En un escenario sombrío y enigmático, el Real Club Deportivo de La Coruña se convierte en el protagonista de una trágica obra. Como si estuviéramos presenciando una representación teatral al estilo de Hamlet, nos encontramos sumidos en la incertidumbre y el dilema existencial.
En el oscuro telón de fondo de la derrota en Castellón y la pérdida de la oportunidad de ascender al fútbol profesional, un nuevo acto se desenvuelve sin previo aviso. En medio de la oscuridad de la noche, la junta directiva es destituida de forma repentina y sorprendente. Pero lo que realmente estremece nuestros corazones es la caída del entrenador, aquel que gozaba del apoyo incondicional de la multitud esfervescente. Fue despojado cruelmente de su posición, como si una fuerza misteriosa guiara los hilos invisibles del destino.
Nos encontramos en un escenario donde el club se convierte en un títere manipulado por las manos ocultas de la propiedad. Los fieles seguidores, relegados a simples espectadores, presenciamos cómo el vínculo centenario con nuestra amada institución se desvanece lentamente. La falta de comunicación y transparencia ha borrado la línea entre un club de fútbol y una empresa impersonal.
El alma del Depor se ve amenazada, mientras la bruma de la incertidumbre envuelve su existencia. ¿Cuál será el destino de nuestro equipo en esta obra trágica? Nos preguntamos si deberá luchar contra su propia tragedia interna o si sucumbirá bajo el peso de los intereses egoístas.
En esta danza macabra de luces y sombras, es imperativo que nos preguntemos: ¿ser o no ser? ¿Seremos meros espectadores pasivos de esta triste representación o alzaremos nuestras voces como protagonistas decididos a cambiar el rumbo de nuestra historia?
Es hora de interpretar nuestro papel en esta obra. Debemos unirnos como actores en escena, levantar el telón de la participación activa y exigir que la grandeza del Real Club Deportivo de La Coruña sea preservada. La máscara de la opacidad debe ser arrancada, revelando la verdad y el compromiso real con la pasión y el espíritu deportivista.
Que la obra continúe, y que nosotros, los verdaderos protagonistas, escribamos un nuevo acto de gloria para nuestro amado Real Club Deportivo de La Coruña.