¿Se merece el tranvía de A Coruña una nueva oportunidad?
La decisión que se tome al respecto será "definitiva", según aseguran desde el Concello; entre las contras, el coste de la inversión y el peligro de los resbaladizos raíles; entre los argumentos a favor, el reivindicar un elemento diferenciador que no tiene ninguna otra ciudad de Galicia y que sería un aliciente para seguir creciendo en número de turistas
20 noviembre, 2019 06:00Han pasado ocho años desde que el último tranvía se deslizó perpendicular al Paseo Marítimo de la capital herculina. Su recuerdo parece seguir vivo en muchos coruñeses mientras ahora que se vuelve a estar sobre la mesa el debate de si debe recuperarse o definitivamente abandonar la idea y retirar de una vez por todas los raíles.
Una decisión en la que pesa un lado económico y otro más sentimental, aunque no menor. El concelleiro de Urbanismo, Vivienda, Infraestructuras y Movilidad, Juan Villoslada, aseguraba en una entrevista con Quincemil que antes de que se acabe el año 2019, tomarían una decisión sobre la retirada de raíles. Villoslada y su equipo trabajan en un informe que llevará a poner a fin las hipótesis. Pero antes de que se conozcan sus conclusiones es el momento de preguntarse, ¿se merece el tranvía de A Coruña una nueva oportunidad?
Factor económico
Lo primero es hacer números. Muchos coruñeses recuerdan que los tranvías iban a rebosar, pero también que existía un déficit de miles de euros en su gestión. El frío análisis de las cifras lleva a un cierto desánimo ya que el ponerlo de nuevo en funcionamiento requiere costes, al igual que hay una cuenta de 500.000 euros por pagar por su mantenimiento este tiempo. Aquel descarrilamiento ocurrido en 2011 fue el argumento final para su retirada, aunque ya en la época existía una visión del tranvía como transporte deficitario económicamente pese a los 190.000 pasajeros que lo utilizaban al año.
Masa crítica turística
Entre los argumentos a favor está la proyección turística de la capital herculina. A Coruña es una ciudad cada vez más turística y de esto ya no cabe duda. Una ciudad que apuesta por el turismo como uno de sus motores podría ver en la recuperación del tranvía una mejora de sus atractivos. El crecimiento de cruceristas ha sido vertiginoso en la última década. Un incremento en la masa crítica de turistas que llegan por mar que ha sido exponencial desde que el tranvía dejó de funcionar: mientras que en 2009 llegaron 53.574 cruceristas, en 2018, último año cerrado, fueron 178.965 pasajeros. El tranvía por el Paseo podría ser la primera "parada" de su escala.
Oporto como ejemplo
Si el futuro de la ciudad pasa por una apuesta por crecer en número de turistas, un modelo para ello podría ser la ciudad atlántica de Oporto. El plan para hacer despuntar la terminal de cruceros de esta ciudad portuguesa tiene en el tranvía una forma de potenciar su turismo urbano, también con raíles que corren paralelos a su paseo marítimo. Otros ejemplos podrían estar en el tranvía de Sóller en Mallorca o en el impacto social del tranvía Azul en Barcelona, que actualmente se encuentra en proceso de modernizar su infraestructura.
La peligrosidad de los raíles
La "maldita" curva de la Domus ha ocasionado más de una salida de vía. No son pocas las quejas respecto a lo resbaladizo de las vías, especialmente para motocicletas y cuando llueve. Frente a este problema, en caso de abogar por recuperar el tranvía, habría que estudiar soluciones que evitasen incidencias viales.
Si se retiran, ¿al museo?
Ya se llegó a hablar de la posibilidad de poner a la venta los convoyes y, si acaso, ¿dejar uno de ellos para poner en una rotonda? Otra posibilidad, en caso de que se decida la retirada, es la de construir un museo, por ejemplo en el edificio municipal donde ahora duermen los tranvías. Una acción que evidentemente supondría también una inversión, pero que funcionaría también como un atractivo turístico para la ciudad.
Medio de transporte "alternativo"
Un defecto de recuperar el tranvía es que difícilmente podría ser un medio de transporte al uso. Podría plantearse una intermodalidad de transporte que conectase la ruta del tranvía con el servicio de bus urbano. Incluso cabría la posibilidad de que los coruñeses pudiesen utilizar la tarjeta Millenium para usarlo y establecer para los visitantes un precio turístico diferente capaz de cubrir los costes al máximo posible.
¿Y qué dicen los turistas?
Por último, el comentario de un lector de Quincemil, que compartió una anécdota en nuestras redes sociales, ocurrida cuando llevó a una pareja extranjera a enseñarles A Coruña el verano pasado según su relato:
"Les invité a "pasearlos" por la ciudad para enseñársela. Él holandés y ella costarricense. A la altura de la parte de atrás del rectorado, mirando el paisaje y el dique de abrigo, me preguntó para qué eran esa vías y esas catenarias. Le expliqué que un día tuvimos un tranvía que hacía el recorrido -que le señalé en el mapa- y que un mal día un alcalde con la disculpa de "reparar" las vías, se lo cargó. "Desaparecieron" las catenarias -y las farolas blancas del Paseo Marítimo- y hasta hoy.
El hombre se llevó literalmente las manos a la cabeza y lo que hasta el momento era una persona calmada y que hablaba en voz baja, directamente se puso como un basilisco, casi a vociferar y gesticulando dijo: "¿Pero como podéis consentir semejante barbaridad? Esto es un crimen. Dime cómo puedo hacer para hablar yo con el alcalde, estoy dispuesto a ir personalmente y convencerlo de que no podéis prescindir de semejante lujo de tranvía" y que "si lo dejáis echar a perder, es que no os lo merecéis".
Puede ser que solo sea nostalgia, pero los que visitan A Coruña también parecen echarlo de menos, sin conocerlo, y el tranvía aún pervive como marca de A Coruña. No olvidemos que así empezó el transporte público en la ciudad y que podría revivir como un elemento diferenciador que caracterizaría a A Coruña como la única ciudad gallega con este clásico (¿ya pasado de moda?) medio de transporte.