Esta semana A Coruña recibió una gran noticia que se ha estado cocinando a fuego lento durante meses. La ciudad será sede del Mundial 2030, la única del noroeste español. A Coruña estaba desde hace meses en una lista de quince sedes, de la que finalmente se han caído cuatro: Murcia, Gijón, Valencia y Vigo han dicho adiós. A Coruña se queda y repetirá el honor de albergar un Mundial, que ya tuvo en 1982.

Es un poco obvio decir que el Mundial 2030 es una buena noticia y oportunidad para la ciudad, pero para valorarlo hay que ponerlo en contexto. 48 años atrás, fueron 5 de 17 las sedes en el noroeste español para la cita mundialista: Gijón, Oviedo, Vigo, Valladolid y A Coruña. En este 2030, solo A Coruña lo será. En 1982, el noroeste español representaba un peso demográfico y económico mayor que el de hoy en día, pero eso no es suficiente para explicar el descalabro.

Si se echa un vistazo a la distribución de las 11 sedes de España (hay otras 3 portuguesas y 6 marroquíes), uno puede darse cuenta de lo singular de la situación. Si quitamos la de Canarias, nos quedan 10 en la España peninsular, y siete de ellas están en el “cuadrante rico” del país: dos en País Vasco, dos en Barcelona, dos en Madrid y una en Zaragoza. El resto del estado está representado por A Coruña y las dos grandes ciudades andaluzas, Málaga y Sevilla. Merece mención especial el vacío en el levante español. Ni Baleares, ni la ciudad de Valencia, tercera de España, ni la enorme área metropolitana que conforman Alicante, Elche y Murcia tendrán partidos del Mundial.

Más allá de lo injusto que pueda resultar esto, especialmente para los de Vigo y por lo tanto para Galicia en su conjunto (y dicen que Portugal ha perjudicado las opciones viguesas), lo cierto es que a A Coruña le ha tocado la lotería. La ciudad da un paso más para situarse en el mapa, posicionarse como gran referente del noroeste español y darse a conocer en el resto del mundo. No es lo mismo el impacto global de un Mundial de Fútbol en 1982 que el que tendrá el de 2030.

Probablemente en 2030 no se disputen más de tres o cuatro partidos en el estadio de Riazor, pero tras el evento a A Coruña le quedará un aforo de 48.000 localidades, un 50% superior al que tiene ahora. En mi opinión, la gran oportunidad para el estadio municipal y la ciudad no solo es recortar la lista de espera de socios del Dépor y convertir al templo blanquiazul en un infierno para los rivales, sino poder hacer con Riazor algo similar a lo que el Real Madrid ha hecho con el Bernabéu. Desde la última reforma, el estadio madrileño se ha convertido en un centro de eventos que está generando ingente riqueza para el club, y también para la ciudad.

Se tiende a pensar (y gusta hacerlo) que todo el nuevo Bernabéu lo ha diseñado Florentino Pérez y posteriormente ejecutado con sus empresas, pero lo cierto es que hubo varias gallegas implicadas en su fabricación, de manera destacada las arteixanas Horta Coslada y Alumán. En la propia área metropolitana de A Coruña hay conocimiento y capacidad para convertir Riazor en una virguería y hacer que el estadio municipal tenga más usos que el de un partido cada dos semanas. El emplazamiento en el centro urbano y frente a la playa es inmejorable, y también lo es la ventana de oportunidad para la ciudad.

¿Por qué no va A Coruña a acoger grandes eventos como un concierto de un gran grupo internacional? A mediados del año 2023 hubo varios miles de gallegos y asturianos que viajaron a Coimbra (140.000 habitantes) para ver a Coldplay en alguna de las cuatro actuaciones que el grupo británico tuvo en el estadio de esta ciudad del centro de Portugal (las de España fueron posteriormente en Barcelona). ¿Por qué no iban a hacer lo mismo toda la cornisa cantábrica y gran parte de Portugal para ver un espectáculo de referencia en A Coruña?

Otra oportunidad que otorga el Mundial 2030 a A Coruña es atraer atención, y por lo tanto inversiones, para la infraestructura turística de la ciudad y su área metropolitana. En los últimos años han proliferado los pisos turísticos para satisfacer una demanda de alojamiento que es real, generando sin embargo un impacto nocivo en la vida de los coruñeses. También se han abierto una serie de emplazamientos alternativos como cabañas y espacios diferentes en los alrededores de A Coruña, pero hace tiempo que no se inaugura un nuevo hotel. Los últimos fueron el Hilton de Zalaeta en 2020 y el Noa Boutique Hotel de Santa Cruz, hace ya cinco años. Este último es espectacularmente bonito, pero solo tiene 32 habitaciones.

A la ciudad de A Coruña le faltan desde hace tiempo establecimientos turísticos de referencia como los que tiene Santiago de Compostela. El único hotel de cinco estrellas de la ciudad es el Finisterre, y A Coruña palidece si se compara con la capital gallega. Además de contar con lugares de ultralujo como Quinta da Auga o la Casa Beatnik, de los nueve hoteles de cinco estrellas de Galicia, cuatro están en Santiago (Reyes Católicos, Araguaney, Palacio del Carmen y NH Collection). Los otros cinco se distribuyen así: dos en Vigo, uno en A Toxa, otro en la Ribeira Sacra y el otro restante en A Coruña.

El Mundial 2030 será una buena oportunidad para que la ciudad dé un salto a nivel turístico y reciba este tipo de inversiones que hace tiempo que no atrae, por mucho nombre que esté ganando a nivel empresarial y cultural. Por supuesto, no todo viene gratis y fácil. Las obras de Riazor a buen seguro van a ser complicadas y causarán molestias. El tiempo dirá si el resultado merece la pena.