La sostenibilidad es ya una realidad social, empresarial y política. 

La concienciación y los esfuerzos de muchos agentes son innegables, se ha conseguido generar una alarma colectiva que era necesaria, pero hoy quiero hacer una llamada a algo que creo nos está faltando: el optimismo en el cambio. 

Ante retos tan complejos, el optimismo de todas las personas juega un papel fundamental. Sin optimismo, no hay sostenibilidad y sin sostenibilidad no hay futuro. 

Hoy en día este optimismo es muy difícil de mantener, simplemente abrir una página web, red social o encender la televisión y nos encontramos con crisis geopolítica, crisis energética, crisis de materiales, crisis sanitaria, crisis económica, guerras, incendios, sequías o injusticias sociales. Con este contexto, es difícil creer en el futuro. 

Cuando leemos estas noticias ocurre en nuestro cerebro un sesgo conocido como el sesgo de la disponibilidad. Se trata de la tendencia que tenemos las personas de juzgar la frecuencia o probabilidad de un acontecimiento en función de lo sencillo que es para nosotros encontrar ejemplos y recuerdos relacionados con ese acontecimiento en el presente. 

Por supuesto que el cambio climático y la desigualdad social están incrementando los fenómenos extremos en muchos aspectos, pero si solo nos fijamos en el presente y la actualidad perdemos la perspectiva sobre todo el progreso que hemos conseguido en los últimos años. Cambios tan sistémicos como estos requieren tiempo, y para que se produzca este cambio es fundamental celebrar y entender el progreso conseguido. 

Al igual que estamos constantemente expuestos a estas noticias que nos restan nuestro optimismo, nos perdemos otras que son también relevantes:

• ¿Sabías que en los últimos 150 años el porcentaje de población en pobreza extrema ha pasado de un 90% a una cifra cercana al 20%?

• ¿Habías leído que el acceso de la población a electricidad ha pasado de un 75% a un 90% en los últimos 20 años?

• ¿Te habías parado a pensar que la proporción de mujeres en puestos de responsabilidad en parlamentos nacionales ha pasado de un 14% a cerca de un 26% en los últimos 20 años?

Creo firmemente en que si no tenemos optimismo y no creemos en el cambio, nunca vamos a conseguirlo. Animo a todas las personas que se esfuerzan en construir un mundo mejor a tener este pensamiento crítico y a mantener la fe y el optimismo a pesar de que el día a día solo nos enseña las dificultades. 

Me gustaría terminar esta reflexión con una frase de Raymond Williams: "Ser verdaderamente radical es hacer que la esperanza sea posible, y no que la desesperación sea convincente".

Todos debemos remar en la misma dirección, la única dirección posible que impulsa el futuro de nuestro planeta y de nosotros como sociedad.