Conocí a Isaura el verano del año pasado. Era una mujer muy enérgica y luchadora. Se encargaba del área LGTB del PSOE en el parlamento. En poco tiempo empatizamos y mantuvimos muchas conversaciones.
Siempre me decía que cuando iniciaba una guerra era para ganarla. Esta guerra no la pudo ganar después de 4 años de intensa lucha. En sus últimos días me explicaba la gravedad de su situación; lo decía con tanta fuerza que empequeñecía la enfermedad.
Trabajamos juntos los últimos meses y lo hizo hasta que no pudo más. Hablamos por teléfono por última vez el pasado viernes. Su voz ya era débil pero seguía con su intención de seguir luchando. Llevó el área LGTB con ejemplaridad y con una capacidad de trabajo extraordinaria.
Estoy orgulloso de que se haya cruzado en mi camino aunque lamento que fuera por poco tiempo.
Tengo que agradecerle todos sus consejos, sus buenas palabras y sus ganas de hacer cosas, porque como ella siempre decía: “lo importante es hacer”.
Recalcaba que con mi ímpetu y con su experiencia haríamos mucho. Estaba encantada con Icía y conmigo, y para ella era una etapa genial.
Nos quedaron muchas cosas por terminar. Pero tened la seguridad que Icía y yo continuaremos con todos esos proyectos que ella había iniciado.
Gracias, Isaura, por tu compromiso, no sólo con el partido que nos unió, sino con la causa LGTB en la que te involucraste de manera incansable. Gracias por guiar mi camino y por todas esas conversaciones en las que me aconsejabas.
Has demostrado hasta el final que eres una luchadora y que contagias con tu fuerza a quienes te rodean.
Como dice una gran amiga mía y compañera: “que la tierra te sea leve”.
Ten por seguro que todos esos proyectos de los que habíamos hablado los concluiremos con tu recuerdo siempre presente.