Las empresas tecnológicas gallegas y su compromiso con la responsabilidad social
La finalidad última de incorporar criterios de responsabilidad social en la empresa no puede ser otro que el de caminar hacia la excelencia
7 febrero, 2020 09:35Hace unos meses se estrenó un interesante documental sobre Elizabeth Holmes, una joven promesa de Silicon Valley que dejó la Universidad para montar su propia empresa, Theranos, una compañía que creció vertiginosamente porque supuestamente había creado un sistema revolucionario para realizar análisis de sangre.
La idea era muy sencilla. Con un pequeño pinchazo en el dedo, era posible realizar más de doscientas pruebas diagnósticas. Sólo era necesaria una gota de sangre, que se introducía en un pequeño dispositivo, para saber a qué enfermedades se enfrentaba uno. A los pocos minutos la máquina, que fue bautizada como The Edison, ofrecía los resultados, que podían ser desde diabetes hasta cáncer de mama.
La propuesta, aunque revolucionaria e innovadora, solo tenía un único defecto: la máquina no funcionaba. En realidad no se obtenían los resultados esperados y, la mayoría de las veces, eran los propios laboratorios y no el aparato estrella quien analizaba la sangre de los clientes, que no eran conscientes del engaño.
De este modo, la empresa que prometía revolucionar todo el sistema de salud, y que llegó a estar valorada en 9.000 millones de dólares, se vino repentinamente abajo cuando se descubrió que todo en realidad era un fraude.
Ética y valores, las claves para conseguir una era digital responsable
El caso de Theranos trae a colación un interesante debate sobre la ética y la innovación, y cómo en el caso concreto de las compañías tecnológicas, la Responsabilidad Social es hoy día una herramienta esencial de competitividad y una guía fundamental de sus actuaciones por la especial influencia que este tipo de empresas ejercen en la vida diaria de las personas.
En su discurso de fin de curso en el ‘Commencement’ 2019 de Stanford, Tim Cook, CEO de Apple, puso de manifiesto su preocupación por el actual comportamiento de algunos de los llamados “gigantes tecnológicos”.
“Últimamente parece que esta industria tecnológica se está haciendo más conocida en el mundo por la innovación menos noble”. Y continúa: “La creencia de que se puede reclamar la confianza sin aceptar la responsabilidad”. “Lo vemos todos los días. Con cada violación de datos, cada violación de privacidad, cada afirmación descerebrada o promoción de discursos de odio que son amplificados; las noticias falsas que envenenan la “conversación” del país; o los falsos milagros a cambio de una sola gota de tu sangre”.
Reconocer la responsabilidad de la empresa
Si analizamos cómo ha evolucionado la responsabilidad social corporativa en los últimos años veremos que los grandes logros han venido de la mano de grandes crisis.
La década de los noventa estuvo salpicada de numerosos escándalos relacionados con las cadenas de suministro cuando algunas multinacionales se vieron cuestionadas por haber desarrollado un modelo de negocio global basado en trabajadores mal pagados -en muchos casos niños-, con derechos mínimos y en lugares de trabajo totalmente inseguros. A partir de ese momento estas empresas asumieron el reto de controlar sus cadenas de suministro hasta llegar al último de sus proveedores y algo que, unos años antes no consideraban que fuese parte de su responsabilidad, pasó de repente a convertirse en una prioridad.
En el caso de las tecnológicas, hasta ahora eran reconocidas por su alta capacidad innovadora y por proporcionar nuevos servicios a la sociedad, pero de un tiempo a esta parte estas compañías han visto mermada su reputación a causa de conductas poco éticas, e incluso delictivas, como las demandas a Google y Facebook por evasión de impuestos en Europa, la privacidad de los datos, el respeto a los derechos de autor, el derecho al olvido o las fake news. A raíz de ello, muchas de estas empresas se han dado cuenta que no siempre es posible delegar esa responsabilidad en otros (en sus usuarios o en algún otro sector implicado) y se han visto obligadas a revisar de nuevo todos los controles de su cadena de valor.
Galicia avanza hacia la construcción de un sector TIC innovador y socialmente responsable
En Galicia, podemos hablar de una marcada intención por parte de las empresas TIC de avanzar en el diseño de estrategias e iniciativas de RSE.
Así se desprende del informe publicado del Observatorio da Sociedade da Información e a Modernización de Galicia (2018) que pone de manifiesto que el 72,6% de estas empresas conocen el término Responsabilidad Social Empresarial siendo las de Telecomunicaciones las que más medidas de RSE aplican. Según este estudio, las políticas de RSE con mayor presencia son las referidas a la “seguridad e higiene en el trabajo” seguidas de las “políticas de conciliación laboral y familiar”.
En los últimos años, desde la Administración y otras entidades de carácter privado, se han impulsado diversas iniciativas en materia de RSE con el fin de aumentar su visibilidad y difundir buenas prácticas en el ámbito empresarial gallego.
Muestra de ello es la puesta en marcha del Observatorio de RSC de la Xunta de Galicia o el programa Transformatic en alianza con las tres universidades gallegas, los centros tecnológicos TIC y las empresas del Clúster TIC. Otro de proyecto destacable es RSE-TIC, una iniciativa en la que colaboran varios agentes del sector y que tiene como principal objetivo el impulso de la responsabilidad social tecnológica.
¿Pero qué diferencia a las empresas TIC de otros sectores a la hora de enfrentarse al reto de la responsabilidad social?
Por un lado pueden ejercer la responsabilidad social como una empresa más, midiendo sus impactos e incorporando acciones específicas en su estrategia de negocio como: integrar a personas en riesgo de exclusión social en la plantilla, promover el reciclaje, implementar políticas de conciliación familiar o de igualdad, fomentar el teletrabajo, reducir el consumo energético o fomentar el voluntariado.
O bien promover el uso social y responsable de sus productos. Es decir, impulsando el desarrollo de mejoras tecnológicas en otros ámbitos como la educación, la salud, la sostenibilidad, la conciliación, el buen gobierno, etc. Y todo ello dentro de un marco de valores y principios éticos que atiendan a los derechos esenciales de las personas y que contribuyan a construir una sociedad mejor.
Una de las mucha empresas gallegas que han sabido abordar la transformación digital de manera socialmente responsable es Tecalis Dexga, una consultora tecnológica ubicada en el municipio de Ames, que es todo un referente de excelencia y responsabilidad social gracias a un modelo de negocio único que combina la innovación tecnológica con la innovación empresarial.
Oficinas “healthy” con zonas de juegos, áreas verdes, conciliación familiar, flexibilidad laboral, seguro médico, actividades indoor-outdoor teambuilding, diversidad en sus equipos, zona de refrigerio saludable gratuita… todo en Tecalis está diseñado para el bienestar de su talento. El objetivo: mejorar la producción y la calidad de los proyectos e incrementar la fidelidad de sus empleados, lo que ha llevado a esta empresa a ser merecedora del premio Premio Europeo a la Gestión e Innovación Empresarial 2019.
Otro caso de éxito es Tokapp, una pyme viguesa que ha desarrollado una novedosa aplicación con el objetivo de facilitar la comunicación entre escuelas y familias respetando al máximo la privacidad de los usuarios. O la solución de seguridad marítima ajustada a las necesidades de todo tipo de navegantes de la empresa Safe2sea.
Se impone pues una innovación responsable que, sin embargo, no siempre es fácil. Lo nuevo no es sinónimo de bueno, y de ahí la importancia de innovar desde la responsabilidad considerando el propósito (purpose-driven innovation) e incluyendo las posibles consecuencias para la personas y para la sociedad. Porque la finalidad última de incorporar criterios de responsabilidad social en el ámbito empresarial no puede ser otro que el de caminar hacia la excelencia y porque “una empresa con principios nunca tendrá final”.
Romina Sande
Consultora especializada en proyectos de RSE/Educación/Comunicación