Llega el verano a Santiago y con él uno de los principales retos tanto de compostelanos como de universitarios: buscar piso. Las interminables colas en las inmobiliarias, el mal estado de muchas vivencias y los precios, cada vez más altos, hacen que encontrar domicilio en la capital sea muy complicado.  

Estas dificultades las sufren los universitarios, pues cada año abandonan las viviendas durante los meses de verano para, en septiembre, tener que buscar de nuevo un hogar.  Sin embargo, esto afecta también a trabajadores y familias que quieren cambiar de aires, mejorar sus condiciones o establecerse en la ciudad.  

Hablamos con todos ellos para saber cómo están viviendo esta búsqueda, además de con inmobiliarias y propietarios para saber en qué momento se encuentra el mercado del alquiler y qué perfil de inquilino es el más codiciado.  

La escasez de pisos 

Caetana González, estudiante de Economía, asegura que este año encontrar piso en Santiago es más complicado que nunca: ""Llevamos dos meses preguntando por todas las inmobiliarias de la zona, pero siempre nos decían que nos llamarían o que preguntásemos a finales de junio. Hace unos días decidimos hacer cola desde las 7 de la mañana en la Inmobiliaria Julio Gerpe para estar entre los primeros grupos. Vimos más de 15 pisos hasta que encontramos uno que nos convenció".  

Algo que comparte Nerea Varón, estudiante de Criminología, que señala los precios y las malas condiciones de las viviendas como dos de los principales problemas: "La mayor parte de los pisos ascienden a más de 200 euros al mes por cabeza sin gastos y con humedades e instancias en mal estado. Teníamos pensado gastarnos 200, pero la mayoría de pisos actualmente suben de 250 euros por cabeza".  

Unas quejas que comparten también trabajadores y familias, como Ángela Rivera, que tras casi 6 años en Compostela asegura que este está siendo, con diferencia, el peor: "Puede ser que mis estándares hayan subido, ya no soy estudiante. Busco un hogar, algo que por lo menos estructuralmente esté bien. La oferta es muy limitada y, además, encontrar piso debe ser algo que hagas mínimo con una persona más. Santiago hoy en  día no ofrece alquileres asequibles para gente joven que quiere independizarse sola".  

Precios desorbitados y viviendas en malas condiciones  

Según Vicente Martínez, de la Inmobiliaria Apóstol, en la actualidad al menos el 70- 80% de los inquilinos renuevan sus contratos por miedo a no encontrar piso. Algo que sucede incluso cuando alguno de ellos se marcha de Erasmus, cuando recurren a las redes sociales para encontrar sustitutos para ese tiempo. 

"Los precios varían según el estado de la vivienda, la proximidad al campus y el número de dormitorios. Ahora mismo están entre los 250 y 300 euros por habitación. Los pisos de dos están entre 500 y 600, los de tres entre 750 y 900, y los de cuatro entre los 1100 y los 1200. Un piso que hace un año estaba en 700, ahora está en 780", dice Vicente.  

Y es que vivir en Santiago es en 2024 un 10% más caro que en 2023, y las demandas de los inquilinos las mismas.  

"Busco un espacio que cumpla unos mínimos de habitabilidad, ya no volveré a  soportar, como hice durante muchos años de estudiante, paredes destruidas y manchadas, techos llenos de moho, puertas rotas, ventanas sin aislamiento… creo que es lo mínimo que se le debe de pedir a un casero que se está haciendo de oro alquilando sin ningún escrúpulo", explica Ángela.  

Los requisitos de los propietarios  

Personas como ella tienen muchas más dificultades que el resto para encontrar piso, pues la mayor parte de los propietarios buscan estudiantes y contratos de nueve meses. Este es el caso de Ana Armesto, que "valora positivamente que los inquilinos sean estudiantes" y que, reconoce, va subiendo el precio poco a poco cada año. 

"No tengo problemas ni con los niños, ni con las mascotas. Además, intento poner un precio razonable, pues ahora mismo son demasiado altos. Yo cobro 90 euros menos que lo que están cobrando, sobre 220 la habitación", sentencia Ana.  

Esta preferencia por el perfil universitario beneficia a los cerca de 25.000 estudiantes queque cada curso se matriculan en la Universidad de Santiago, pero perjudica a trabajadores y familias que buscar hacer su vida en Compostela. Aun así, muchos universitarios siguen teniendo que optar por residencias por la falta de pisos asequibles. 

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"Parece que Santiago busca durante los nueve meses de curso escolar estudiantes, y durante los tres meses restantes turismo. La gente que trabajamos en Compostela, que habitamos esta ciudad y queremos formar un futuro aquí parece que no tenemos oportunidades. No nos priorizan en absoluto, y es una pena. Me temo que si esto no cambia, de aquí a unos años personas como yo no podremos vivir aquí", concluye Ángela.