Visibilidad Trans
Una reflexión acerca de la visibilidad del colectivo transexual con motivo del día dedicado a ella, el pasado 31 de marzo.
Esta semana, el pasado 31 de marzo, fue el día de la visibilidad trans.
A lo largo de mi vida he conocido a personas trans. En ellas se puede ver el sufrimiento que han pasado, esos continuos juicios de valor y de falsa moral a los que son sometidos a diario. Sumado al malestar y la angustia que puede producir la discordancia entre el sexo mental y el sexo biológico, son sometidos a críticas, cuestionados y juzgados por una sociedad que considera que algo desconocido o fuera de la norma es inaceptable.
Yo, en mi condición de homosexual, en algún momento de mi adolescencia he sentido discriminación porque mis gustos sexuales no eran los que mis compañeros de instituto esperaban. Me pongo en la piel de personas trans, en su época adolescente, e imagino que, al ser cambios más visibles, la discriminación tiende a ser mayor.
Según avanzamos en nuestras vidas, y llega el momento de la incorporación al mundo laboral, las personas transexuales (aquellas que no se quedan por el camino dada la tasa tan elevada de suicidios), lo tienen mucho más complicado a la hora de encontrar trabajo.
Son personas encasilladas en trabajos relacionados con la estética, la belleza, en peluquerías… Eso en el mejor de los casos. Gran parte se ve obligada a la prostitución, pues muchas mujeres trans se ganan la vida a través del trabajo sexual.
Se tiende a asociar la transexualidad femenina con la prostitución y el mundo del espectáculo. Es difícil imaginar un hombre o mujer transexual como profesora, policía o médico.
En algunas series de televisión podemos ver la inclusión de personas transexuales desempeñando trabajos cotidianos.
Hace poco pude ver la serie “Merlí” en la que, una nueva profesora transexual, Quima, orgullosa de su manera de ser es aceptada y querida por todos sus alumnos y compañeros de trabajo. Es una buena forma de visibilizar y normalizar.
Deberíamos reflexionar, deternos a pensar en ello. Empatizar con la situación, con la dificultad que ya de por si sufren estas personas. Somos conscientes de que esto puede suceder en nuestro entorno familiar cercano y es por ello que conocer y saber afrontar la situación con toda la naturalidad posible beneficia, no sólo a nosotros mismos, sino a la persona que decida pasar por la transición y convertirse en quien realmente es.
Somos muy capaces de ello.