En Navidades entré en la nueva planta de Oncología del CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña), antes estaba en el Materno Infantil, y me llamó la atención lo siguiente: por fin había dejado de ser un hospital con aquellas luces blancas destellantes y se había convertido en lo que podía ser el salón de tu casa: arbolitos decorados con luces de colores, paredes pintadas de gris, cestos de frutas de temporada, flores, lámparas de diseño… Sin duda, algo había cambiado que humanizaba la estancia en aquellas instalaciones.
La transformación no era solo estética, hacía que las esperas fueran más llevaderas, transportándonos a una especie de rincón familiar donde podíamos sentirnos más cerca de nuestros acompañantes y de otros pacientes oncológicos, compañeros de tratamientos. Cuando entré a ver a mi oncóloga le pregunté quién había hecho la reforma: "Zara", me respondió.
Al revisar en Internet, leí la noticia de que el hospital de día de oncología del CHUAC contaba con muebles donados por Inditex y sus empleados. Lo consiguieron gracias a la recaudación del mercadillo solidario que la empresa organiza anualmente en Navidad en Arteixo. El dinero recaudado permitió la renovación de 36 sillones multifunción destinados a tratamientos intravenosos, así como la provisión de mobiliario proporcionado por Zara Home. Era notable cómo esta contribución había mejorado las instalaciones del hospital y beneficiado a los pacientes que recibían tratamiento.
Puede que para muchos esto suponga tan solo unos muebles, pero para nosotros, los pacientes, es mucho más. La diferencia fundamental entre el paciente oncológico y otros usuarios es que el oncológico vive en el hospital. Pasamos días, semanas e incluso meses allí, sometidos a terapias largas y esperando resultados. Este lugar se convierte en nuestro segundo hogar, donde compartimos nuestras experiencias con otros convalecientes y encontramos consuelo en nuestra pequeña "comunidad del hospital". Mientras que para muchos es tan solo un destino temporal, para nosotros es un lugar donde vivimos y luchamos contra la enfermedad.
La nueva planta de Oncología del CHUAC representa más que un cambio físico en su infraestructura como centro médico. Es un cambio de paradigma en la forma en que se aborda el cuidado de los pacientes. Al convertir el entorno hospitalario en un lugar que se asemeja más a un hogar, se reconoce la importancia del bienestar emocional en el proceso oncológico. Este enfoque humanizado nos recuerda la importancia de la salud mental y de tratar a los pacientes como un todo, sin detenernos solo en su enfermedad y sus síntomas.
Por último, considero que es de suma importancia que nuestra localidad cuente con empresarios como Amancio Ortega, empresas como el grupo Inditex y la iniciativa de sus trabajadores que no solo piensen en el bienestar de su organización, sino también en el cuidado y desarrollo de la ciudad de A Coruña y todo lo que nos rodea. Humanizar los hospitales, humanizando así la ciudad.