¿Por qué suena tanto “la nube” y qué efecto tiene en la transformación digital?
Algunas de las asignaturas pendientes de las empresas para sacar partido de las nuevas tecnologías
Todos los días vemos multitud de contenidos sobre las últimas novedades en términos de tecnología. Recibimos mucha información sobre cuáles son las tecnologías que se están investigando, los productos más revolucionarios o esas ideas que cambiarán el futuro de la digitalización de las empresas y de los usuarios.
Si buscamos en internet, veremos que las palabras clave más utilizadas en estos momentos son Inteligencia Artificial, Big Data, ChatGPT y Blockchain, por citar algunas. Conceptos muy populares, pero que, sin embargo, son muchas las empresas que no conocen sus beneficios reales y cómo estas tecnologías pueden mejorar sus estructuras de sistemas digitales.
En el caso de España, por poner un ejemplo, todas las empresas del IBEX35 realizan pruebas de concepto o prototipos para validar soluciones basadas en Inteligencia Artificial o Blockchain, con el objetivo de valorar para qué pueden ser utilizadas en su día a día y como sacarles provecho. Aun así, son pocas las que centran sus esfuerzos en implantar y trasladar estas soluciones a toda su cadena de valor.
Pero, ¿cuáles son los retos y temas en los que están centradas las grandes empresas en el 2023?
Uno de los grandes desafíos que las empresas encaran es la adaptación y migración de sus sistemas informáticos y aplicaciones a entornos multi nube o híbridos. Esto ya se empezó a ver en el 2000, pero no fue hasta la década del 2010 cuando las grandes empresas empezaron a utilizar la conocida nube pública (servicios de alojamiento y de infraestructura Cloud). Por poner un ejemplo, en 2015 el 47% de los departamentos de marketing tenían más del 60% de sus aplicaciones alojadas en entornos nube.
Viendo las estadísticas podríamos pensar que en 2023 todas las empresas tienen ya todos sus sistemas y aplicaciones, ya sean de uso interno o para la relación con sus clientes, en entornos en la nube. Pero la realidad es otra. El principal reto para muchas de las grandes compañías es reconvertir un gran número de sus aplicaciones críticas, aquellas aplicaciones indispensables para que una compañía sea rentable y operativa. El reto reside en que puedan ser utilizadas en entornos de nube pública, así como migrar los sistemas de sus centros de datos privados para que puedan trabajar con proveedores de nube pública. Hasta el año 2020, las empresas proveedoras de servicios Cloud, tenían un porfolio limitado de aplicaciones como servicio (SaaS). Pero en la actualidad se ha incrementado la gama de servicios y aplicaciones basadas en sus sistemas nube que van desde computación de alto rendimiento hasta ingesta y organización de grandes conjuntos de datos para ser utilizados en todo el mundo con bajas latencias (tiempos desde que pedimos el dato hasta que lo tenemos disponible).
Otro elemento para tener en cuenta es la migración y el cambio del concepto de aplicación monolítica a aplicaciones basadas en microservicios. La arquitectura monolítica tiene la característica de agrupar todos los servicios y funcionalidades en una única base de código. Este tipo de arquitectura es una opción cada vez menos utilizada por las empresas. El concepto de microservicio en arquitectura de software es un concepto ya muy extendido y conocido y se ha convertido en la opción más recurrente en las empresas. Se basa en separar las partes en las que se compone una aplicación en contenedores virtuales separados e independientes.
Las ventajas que esto supone han quedado demostradas durante las últimas décadas (por ejemplo, la posibilidad de desplegar los contenedores con independencia del servidor o de lo que hay por debajo). Pero, para que las empresas puedan sacarle todo el jugo a esta tecnología, debe producirse un proceso de cambio de cultura, tecnología y adaptación y modificación de aplicaciones y sistemas para poder llevarlo a cabo. Esto no es fácil, ni rápido. Los equipos de ingeniería deben crear las nuevas aplicaciones con el nuevo modelo de arquitectura, al mismo tiempo que mantengan y den soporte a las que siguen funcionando bajo el esquema monolítico.
Así pues, en 2023, todavía muchas empresas invierten gran parte de sus recursos, su tiempo y dinero en profesionales que puedan crear aplicaciones con el nuevo esquema de contenedores, y puedan migrar poco a poco las aplicaciones monolíticas al nuevo esquema. Es también muy habitual, que este proceso, también se incluya la posibilidad de que las nuevas aplicaciones puedan ser desplegadas en entornos nube ya sean privadas o públicas.
Para resumir, los motivos de poner tanto esfuerzo en estos temas son claros. Por un lado, lógicamente, las ventajas en reducción de tiempos y costes que supone usar los servicios en la nube de una manera eficiente. Por otro, la reducción de problemas y de gastos asociados a mantener sistemas monolíticos frente a sistemas de contenedores. Y, por último, la necesidad de renovación y estar al día, ya que algunas tecnologías y herramientas se quedan obsoletas y dejan de tener soporte por parte de los proveedores. Esto genera una gran inseguridad por parte de los equipos y usuarios que la utilizan.