Los últimos meses hemos asistido a cómo muchas de las grandes empresas tecnológicas en el mundo hacen ajustes de plantillas de manera masiva, dejando “libres” a miles de especializas de tecnología en varios mercados. Esto supone que, en un sector que crecía a un ritmo desbocado, ahora desacelere un poco este rimo, pero para nada es un estancamiento.
Cualquier persona se debe preguntar los motivos de estos despidos de manera generalizada en un sector sólido y en empresas más que estables, con productos y servicios maduros y con unas perspectivas de crecimiento que se salían de los gráficos, y por la que tanto sector público como privado apuestan. Y esto tiene una base muy sólida, pero hay muchas cosas que mejorar.
Uno de los motivos es que hay un ecosistema con players no tan maduros. El modelo startup ha proliferado en los últimos años, generando una gran cantidad de empresas que miden su éxito en potencialidad y no en economía real, atrayendo una inversión basada en cómo puede desarrollarse y en futuribles. Esto no es baladí, porque según la Fundación Bankinter la inversión en startups en España en 2022 superó los 3.430 millones de euros. Y, aunque se ha reducido en comparación con 2021, sigue siendo muy relevante. Todo ese flujo de dinero permite a las compañías startup, muchas ellas con perfiles tecnológicos, entrar a contratar en un sector ya de por sí tensionado en lo relativo a talento. Esto hace que el resto de los competidores tengan que ponerse a la altura y estos perfiles, difíciles de rentabilizar, pierdan capacidad de anclaje en empresas cuando hay que reducir costes.
Por otro lado, aunque ciertas áreas relacionadas con la tecnología tuvieron un fuerte impulso con la llegada de la covid-19 (aquellas relacionadas con la nuevas formas de trabajo hibrido, la utilización masiva, más si cabe, de tecnologías digitales de conectividad, o la integración de herramientas digitales para una mayor eficiencia no presencial de tramites o gestiones), ha habido cierto error en el dimensionamiento de planes de futuro. La creciente demanda de profesionales con labores relacionadas con la transformación digital se estimó al alza en un momento de “bum” (puntual y coyuntural), y ahora, por el sobredimensionamiento de los planes, hay que hacer recortes de plantillas que dejan a miles en situación de desempleo.
A pesar de que es innegable que hay un cierto clima de incertidumbre y de desconfianza en el sector por estas noticias, un panorama económico complejo debido a los diferentes contextos que convulsionan la economía global, las perspectivas son de crecimiento en el sector tecnológico. En España, según los datos de la asociación DigitalES, tenemos un déficit enorme de profesionales que alcanza los 120.400 para poder ser competitivos. Y, de estos, 4.500 faltan en la propia Galicia, donde el ecosistema de Tecnologías de la Información y la Comunicación es cada vez más importante.
Aún con este déficit, va a haber una estabilidad. En el muy corto plazo 2024-2025, veremos cómo se regula el mercado en relación con la oferta y demanda de perfiles, reduciéndose las variaciones en los salarios que hemos visto hasta el momento. La demanda disminuirá ligeramente cuando se acaben los fondos europeos para la digitalización y la aceleración de transformación digital para las empresas, algo que es lógico por el flujo de inversión, al igual que pasa en cualquier ámbito socioeconómico con los incentivos públicos. Teniendo en cuenta todo este panorama, no se esperan despidos masivos en España, tampoco en Europa, pero sí la mencionada estabilización.
Y, aunque el futuro nadie lo sabe, podemos asegurar que es digital y tecnológico. No podemos perder fuelle en un momento crítico para nuestra competitividad y debemos ser capaces de apoyar en la construcción del ecosistema gallego sólido que impulse la economía y nos posicione en el lugar que tenemos que estar. Como dice el dicho “sin pausa, pero sin prisa” hacia una transformación digital sostenible en el tiempo e integral. Pero, para ello, necesitamos de los expertos que sean capaces de ejecutar todo lo necesario, y aprovechar todo el talento que tenemos y que hay que seguir generando.