles, además de que gente de películas y series han llegado a preguntar y llevarse algunos modelos para los rodajes.

En el catálogo también se venden pelucas que no necesitan adhesivo para fijarse al cuero cabelludo, y la dueña del negocio indica que son recomendables para personas con dermatitis o con el cuero cabelludo sensible. Como anécdota en los años que lleva al frente del negocio, Freire recuerda en tono de humor que hasta le han llegado a preguntar si disponía de vello púbico. A la tienda de A Coruña acude gente sobre todo de la ciudad, Lugo, Ferrol o Santiago. "De fuera de España llaman por teléfono pero es algo puntual", dice la coruñesa

Asimismo, la pandemia ha afectado en gran medida al negocio y su dueña recuerda los extraños tiempos que se vivieron meses atrás cuando tuvo que cerrar sus puertas durante semanas y la populosa calle Galera estaba totalmente vacía de personas y de actividad. A propósito de esto, a día de hoy aún hay clientes que han encargado sus pelucas hace un año y aún no las han recogido por precaución y miedo a los contagios. De cara al futuro, Freire lo afronta con optimismo y se muestra confiada en poder seguir con su actividad durante más años ya que ha sobrevivido a los peores meses de la pandemia "y ahora solo queda mejorar".