Varias decenas de sindicalistas llevan semanas intentando someter a la ciudad de A Coruña a un chantaje con el tema de las basuras. Por el momento, el gobierno local planta cara mientras la ciudadanía se tapa la nariz. Es bueno ver cómo todas las fuerzas políticas de María Pita han hecho piña y se han dado cuenta de que no habrá una mejor oportunidad que esta para afrontar un problema que la ciudad arrastra desde hace décadas y que solo puede seguir empeorando.
Si el ayuntamiento aguanta y la empresa concesionaria sigue siendo firme, es posible que la ciudad deje de ser por fin rehén de un grupo de personas que llevan años enriqueciéndose a costa de los servicios públicos. Una de las anécdotas de estas semanas de mal olor y pirámides de bolsas de basura es la del área de A Zapateira. En esta zona de montes al final de la ciudad hacen frontera los municipios de A Coruña, Arteixo y Culleredo, y muchos vecinos de la parte coruñesa han encontrado una solución temporal bastante cómoda: llevar su basura en coche a uno de los contenedores de un municipio vecino.
Este absurdo está ocurriendo en esta situación de crisis, pero cada día sucede algo tan ineficiente como que tres servicios de recogidas de basuras diferentes suban por el monte, cada uno por un camino, para recoger las bolsas y los desperdicios de la parte de A Zapateira correspondiente a cada concello. En efecto, los diferentes concellos de la comarca de A Coruña tienen diferentes recogidas de basuras. Siete están integrados en el Consorcio das Mariñas, mientras que A Coruña y Arteixo van por libre.
Del mismo modo que una persona puede levantarse de la cama en Sada, hacer la compra en Oleiros, trabajar en Arteixo e ir al centro comercial en A Coruña, la basura que vaya generando a lo largo del día será tratada por concesiones diferentes. Cada una de su padre y de su madre, con sus propias normas, y afortunadamente solo una con un sindicato de trabajadores de película de gangsters.
Ha pasado ya más de un año desde las elecciones municipales y nada ha cambiado en cuanto a la entelequia del área metropolitana coruñesa. Hay un agravante de esta inacción: se han mantenido los gobiernos de casi todos los ayuntamientos implicados, por lo que la aclimatación no sirve de excusa. El proyecto está -o al menos, parece estar- completamente parado, sin que se haya dado ningún paso.
Quizás una recogida de basuras metropolitana pudiese degenerar en una situación similar de chantaje por parte de un sindicato, pero al menos en normalidad se optimizarían mejor los recursos y se podría hacer fuerza común para campañas de concienciación de reciclaje, separación de residuos, y temas similares.
Probablemente se podrían atenuar los constantes problemas con los transportes públicos: una flota de taxis para todo el área urbana y un servicio de autobuses integrado harían que todo funcionase mucho mejor. No es solo que los buses de Tranvías no puedan llegar hasta Sabón, es que el bus azul que te lleva desde el centro de A Coruña hasta el aeropuerto no te permite bajarte dentro del término municipal de la ciudad, solo a partir de Palavea, ya entrados en Culleredo. Al final, servicios privados como Cabify o la empresa de carsharing Mobify tienen unas enormes ventajas al no operar atenazadas por límites y cuotas municipales.
Mientras todos hacemos cola en el Obelisco o en la Plaza de Ourense después de un concierto, los taxistas de Arteixo, Culleredo u Oleiros están fuera de juego, durmiendo plácidamente en sus casas, sin poder ayudar a atender la demanda de la ciudad principal. Lo mismo sucede cuando decenas de personas podrían coger un taxi en las fiestas de Arteixo, O Burgo u Oleiros. La enorme flota de taxis de A Coruña no puede echar una mano, tan útil a esas horas para evitar disgustos al volante.
Podría poner más ejemplos, incluso algún tipo de operación policial metropolitana contra los maleantes que andan liándola en la playa de Mera.
El Mundial 2030 no solo es un reconocimiento a la ciudad, sino también a toda su área metropolitana, que es lo que desde fuera se entiende como A Coruña. A medida que la capital y su área sigan creciendo en habitantes, en economía y en relevancia cultural y social, la ausencia de una coordinación entre los diez u once municipios que la conforman va a generar ineficiencias y problemas, pero sobre todo nos va a hacer perder oportunidades.
PD: Está de moda, cuando hay un suceso criminal y no se dan detalles del detenido, que las personas intolerantes con los migrantes digan en redes sociales que "no come jamón" o que es de "Jovenlandia", haciendo referencia a que el presunto autor puede ser del norte de África. Sin embargo, los que queman contenedores en A Coruña comen bastante jamón (alguno incluso ibérico de bellota) y todo parece indicar que han nacido aquí, en Viejolandia. El problema más duradero de salud pública y seguridad de las últimas décadas en A Coruña ha sido provocado por paisanos.