Ibai Llanos se ha convertido en una de las personas más conocidas de España en este último año y ha llegado más alto y más lejos que cualquier youtuber, streamer o influencer hasta la fecha. El culmen de su popularidad y de las reacciones que su éxito genera ha llegado en las últimas semanas: Ibai fue invitado personalmente por Messi a su presentación por parte del PSG en detrimento de toda la prensa deportiva española, ha retransmitido el debut del astro argentino en la liga francesa en su propio canal de Twitch y hace solo unos días se ha embarcado con el mismísimo Gerard Piqué en la compra de una plaza en la primera división española de League of Legends por 300.000 euros.
Estas noticias, especialmente las dos primeras, han generado numerosa controversia por lo extraordinarias que resultan. En menos de una década, los youtubers y streamers han pasado de ser una anécdota que de vez en cuando alguien se atrevía a sacar en los periódicos a convertirse en una realidad verdaderamente molesta para el “orden establecido”, todavía un tanto incrédulo ante el fenómeno. Tras comprobar los hechos y los abrumadores números, bastante gente se enfada: algunos por sentirse amenazados, otros por simple envidia.
Ya se ha repetido en numerosas columnas de opinión que Ibai es entretenimiento y no periodista, y por ello no le va a quitar el trabajo a Juanma Castaño ni a Matías Prats. Lo que no se ha contado demasiado es que la historia de éxito de Ibai no es por un golpe de suerte, sino por puro trabajo duro y por saber tomar en cada momento las decisiones adecuadas sobre su carrera.
Ibai Llanos solo tiene 25 años pero lleva 6 o 7 años siendo una cara muy conocida en Internet. Llanos comenzó siendo comentarista de eSports (“caster”) de las partidas de la Liga de Videojuegos Profesional, consiguiendo dinamizar las retransmisiones del complejo videojuego League of Legends del mismo modo que hace décadas Andrés Montes lograba mantener despiertas a miles de personas con sus locuciones de la NBA. Las carismáticas narraciones de Ibai enseguida le hicieron muy popular entre los quizás 100 o 150 mil seguidores que tenía la LVP en esos momentos, pero también poco a poco muy conocido entre los 2 o 3 millones de jugadores habituales que tenía (y mantiene) el videojuego League of Legends en España.
Posteriormente compaginó la LVP con la presentación de un programa llamado Hoy no se sale en la plataforma UBEAT, una especie de late-night dedicado a los eSports y al mundillo de internet que acrecentó aún más su fama. El momento del bum definitivo del vasco se produce a principios de 2020, cuando deja la LVP, comienza a crear contenido para G2 Esports y empieza a relacionarse con futbolistas y otros famosos a través de su canal de Twitch. Tras tomar partido (a favor de Hacienda) en la polémica de los youtubers y Andorra, la popularidad de Ibai sigue disparándose, hasta el punto de que en enero de 2021 se establece completamente en solitario.
Ibai no es un chaval que ha tenido éxito por sorpresa en Internet y luego se ha profesionalizado a marchas forzadas, sino que es un profesional de la comunicación que se ha convertido en influencer, y por eso lo ha hecho todo tan bien, sin decir una palabra más alta que la otra y sin quedar nunca como un gilipollas, como le ha pasado a tantas decenas de estrellas de Internet. Es simplemente un tipo con talento que ha realizado una serie de trabajos de gran calidad, que le han ido haciendo cada vez más popular, hasta convertirle en una estrella.
Que estos trabajos no hayan sido en los medios clásicos como periódicos, radio o televisión, sino a través de canales y plataformas online, no hace menos real y meritorio su éxito. Ibai no va a saltar a la televisión tradicional, ni tampoco se va a conformar con hacer un cameo en una película de Torrente como hicieron ElRubius y compañía en su momento. Que invierta en empresas con Piqué, juegue online con Courtois o sea tan amigo de Messi da una dimensión de hasta qué punto ha madurado el mercado de los streamers e influencers. Su fenómeno y hasta donde llega demuestra que Twitch e Internet en general ya no son un nicho, sino algo principal, y la amenaza que esto representa es que los medios de siempre puedan comenzar a convertirse en nichos. Esas son las ampollas que Ibai Llanos verdaderamente ha levantado.