De qué hablan cuando hablan las mujeres
La abogada y fundadora de Sumamos reflexiona sobre la importancia de tejer redes profesionales que fomenten el apoyo y la visibilidad del talento femenino
Hace unos años el New York Times titulaba que había más posibilidades de que llegases a CEO si te llamabas John que si eras una mujer. Suena ridículo, pero no sorprende. Sólo el 4,2% de las mujeres ocupaban puestos de CEO en las 1.500 empresas más grandes de Estados Unidos. De esas mismas 1.500 empresas del S&P, el 5,3% de los CEO se llamaban John y el 4,5% David*.
No hay una sola razón que explique por qué es así, son muchas las razones y de todas ellas hablamos cuando las mujeres nos hemos decidido a hablar. Llevamos 10 años y más de 50 encuentros en el grupo Sumamos, Red de Mujeres Profesionales, escuchando las trayectorias profesionales y las vivencias personales de muchas mujeres. Hemos hablado de liderazgo, de ambición, de inseguridades, de retos, pero también de familia, de nuestra presencia en muchos sectores y de cómo nos sentimos con todo ello. Hemos hablado entre mujeres y hombres y vamos a seguir haciéndolo, porque el simple acto de hablar abiertamente de nuestros patrones de comportamiento hace que el subconsciente se vuelva consciente. Todos nosotros – hombres y mujeres por igual- necesitamos comprender y reconocer los estereotipos y los prejuicios que pueblan nuestras creencias y que perpetúan el status quo existente. Sabemos que es un terreno pantanoso y que marca a quien lo transita.
Uno de los temas más recurrentes es el diferente comportamiento de mujeres y hombres a la hora de relacionarnos en el ámbito profesional. Eso que se llama ahora llamamos networking se ve como una pérdida de tiempo por muchas mujeres. Hemos escuchado muchas veces cómo nuestras contertulias creen firmemente en que son sólo los resultados los que hablarán por ellas, o que es la meritocracia exclusivamente lo que te hace medrar en una organización. Y muchas en cambio nos han dado muestras de la importancia de los contactos, de los mentores, de la red de apoyo; en definitiva, de todas esas relaciones que se tejen más allá de la oficina. Por eso nos ha parecido tan revelador que este año la Real Academia Galega, escogiera "comadre" como la palabra del 2022. Esa relación de confianza femenina que va mucho más allá del parentesco y de la edad. Si el compadreo ha existido siempre, es ya momento de comadrear. Con ese estilo propio, cuidando las unas de las otras, trabajando juntas y actuando colectivamente.
Las comadres del siglo XXI tejen redes y han empezado a hablar de ello.