Mario Becerra

Mario Becerra Cedida

Ferrolterra

Un joven ferrolano con espina bífida se hace viral mostrando los obstáculos que sortea a diario

Mario Becerra sube las escaleras que lo llevan a su casa, en un edificio sin ascensor, con la fuerza de sus brazos

12 mayo, 2023 17:47

Mario Becerra nació con espina bífida abierta. Una condición que no le permite caminar y le obliga a desplazarse en silla de ruedas. Desde 2021 este joven ferrolano muestra en TikTok cómo es su día a día y en las últimas semanas se ha vuelto viral por un vídeo en el que muestra cómo tiene que subir los 36 peldaños que lo llevan a su domicilio en Caranza, ubicado en un edificio sin ascensor ni silla elevadora.

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El vídeo supera las 426.000 reproducciones y este joven, de 29 años, agradece los comentarios de ánimo pero manifiesta que antes "la gente me veía subir y bajar, sin más, y ahora dicen ‘qué fuerza’ y yo digo que es la misma fuerza que tenía antes de ser viral", recordando el esfuerzo diario al que se tiene que enfrentar, al igual que otras muchas personas con discapacidad. "A mi las escaleras no me limitan, yo tengo agilidad y llevo haciéndolo toda la vida, pero soy consciente de que mucha gente que vive en los alrededores no puede hacerlo", explica. Por ello, ahora que su voz es escuchada, pretende emplearla no solo por él, sino "por la gente que estamos en mi situación".

Por el momento, indica que no ha solicitado ningún tipo de ayuda a través de las vías oficiales para solventar este problema de accesibilidad en la vivienda, pero asegura que un vecino del portal, al que le ha sido amputada una pierna, acudió a la delegación de la Xunta de Galicia en Ferrol para buscar una solución, ya que él también tiene que sortear las mismas escaleras, y allí "le dijeron que enviase un escrito a A Coruña, pero que la resolución puede tardar mucho y que a lo mejor el edificio no es apto y la solución que le dieron fue que cambiásemos de piso, pero no tenemos la economía para hacerlo", denuncia.

Desigualdad en lo más básico

Las desigualdades siguen patentes en la sociedad, "se habla mucho de integración pero sigue habiendo mucho camino por recorrer", asegura el joven, que encuentra trabas en acciones que parecen tan simples como tomar un tren. Antes, Mario viajaba a Cantabria en este medio de transporte pero ha desistido de ello por varios motivos. "Me piden que lo reserve con una semana de antelación y hasta el día previo al viaje no me dicen si disponen de un vagón a ras de suelo para poder acceder con la silla. Además, ahora con el recorte de horarios ahora es imposible llegar allí. De Ferrol tengo que ir a Oviedo, pasar allí la noche y al día siguiente salir para Cantabria, pero eso es mucho dinero", lamenta.

Ahora, para completar ese trayecto, se desplaza en autobús, no sin antes sortear otros obstáculos, ya que para comprar el billete tiene que desplazarse a A Coruña (ciudad desde la que parte el ómnibus) y dar el aviso para que habiliten el bus. Todo esto hace que emplear el transporte público se convierta en "un privilegio", tal y como indica Mario.

También hace hincapié en que muchas aceras no están bien asfaltadas y no cuentan con el ancho necesario para que pueda ser empleada con una silla de ruedas. Además, "hay coches mal aparcados que me obligan a bajar por los bordillos", lo que compromete su seguridad. Ir al cine o entrar en determinados establecimientos no adaptados es también una odisea y afirma, resignado, que "son peleas que tenemos que vivir".

Al ser preguntado por el daño psicológico que pueden llegar a producir este tipo de dificultades a las personas que los tienen que sortear, responde aludiendo a un episodio que vivió en su infancia. Mario vivía en Valdoviño con sus padres pero, al trasladarse a Narón, tuvo problemas para escolarizarse en el CEIP de Piñeiros. "Yo estaba haciendo segundo de primaria y el colegio no me permitía inscribirme y la solución que daban era que me fuese a un centro de educación especial. Tras manifestaciones y encierros en el colegio, conseguimos que hiciesen la rampa que hacía falta, que era lo único que había que poner, porque ya había ascensor", recuerda.