El verano aumenta la exposición al sol y se hace más necesario tomar medidas para proteger la piel. En líneas generales se recomienda evitar la exposición prolongada al sol, especialmente en las horas centrales del día, así cómo hacer uso de cremas protectoras y prendas de ropa que cubran zonas sensibles. Además, existen algunas recomendaciones extras para casos específicos, como es el de las personas que se vayan a realizar un tatuaje. 

"Lo más importante es protegerse del exceso de sol de radiación solar y tener en cuenta que siempre en verano va a ser mucho más intensa que en invierno", detalla el dermatólogo gallego Alexandre Docampo, quien recuerda que "las quemaduras, sobre todo en la infancia, son unos factores de riesgo de aparición posteriormente de melanoma o de cáncer cutáneo".

Ese riesgo no implica "no poder aprovechar para estar al aire libre o hacer deporte en la naturaleza, que es algo que no podemos hacer el resto del año", pero debe hacerse siempre "con protección solar", reitera, o haciendo uso de "medidas físicas, como sombreros, y yendo por la sombra".

El dermatólogo indica, no obstante, que hay ciertos tipos de piel más sensibles, como pueden ser las pieles con dermatitis atópica, que se pueden ver irritadas por la exposición constante a baños en piscinas y playas, en estos casos, es recomendable además "aclarase con agua dulce, y luego utilizar crema hidratante para reforzar un poco la barrera cutánea de la piel, que se deteriora con el contacto prolongado con agua".

El caso de los tatuajes

¿Y cómo actuar en caso de tener tatuajes? Docampo señala que en caso de tener un tatuaje desde hace tiempo, es decir, uno que ya esté curado, "no hay que hacer nada especial", eso sí, hay que saber que "con mucha radiación solar la tinta se puede degradar más fácilmente y deteriorarse antes".

El experto explica que los tatuajes, especialmente los oscuros, otorgan algo de protección frente a las quemaduras, "porque la tinta actúa como si fuera una sombrilla", pero eso "no quiere decir que no se pueda quemar también, con lo cual hay que utilizar protección igualmente".

Diferente es el caso de un tatuaje recién hecho. En este caso el tatuaje es como "una herida abierta", ya que al realizar el tatuaje "se hacen pequeña heridas en la epidermis para depositar la tinta en una capa más profunda". Es por ello que "se comporta como una herida, y cuando a las heridas les da el sol tienen riesgos". 

También hay que echar crema solar en los tatuajes Shutterstock

Entre los posibles riesgos el experto señala la "hiperpigmentación inflamatoria, es decir, que la zona quede más oscura de lo que debería, o que los colores se deterioren o vayan hacia donde no deben". Además, "como es una vía abierta también tiene cierto riesgo de sobreinfección".

Por tanto, "además de protegerlo siempre mucho el sol, tanto con protección solar como con ropa", también se debe proteger de los baños en piscinas y en aguas donde puedan vivir "ciertas bacterias que puedan infectar el tatuaje". "Hay que tener mucho cuidado y evitar durante un par de semanitas la exposición solar y los baños en el mar, piscinas etc.", recomienda.

¿Qué crema solar usar?

Cada año existen más cremas solares en el mercado que varían de marca, factor de protección, textura u olor. Respecto a cuál elegir de entre todas ellas, Docampo considera que lo más aconsejable es optar por una crema con factor 50 "porque nos va a proteger durante más tiempo y vamos a evitar el riesgo de quemaduras".

Igualmente, si se quieren evitar la aparición de manchas y el envejecimiento se puede optar por una que "incluya también protección contra la luz ultravioleta y la luz visible". En el caso de los tatuajes, aboga por "cremas reparadoras para heridas o para tatuajes que además tienen protección solar de factor 50".

Finalmente, Docampo aclara cómo funciona el factor de protección de las cremas solares, algo que sigue generando dudas en muchas personas. "El número que aparece nos indica la protección contra la luz Ultravioleta B, que es uno de los rayos que vienen del sol", apunta, y para calcular cuánto tiempo nos protege de ellos hay que multiplicar los minutos que tardaría nuestra piel en quemarse por el factor de protección. 

Es decir, "si una persona sin protección al sol tarda en quemarse diez minutos y usa una crema con protección solar de 50, habría que multiplicar esos números para ver cuánto tardaría en quemarse con la crema puesta". En este caso: "Esa persona se quemaría en 500 minutos".

Sin embargo, el dermatólogo alerta que "se tiende a sobreestimar bastante porque al final, con el tiempo, la crema se va diluyendo y no protege tanto tiempo como realmente marca", por lo que "hay que aplicarla con frecuencia, sobre todo si hemos estado en el agua".