Bárbara Román, más conocida como Bárbara Jefaza, es el ejemplo de que reinventarse laboralmente y apostar por una misma es posible. Abogada tech, emprendedora y nómada digital, esta gallega decidió llevar su profesión a otro nivel después de transformarse por completo allá por el 2015, año en el que dejó atrás su despacho, el mundo de la abogacía al uso y el workaholismo (término para referirse a las personas adictas al trabajo) para crear su propia empresa y demostrar al mundo que "no priorizar el trabajo por encima de nada en la vida" es la mejor fórmula para ser feliz. Bárbara Jefaza dirige en la actualidad tres empresas y dice tener más tiempo que nunca para dedicarse a vivir: "Yo soy autónoma desde hace 20 años, empecé a trabajar en 2004 en un mundo muy masculinizado, por así decirlo, y entonces me di cuenta de que o me ponía yo en mi sitio o aquí no avanzaba hacia ninguno".
Nolegaltech es la consultora legal para empresas tecnológicas que fundó esta gallega en su proceso de reinvención laboral. Después le siguió un proyecto de formación ―"y empoderamiento"― para abogados bautizado como Legal Academy así como una compañía de marketing también para abogados con la que colabora con otra socia. Lo más curioso de todo, a pesar de su trayectoria y crecimiento profesional, es que Bárbara tiene ahora más claro que nunca cuál es su lugar: "A la pregunta de ¿A qué te dedicas? Yo siempre digo que me dedico a ser feliz". Según reconoce esta absoluta jefaza,la clave para encontrar ese anhelado equilibrio entre el trabajo y la vida personal tiene mucho que ver con "saber poner límites con cierta asertividad y decir mucho que no".
Claves para dejar de ser una "workaholic" y aprender a ser feliz
Antes de fundar Nolegaltech, el despertador de Bárbara Román sonaba a las 7 de la mañana para, tan sólo una más tarde, estar sentada frente a un ordenador contestando correos, programando reuniones, revisando contratos y demás trabajos que la mantenían absorbida del mundo hasta que el día se convertía en noche. "A las 21:00 horas me levantaba diciendo: Dios mío, tengo un montón de cosas que hacer (…) Vivía atrapada en esa carrera del hámster en su rueda". Un bucle sin fin, corriendo cada vez más rápido sin poder llegar a ningún lugar. "Ahora al final del día me cuestiono mucho en qué he invertido las 24 horas", reconoce Bárbara. "Yo empecé a ganar tiempo porque contraté gente. Es como, si esto se tiene que hacer sí o sí y no lo voy a hacer yo, tengo que delegar y tener a gente de confianza a mi lado, un equipo".
"¿Cómo es mí día a día ahora? Pues mira, para empezar te voy a decir que hoy estoy en Tenerife", relata esta gallega sobre una agenda de prioridades diarias donde la vida personal gana cada vez más peso ante el trabajo."Antes agendaba todo lo profesional primero y en el espacio que quedaba intentaba encajar mi vida personal. Spoiler: no funciona. Ahora lo que he conseguido es darle la vuelta". Al final, según asegura Bárbara, las prioridades sobre las que gira su vida en estos momentos son aquellas de las que quiere y tiene la certeza de que va acordarse cuando pase una década o más. De ese atardecer mágico en La Gomera; del tobogán favorito de su sobrino o incluso del sitio que le gusta comerse los churros. Y es que, con toda probabilidad ―dice―, en sus recuerdos no tengan cabida aquellas reuniones a las que llegó tarde o no la invitaron; el proyecto que no salió o ese presupuesto que fue rechazado. "Normalmente mi marido me hace el desayuno para empezar bien el día, suelo ir al gimnasio a primera hora, aprovecho para hacer la compra y sacar al perro también. Hoy que no tengo gimnasio me he pegado un desayuno de una hora con mi marido en esta terraza maravillosa y me he puesto a trabajar a las 10:30 horas de aquí, y cuando acabe contigo me voy a ir a comer en familia y a pasear por La Laguna", continúa. "Al final del día sí que intento entrar al correo y revisar un poco a ver qué requiere mi atención inmediata, pero te aseguro que no habrá nada que no pueda esperar hasta el lunes a las 10:30".
Esa autogestión del tiempo enfocado a uno mismo tiene mucho que ver con los límites de los que hablaba Bárbara Román al comienzo de esta entrevista. Compaginar el dirigir tu propio negocio, mantener una rentabilidad laboral y económica a la par que una calidad de vida que te permita ser feliz puede parecer difícil, pero sin duda es posible. "En mi día a día veo a mucha gente que quiere tener equilibrios personales, pero que no son capaces de asumir las consecuencias (…) Es decir mucho que no, todo el rato", apunta la CEO de Nolegaltech. "Cuando dices sí, para mí es necesario que responda a ciertas premisas primero más allá del dinero, que también es importante", agrega.Preguntas como "¿Puedo hacerlo? ¿Quiero hacerlo? y sobre todo, ¿Tiene sentido que lo haga?" se repiten constantemente en la cabeza de Bárbara Jefaza como parte de "un ejercicio diario de ponerse cada día en su sitio" ante cualquier tipo de situación que pueda surgir ya sea un nuevo cliente, una charla en un instituto o el ser ponente en un importante evento en Madrid.
Nolegaltech y otros proyectos de "Jefaza"
En cualquier caso, la magnitud de la reinvención laboral de esta abogada gallega se aprecia en el simple relato de una jornada laboral, tan centrado en el presente en esa (para muchos) quimérica libertad que otorga el trabajar para vivir. "¿Cómo hago para trabajar poco, ganar dinero suficiente y tener la vida que quiero? Pues teniendo varios proyectos profesionales", resume esta emprendedora. "Me da una flexibilidad a la hora de conciliar que, probablemente, si trabajase para otra persona no podría hacerlo, o si trabajase sólo con la etiqueta de autónoma, tampoco, porque no me llegaría la pasta".
Lo cierto es que para llegar hasta el punto en el que se encuentra hoy por hoy, Bárbara Román reconoce que tuvo que recorrer un largo camino introspectivo hasta encontrar "su lugar". "Cuando dejé la abogacía normal, la segunda semana empecé a pensar en qué sabía hacer yo en mi vida y veía que no sabía nada, simplemente ser abogada. Es como que te come la profesión y una parte muy grande de tu identidad se construye sobre el trabajo", asegura. "Yo ya no tenía ese trabajo porque no lo quería, porque no me hacía feliz y quería explorar otras opciones… y de repente ves un agujero muy grande". Como parte de la solución a aquel bloqueo profesional, esta abogada gallega decidió tomarse un año sabático y viajar a Tailandia con la intención de volver a recuperar los ritmos de vida sin horarios. Casualidad, o quizás causalidad, justo en ese proceso de reconexión con una misma, Bárbara Jefaza se encontró de pleno con el emergente mundo de las startups. "Empecé a relacionarme con toda esta gente, de aquella no había muchos abogados tecnológicos y me preguntaban cosas a mí (…) Fueron como seis meses en los que estuve haciendo trueque de servicios en el ecosistema emprendedor gallego".
Con la vista puesta en esos primeros años de transformación, Bárbara reconoce que introducirse en ese ambiente de empresas de nueva creación fue un punto de inflexión en su camino para terminar de convertirse en jefaza: "Yo creo que para mí esa fue la clave. De decir, vale, esto es un trabajo que yo puedo hacer, que no está tan apegado al mundo de la abogacía al uso, que era el que me escapaba, sino al mundo de la tecnología, que era el que me gustaba más". Aquel fue el germen de Nolegaltech, una consultera legal gallega con esteroides. Pero también el mejor punto de partida que pudo encontrar esta abogada, emprendedora y nómada digital en su afán por encontrar la felicidad.