La historia de Entre os Ríos empezó a escribirse en el año 1979 en un enclave privilegiado donde la naturaleza siempre ha sido la gran protagonista. Casualidad o causalidad, lo cierto es que la idea de convertir la antigua propiedad de unos molineros en un proyecto de vida y turismo rural surgió de forma totalmente espontánea. Podría decirse incluso que el espiritú de esta casa de aldea gallega ha ido tomando forma poco a poco desde que su principal impulsor, Francisco Crusat, encontrase lo que a sus ojos era un verdadero tesoro natural y patrimonial en el corazón de A Pobra do Caramiñal (A Coruña). "Mi padre fue aquel día a comprar un barril de vino y volvió con un barril y una finca", rememora César Crusat, la segunda generación al frente del negocio familiar.
Con el tiempo, y tras varios años de remodelaciones y uso particular, a finales de la década de los noventa el alojamiento de Entre os Ríos abrió sus puertas convertido en un auténtico remanso de paz rodeado de historia, tradición y paisajes verdes. Cabe destacar que en el presente, la cultura del vino y la sostenibilidad conforman dos de los pilares fundamentales dentro del ilusionante proyecto de la familia Crusat-González, cuyo hotel rural y bodega se encaminan cada vez más hacia un turismo rural 100% ecológico.
El encanto de un hotel ecológico
La ubicación privilegiada de Entre os Ríos es sin lugar a dudas uno de los grandes atractivos de este alojamiento rural en A Pobra do Caramiñal. La propiedad en cuestión se encuentra totalmente integrada con el entorno, en cuyo horizonte se dibuja una infinita naturaleza en forma de frondosos bosques, varias hectáreas de viñedos y la silueta entrecortada del río Pedras. En definitiva: un oasis rural donde cada uno de los huéspedes puede distanciarse del ruido y dejarse envolver por la enorme quietud que recorre este lugar único. En la actualidad, el hotel rural dispone de siete habitaciones, de las cuales cuatro son suites y una cabaña. "La cabaña de madera con vistas al río es nueva y cuenta con una habitación pequeña con cocina y bañera nórdica", apunta César. "Después tenemos otras dos habitaciones enmarcadas dentro de dos antiguos molinos de agua restaurados y que son la esencia de Entre os Ríos".
Al margen de los espacios privados, el hotel rural de Entre os Ríos también dispone de espacios verdes, una bodega privada y distintas zonas comunes para uso y disfrute de los huéspedes repartidos en sus más de 40.000 metros cuadrados de superficie. De entre todos ellos destaca el caso de la tradicional lareira, utilizada hoy por hoy como el lugar donde se sirve el desayuno o las comidas especiales. "En el caso de los desayunos tenemos la opción del servicio dentro de la cabaña o en la lareira", aclara el propietario sobre un extra que suele estar incluido dentro del precio de la estancia. Por otra parte, el entorno de la piscina natural y la sauna es el rincón favorito de los turistas durante la temporada estival. Además, la propiedad se encuentra rodeada de una gran cantidad de obras de arte que ponen el broche de oro a una estancia de lujo en plena naturaleza.
Resulta interesante señalar también en este punto el compromiso férreo que tiene el proyecto de Entre os Ríos con el medio ambiente y la idea de preservar el planeta donde vivimos. Lo cierto es que la familia Crusat-González lleva ya varios años realizando grandes y pequeños cambios tanto en la casa rural como en la bodega ―por ejemplo con la instalación de placas solares o aciones para el reclicado― para convertirse en un espacio 100% ecológico. "El certificado de calidad ya lo tenemos, ahora la idea es poder obtener también la certificación de Sostenibilidad Turística", afirma Crusat.
Enoturismo y futuro
Más allá del turismo rural, una de las piezas fundamentales dentro del proyecto de Entre os Ríos es el enoturismo. "Nosotros lo que estamos ofreciendo ahora mismo son experiencias gastronómicas, enológicas y una mezcla de ambas. Para nosotros la más importante, sin duda, es la enológica, que implica la visita a la bodega de la mano del propio bodeguero que es mi padre, Francisco Crusat", explica César sobre una actividad que incluye la degustación de dos albariños y un mencía con sus tres tapas de acompañamiento. Además, para conectar de alguna forma la casa rural con la bodega, las habitaciones de Entre os Ríos también cuentan con un jabón de manos elaborado con vino. En esta misma línea, según avanza el propietario, una de las ideas de futuro para el alojamiento pasa por agregar diferentes prácticas mindfulness mezcladas con el mundo del vino. "Yo lo que estoy buscando ahora es vender algo más que habitaciones; vender también sensaciones y experiencias para cliente", aclara Crusat.
En su razón de ser más personal, el proyecto de Entre os Ríos también se perfila como un auténtico museo etnográfico al aire libre. De hecho, la cultura de la molienda se mantiene reflejada a través de uno de los antiguos molinos de agua restaurados de la finca, al cual acudían antaño los vecinos de la zona con sus sacos de cereales para moler a cambio de una pequeña maquia. "Hasta hace sólo unos años la gente traía sus sacos y nosotros hacíamos la molienda y nos quedábamos con una parte para alimentar a los caballos y las gallinas", recuerda César. Además, aprovechando la colección particular de arte exterior e interior que recorre el grueso de la casa rural, la intención de los propietarios es tratar de identificar cada pieza artística con un QR para que los visitantes puedan disfrutar de una especie de visita cultural en este enclave mágico en el corazón rural de A Pobra do Caramiñal.