Antes de que la pandemia pusiese el mundo patas arriba, nunca habríamos creído que 2021 iba a ser un año tan importante para Alvedro como finalmente lo será. Llegan retos complejos como el impacto final que la Alta Velocidad tendrá en rutas del peso de Madrid, la toma de control de Air Europa por Iberia con la consiguiente falta de competencia entre aerolíneas en la ruta, o el modo en que nuestro aeropuerto ha de reiniciar su mapa de destinos para un mundo postCovid.

Alfonso Molina tuvo un sueño que como alcalde no pudo llegar a inaugurar. Su prematura muerte le impidió estar al pie de la pista un 25 de mayo de 1963 del aeropuerto que con tanta ansiedad impulsó. A Coruña llevaba esperando desde los años 20 para tener al fin un aeródromo fundamental para el desarrollo económico de la Galicia del norte con el que Santiago y Vigo -inaugurado 9 años antes- ya contaban. Lejos quedaban aquellos proyectos multipistas en una desecada Ría do Burgo o el sueño de una gran infraestructura en A Laracha, Alvedro sería el aeropuerto coruñés.

El balance tras 58 años recién cumplidos y el tráfico de decenas de millones de pasajeros es difícil calcular. El impacto no es sólo económico y social sino de desarrollo local sobre la “ciudad de las rías”. En 2021 toca reposicionarse porque el horizonte postCovid es duro e incierto para todos pero Alvedro ha de despejar varios interrogantes. 

Es momento de planificar, de negociar de cara al 2022 un mapa de rutas ambicioso tramitando en caso necesario convenios que empujen a la recuperación. Volver no sólo a donde nos encontrábamos en 2019, año de récord histórico de pasajeros, sino llevarnos donde Alvedro ha de estar en su papel de hub empresarial y turístico. Es una demanda clara del tejido social de la capital económica del noroeste del país. Un potente mapa de rutas ha de garantizar la accesibilidad a las principales ciudades de la península. Del mismo modo, toca exigir una relación lógica de vuelos internacionales, volviendo a conectar no sólo con Londres Heathrow sino incluyendo otros dos o tres hubs europeos que sitúen A Coruña a un salto de cualquier punto del mundo.

En un año Xacobeo con prórroga como este, se echa de menos un apoyo decidido por un motor claro de crecimiento como Alvedro que necesita los mismos recursos que cualquier infraestructura gallega. Urge una coordinación real del mapa aeroportuario y dejar atrás la guerra de migajas a las que parecemos estar condenados un año tras otro por una visión cicatera de lo que deber ser negocio y turismo en Galicia. Por otro lado, el fantasma de Oporto parece darse una pausa porque ahora el “coco” es la Alta Velocidad. Aclaremos que un aeropuerto a 300 km nunca ha influido nada en Alvedro. La llegada del AVE de Renfe supone más incertezas a una ruta, la líder de nuestro aeropuerto, que esta semana aún anunció un fuerte refuerzo en vuelos cuando todos los análisis llaman a prepararse para una caída aproximada de un 50% del pasaje con destino Madrid. Esa ciudad acostumbrada a tener cierta competencia en precio y servicios por parte de Air Europa e Iberia, desaparecerá poco a poco por la toma de control de la primera por parte de la segunda y todos sabemos lo que significa la falta de competencia porque ya lo vivimos hace unos años.

¿Tendremos respuesta a mitad de década sobre los interrogantes de Alvedro? Seguro que sí. A Coruña necesitará un nuevo aeropuerto porque su terminal, ya desfasada hoy, tendrá más de 30 años de uso y seguirán liándose colas interminables, servicios de todo tipo sobresaturados, soluciones temporales absurdas… para dar servicio a más de un millón de pasajeros anuales. La caída de pasaje de la ruta con Madrid se notará menos que en el resto de terminales gallegas, no nos engañemos, y no sólo por una cuestión de cercanía o sostenibilidad. No será A Coruña la ciudad española que quede a menos de 3 horas de Alta Velocidad de la capital de España y se recomiende usar tren por avión. A nosotros en el mejor de los casos Madrid nos quedará a bastantes más de 3 horas. Alvedro caerá menos  porque históricamente para la capital herculina, Barajas no ha sido ni es un aeropuerto terminal sino de enlace hacia las decenas de destinos del mundo con que conectar el tejido social y empresarial en su condición de motor económico de la comunidad. Tras años como el 20 o el 21, reactivarse pasa por apostar decididamente por nuestro aeropuerto.

Xosé Ramón Nóvoa es presidente de Alvedro VUELA MÁS ALTO

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