Suiza lleva más de una década encabezando la lista de países más innovadores del mundo según el informe GII 2023. En lo que se refiere a España, nuestro país ocupa el puesto número 29 (el decimoctavo entre las economías europeas), conservando la misma posición que en el índice anterior y con unos resultados acordes con su nivel de desarrollo e ingresos. Si ponemos el foco en el caso particular de Galicia, lo cierto es que esta región del norte se ha erigido como el escenario perfecto para el talento y la innovación. De acuerdo con la Oficina Española de Patentes y Marcas, un total de 2.012 solicitudes de patentes en el territorio gallego fueron publicadas en los primeros años del siglo XXI (entre el 2000 y 2019). 

Sin duda, los inventores gallegos pueden presumir de ingenio y creatividad, y no sólo en la historia más reciente de la comunidad, sino también en épocas pasadas en las que sus inventos lograron convertirse en pioneros y precursores de muchos ámbitos. El futbolín, la calculadora o el libro electrónico son sólo algunos de los más conocidos, aunque en el catálogo de productos Made in Galicia también destacan otras tecnologías que han permitido solucionar grandes problemas del mundo como el caso de la máquina capaz de extraer agua de la atmósfera. En cualquier caso, en esta breve guía encontraréis 15 inventos de gallegos que han ayudado a mejorar de alguna manera nuestros modos de vida.

El abrelatas multiuso 

José Valle Armesto, inventor del abrelatas. https://elblogdeacebedo.blogspot.com

José Valle Armesto fue el inventor gallego que revolucionó la historia con la creación del abrelatas moderno de bolsillo, también conocido como "El explorador español". Perteneciente a la Casa de Vale, en Vilaseca (Negueira de Muñiz), este emprendedor lucense fabricó y patentó un auténtico hito en el diseño industrial cuando estaba afincado en Gijón. Fue precisamente en la ciudad asturiana donde montó su propio taller en el que dio forma a un objeto que es utilizado todavía a día de hoy en todo el mundo.

El abrelatas de Valle Armesto conquistó al público por su gran utilidad y versatilidad, condensado varias funcionalidades diferentes en un práctico formato en miniatura: abridor de botellas, llave de tornillos y hasta abridor de latas gracias a su puntiaguda cuchilla. Prueba de su éxito rotundo ya a principios del siglo XX, es que tan sólo en el año 1918 llegó a producir diariamente alrededor de 150.000 llaves de alambre para abrir latas de conservas. 

La calculadora

Ramón Verea y su “Verea Direct Multiplier”

A un ingeniero, periodista y escritor de A Estrada conocido como Ramón Silvestre Verea de Aguiar y García se le atribuye la importante invención de la primera calculadora mecánica, cuya creación se remonta a más de 150 años atrás en el tiempo. La historia de este gallego resulta de lo más curiosa, pues fue expulsado de Santiago de Compostela debido a sus ideas progresistas y acabó patentando este revolucionario invento al otro lado del charco, en Nueva York. 

Sería en el año 1878 cuando el estradense recibiría la medalla de oro en la Exposición Mundial de Inventos y terminaría por dar a conocer su curiosa maquinaria para el cálculo. El primer modelos conformaba una calculadora de hierro y acero, cuyo pesó alcanzaba los 26 kilos ajustados en unas dimensiones de 14 pulgadas de largo, 12 de ancho y 8 de alto. El inventó de Ramón Silvestre permitía sumar, restar, multiplicar y hasta dividir con números de hasta nueve cifras en apenas 20 segundos.   

El primer libro electrónico

Ángela Ruiz Robles y su Enciclopedia Mecánica

El precedente más directo de los libros electrónicos también tiene sello gallego. El primer ebook de la historia se inventó en Ferrol por una maestra poco reconocida pero muy transgresora llamada Ángela Ruiz Robles. El primer modelo de su bautizada Enciclopedia Mecánica pasó a la historia en 1949.

El invento en cuestión se encontraba equipado por un compendio de circuitos eléctricos y bobinas automáticas que permitían transmitir conocimiento y generar textos en varios idiomas, instalando casi sin saberlo el germen de la lectura en formato digital. Una auténtica revolución literaria y tecnológica que sirvió de inspiración para el desarrollo del primer libro electrónico de la historia, lanzado al mercado en 1971 por Michael Hartl.

El futbolín

Alexandre Campos de Fisterra, inventor del futbolín

El futbolín tal y como hoy lo conocemos es invención de un gallego llamado Alexandre Campos Martínez, también conocido como Alejandro Finisterre o Alexandre de Fisterra. Este gallego contaba orgulloso que el Che nunca logró ganarle a su invento con el que se han divertido ―y lo siguen haciendo― muchas generaciones. Lo más curioso de todo es que la idea de este juego basado en el fútbol surgió durante la convalecencia de su creador en el hospital durante la Guerra Civil española.

Alexandre patentó su particular fútbol de mesa en el año 1937, en Barcelona, donde construyó el primer modelo con la ayuda de un carpintero vasco. En aquellos convulsos años, el inventor gallego no logró que ninguna empresa llegase a fabricar su modelo, aunque para su absoluto sorpresa tiempo después, su producto se había popularizado ya por todo el continente europeo tras el registro deshonesto de un antiguo compañero de hospital. Además, cabe recordar asimismo que Alexandre de Fisterra también fue el ideólogo de otro juego muy popular: Hundir la flota.   

La conversión de motores de gasolina a diesel

Eduardo Barreiros, ideólogo de la conversión de motores de gasolina a diésel. Foto: Fundación Eduardo Barreiros

Otro gran inventó que cambió el rumbo de la historia y del automóvil para siempre también presume de marca Galicia. Nacido en Nogueira de Ramuín, el emprendedor ourensano Eduardo Barreiros fue el artífice de la conversión de los motores de gasolina a diesel. Su tan bien recibida idea pronto se convirtió en un éxito industrial que permitió acceder a motores más económicos y accesibles.

Con su fábrica Barreiros Diésel, este empresario llegó a fabricar el 40% de los vehículos pesados en España. De su particular alianza con Chrysler también salieron al mercado algunos de los modelos más míticos del mundo de la automoción: el Simca 1000 o el Dodge Dart.  

De la barrena de perforación de pozos al retilador del Apollo 11

Inveto del gallego Uxío Funes. Foto: Documental Funes o inventor da lúa

Uxío Funes fue un gallego que con su inventó ayudó a la NASA a llegar a la luna, aunque este también fue el principio de su perdición. La de este excéntrico inventor gallego es una historia trágica se mire por donde se mire, un relato triste repleto de ingenio y fracasos a partes iguales. Ya uno de sus primeros inventos, la barrena de perforación de pozos terminó siendo un éxito en Europa después de que este vendiese la patente. De hecho, enfadado y arrepentido, llegó a enviar un paquete explosivo al sueco que adquirió la patente, aunque por fortuna este explotó en la oficina postal sin provocar daños ni víctimas.

Por otro lado, Funes también resultó ser una pieza clave en el caso de la carrera espacial, pues su invento logró aislar el circuito eléctrico de las naves que tantos problemas había traído al Apolo 11. Ya en 1974, el gallego descubriría en una revista que la NASA se atribuía la creación del retilador, lo que le produce una profunda nueva depresión. 

La boya sumergible lanzatorpedos

El lanzatorpedos gallego. Foto: Museo del Mar de Galicia

Entre los inventos patentados por gallegos también se encuentra uno de carácter submarino: una boya lanzatorpedos capaz de sumergirse 20 metros que nunca llegó a utilizarse, pues el mismo día de las pruebas se firmó en París el tratado de paz del conflicto que había motivado su construcción. Antonio Sanjurjo fue el artífice de aquella primera máquina de vapor  que pretendía defender la costa de un posible ataque norteamericano tras la crisis desatada por la guerra de Cuba.

En el año 1898 se hicieron las pruebas técnicas en la ría de Vigo, llegando a aguantar una hora y media sumergido más otras tantas tandas de 45 minutos. Desde hace un par de años, este objeto histórico preside el Museo del Mar de Vigo gracias a la cesión por parte de la familia que contribuye a mantener vivo el legado histórico de Sanjurjo. 

El primer robot limpiacristales

Si bien la idea original del primer robot limpiacristales no tienen un origen gallego, si lo tiene su creación. La compañía gallega con sede en Betanzos, Smartek, fue la responsable de dar forma a este objeto de limpieza tal y como lo conocemos hoy en día.

Se trata de un invento manejable a distancia que tiene como objetivo el mantenimiento impoluto de distintas superficies acristaladas del hogar. Como dato curioso cabe destacar que esta misma entidad especializada en el diseño, fabricación y comercialización de robótica inteligente lanzó al mercado hace apenas un año el primer robot que permite limpiar placas fotovoltaicas sin ningún tipo de peligro para los usuarios, el Smartbot Hobot-R3. 

La patente de la polimerasa Phi29 

Luis Blanco Dávila, el autor de la patente más rentable de la ciencia española

El autor de la patente más rentable de la ciencia española es también de origen gallego: el coruñés Luis Blanco Dávila, profesor de investigación en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC). La polimerasa Phi29 permite multiplicar por miles o millones de veces una pequeña muestra de ADN, un procedimiento que resulta crucial para los laboratorios de genética, investigadores, forenses e incluso para la policía científica.

La historia de este importante descubrimiento es bien conocida por todos, aunque no lo es tanto que el primer protagonista de este hallazgo sea un científico gallego. "Si habitualmente se había asociado a la bioquímica asturiana del CSIC Margarita Salas, en cuyo laboratorio se identificó la polimerasa, no es menos cierto que el principal autor del trabajo y primer firmante de la patente es el gallego Luis Blanco Dávila ", apuntaban ya en 2015 desde la Xunta de Galicia. 

El pescado congelado

Instalaciones de la sede de Nueva Pescanova en Chapela, Redondela (Pontevedra).

En el verano de 1960, un empresa pesquera gallega realizó un pionero encargo a un astillero de Vigo: el primer arrastrero congelador de la historia. Así empezaba la historia de Pescanova, la compañía que inventó el pescado congelado y cambió para siempre el mundo de la industria pesquera y la alimentación.

"Desde 1961 surcamos los mares en busca de los mejores caladeros del mundo. Fuimos pioneros con la construcción del primer buque en incorporar la tecnología de congelación a bordo. Le siguieron otros, que en su momento fueron los mayores barcos congeladores del mundo, y pioneros en el procesado de pescado en alta mar", relata la propia empresa sobre un inventó que permitió a los barcos faenar durante semanas sin necesidad de volver a puerto, facilitando la pesca en caladeros más lejanos a lo habitual. 

El magnetófono que conquistó a Philips

El magnetófono gallego. Foto: Historia de la Radioafición Pontevedresa

Corría el año 1939 cuando los hermanos gallegos Juan y José Portela Seijo crearon un magnetófono capaz de grabar el sonido en un hilo de acero que resultó ser mucho más resistente a la oxidación que otros aparatos extranjeros en el mercado de la época. Lo más curioso de todo es que a finales de los años 40, la afamada empresa neerlandesa Philips quedó prendada del aparato, llegando a viajar a Santiago de Compostela para hacerse con la patente.

Sin embargo, estos hermanos gallegos se negaron a vender el registro y la comercialización tanto de esta máquina como de otros inventos, aunque la realidad es que se estima que después apenas lograron vender unas 20 unidades de las que tan solo se conserva una

Una máquina para extraer agua del aire

Máquina generadora de agua potable ideada por el vigués Enrique Veiga

La historia más reciente de la invención también ha dejado al mundo grandes creaciones made in Galicia. Sin ir más lejos, el ingeniero gallego Enrique Veiga logró idear en la década de los 90 ―cuando una severa sequía afectó al sur de España― una tecnología que permitía generar agua potable de la atmósfera.

Dicho mecanismo eléctrico funciona refrigerando el aire hasta condensarlo para obtener agua, apto incluso para ser utilizado en el desierto. El mecanismo de base es capaz de generar entre 50 y 75 litros de agua cada día, mientras que otros modelos de mayor envergadura alcanzan los 5.000 litros diarios. De hecho, el invento de Enrique Veiga llegó incluso a los campos de refugiados tras la fundación en 2017 de la organización benéfica Walter Inception. 

PeATO y la seguridad vial

José Manuel Pato González, inventor de varios métodos para la seguridad vial

En el ámbito de la seguridad vial, Galicia también presume de nombre propio: José Manuel Pato González, un empresario gallego de Laxe (A Coruña) que ahora trata de patentar un invento que podría ser el fin de los conductores kamikaze. El mecanismo en cuestión conforma una especie de barrera física que impide acceder a las vías en dirección contraria pero da salida a los vehículos que circulan correctamente.

No obstante, Pato González cuenta ya con varios inventos registrados en su haber y cedidos a la Xunta de Galicia, entre ellos un método para evitar atropellos en los pasos de peatones bautizado en 2009 como PeATO. Este sistema consiste en un mecanismo de bolardos conectados a un semáforo que cuando cambian a fase roja se alzan para evitar que los coches avancen por esta zona segura para los viandantes. 

Pilote Lámina

Sistema para la construcción de muelles e islas artificiales, más económico y ecológico. Foto: Autoridad Portuaria

Pilote Lámina es una tecnología de construcción que permite levantar muelles de manera más ecológica y económica, ideada por un investigador hijo de emigrantes gallegos.

El sistema en cuestión representó en su día un sistema novedoso debido a su reducido impacto ambiental en comparación con los sistemas tradicionales, así como por su rápida ejecución y fácil exportación.Además, el primer modelo ya patentado fue testado en Vilanova de Arousa, donde se ejecutó la primera obra a gran escala. 

Un airbag para contenedores de mercancías

Dispositivo Cobs

El ingenio y la creatividad gallego no cesan a pesar de la enorme competitividad que existe hoy en día. Un buen ejemplo de ello es el del ingeniero Carlos Freire, el cual lleva desde el año 2020 diseñando un dispositivo para tener localizados y a salvo los contenedores de transporte de mercancías en caso de que estos caigan al mar.

El proyecto, que lleva el nombre de Cobs y nació con una clara vocación medioambiental, pues hasta ahora nadie asumía los costes de recuperar un contenedor hundido y el desastre que esto supone para el medio. También presenta una clara rentabilidad, sobre todo en el caso de mercancías peligrosas o de gran valor, pues este sistema es todo un seguro para las cargas.