Verónica Campos ha crecido rodeada de libros. Es la evolución natural de la hija de cualquier librero. Sin embargo, sus recuerdos son especiales. En sus visitas a A & C Jurídico no se entretenía ojeando los best sellers del momento, ni tampoco reparando en los grandes clásicos de la literatura gallega y española. Ella reparaba en tomos infinitos sobre la legislación española, manuales sobre derecho constitucional y ejemplares puntillosos sobre procedimientos judiciales civiles.

Su padre, Alfonso Campos, fue el primer librero en abrir una librería jurídica en A Coruña. Fue en 1988 cuando abrió su primer negocio en la ciudad. En aquel entonces, el trabajo de Alfonso se limitaba a distribuir libros jurídicos a los despachos y notarías de la ciudad. Tuvo que esperar pacientemente hasta 1998 para abrir la que sería la primera librería especializada en esta materia de A Coruña: A & C Jurídico (calle Capitán Juan Varela, 13 Bajo). En ese momento tuvo clara la oportunidad de negocio: la Audiencia Provincial de A Coruña acababa de abrir sus puertas (1985-1990).

Apenas 210 metros, tres minutos a pie, separan la librería de la antigua Audiencia Provincial de A Coruña. No es de extrañar que el goteo de clientes a la librería fuese constante. Sin embargo, Alfonso Campos nunca dejó de ser un cazador. Cuando el negocio se limitaba a la distribución a despachos de la ciudad, era fundamental permanecer atento a las novedades editoriales, pero también a los casos que llevaba cada despacho.

Alfonso Campos

"Tenías que conocer a los clientes y adelantarte a ellos, tener los títulos que les iban a interesar incluso antes de que te los pidiesen". Tanto ella como su hermano pasaron innumerables tardes en ese bajo de Capitán Juan Varela. "Con 20 años conocía los nombres de los despachos de A Coruña y de los de media Galicia", recuerda con cariño. Con el paso del tiempo la empresa llegó a comercializar también en parte de Asturias.

Sin embargo, las enseñanzas jurídicas de poco le sirven en su vida laboral. Tampoco a su hermano. Por ello, tras la muerte de su padre no se plantearon tomar el relevo: "Da pena porque es un negocio que sigue dando beneficios, pero es inasumible", apunta la hija de Alfonso Campos.

La pasión de su padre por el negocio era tal que, pese a tener 75 años, permaneció al frente hasta el final. Hace un mes que el bajo de A & C Jurídico no tiene actividad, pero su interior todavía guarda el olor a libro. Tras 25 años abierto al público, es difícil borrar la huella que ha dejado en el local y en el barrio este pequeño negocio que llegó a dar trabajo a 12 empleados.

Incluso sus trabajadores se plantearon tomar el testigo del negocio a través de una cooperativa, una idea que finalmente no llegó a buen puerto. "Todavía tenemos algunos compromisos con clientes, pero esperamos completar todo a final de noviembre", reconoce apenada Verónica. De todas formas, todavía mantienen la esperanza de poder traspasar el local para mantener el negocio vivo. Por el momento, las puertas de A & C Jurídico han cerrado para siempre. Sin embargo, todavía sigan llegando correos electrónicos y mensajes a su buzón (clientes@acjuridico.com).