Paluso, una asociación creada para que nadie pase en soledad la Navidad en Santiago

Chus es un ángel en la Tierra. Para muchas personas lleva siéndolo décadas y en menos de una hora hablando con ella corroboramos que esta afirmación no puede ser más real. El alma mater de Paluso lleva 27 años organizando junto a su marido, Serafín, y sus hijos la ya mítica cena de Nochebuena y comida de Navidad para todos los que no quieren pasar solos las fiestas. En el nombre de PALUSO están sus tres hijos, Luis, Soana y Patricia, fallecida en un accidente de tráfico con sólo 18 años. Este hecho marcó tanto la vida de la familia Varela Iglesias que desde entonces decidieron que mientras estuviese en sus manos nadie pasaría las navidades solos.

Después llegó la asociación sin ánimo de lucro financiada con medios propios y aportaciones de vecinos y empresas colaboradoras para ayudar a personas en situación de vulnerabilidad social a la que cada semana recurren cientos de usuarios.

Hablamos con Chus sobre este maravilloso proyecto.

El año pasado pudo seguir con la tradición de la Cena Paluso pese a todas las adversidades y ahora celebran su edición 27

Así es, con mucho esfuerzo y empeño conseguimos que se llevase a cabo, no podíamos faltar. Instalamos nuestra carpa en la Alameda y tomamos muchísimas medidas de seguridad para poder celebrarla en medio de la pandemia. Establecimos un número máximo de 6 personas de la misma familia por mesa, exigíamos la higiene de manos y zapatos antes de entrar y cada vez que alguien saliese a fumar o al baño, tomamos temperatura  y hasta la gente encargada de servir lo hicieron ataviados con un traje EPI. Este año será muy parecido y también funcionaremos con la reserva previa para tener en cuenta las restricciones pertinentes y controlar que se cumplan las medidas de seguridad. Ya tenemos unas cuantas reservas confirmadas. Son unas celebraciones muy especiales donde conseguimos lo que pretendemos, que nadie se sienta solo, que noten la compañía. Lo pasamos fenomenal, incluso hay niños que les preguntan a sus padres que cuando toca ir a la cena Paluso y eso a mi me llena el corazón. Ahora toca que esta sea igual de bonita.

Tampoco se nos puede olvidar que Navidad es una época en la que los niños esperan regalos que no todas las familias pueden costear

Efectivamente, por eso el año pasado ideamos una iniciativa de apadrinamiento de regalos. Pedí a los usuarios que escribiesen que querían para sus niños, dos cosas, una más práctica como un chándal o unas zapatillas y otra que fuese un juguete que los niños deseasen de verdad y lo que hicimos fue ponerlo en la página de PALUSO para que quien quisiera y pudiera fuese el encargado de cumplir con esos deseos de los más pequeños. Este año volveremos a hacerlo porque fue un éxito.

2020 y 2021 han sido unos años especialmente adversos económicamente hablando a consecuencia de la pandemia ¿Lo han notado en el incremento de usuarios de Paluso?

Sí, esta crisis ha hecho que al que le iba mal le fuese peor y al que le iba medianamente bien las cosas se le torciesen. Esto ha afectado a todas las clases sociales, es así. La situación de esas familias que han pasado de tener una tranquilidad económica, con trabajo y solvencia ha sido y es verdaderamente dramática y nosotros lo vemos aquí todos los días. El que más necesita probablemente sea el que más ha tenido y se ha quedado sin nada, porque tampoco sabe a dónde recurrir.

Paluso está todo el año ayudando, cuénteme como lo hacen…

Nosotros intentamos dejar claro que somos el último eslabón, que antes tienen que dirigirse a otras entidades y asociaciones más grandes y potentes para pedir ayuda porque tienen más recursos para ayudar, como Cáritas o Cruz Roja. Pero sí, estamos ahí para ayudar dando todo lo que una familia pueda necesitar para el día a día, desde alimentos, un colchón, ropa… . Por desgracia hay necesidades de todo tipo y aunque hay recursos, nunca son suficientes.

Nuestro rol es ayudar en todo lo que podemos. Somos una asociación que jamás ha pedido una subvención, que tiramos con mi pensión y la de mi marido, Serafín y con las ayudas de donaciones que vamos teniendo a través d empresas o entidades que colaboran como el Coro da Ra o la frutería de José Luis Villar que cada domingo nos dona kilos de fruta.

Intentamos eso, controlar que todas las familias que son usuarias de Paluso tengan sus necesidades básicas cubiertas y lo hacemos gestionando nosotros todo y con las aportaciones individuales en las huchas o con lo recaudado en la Gala Paluso que se celebrará el 21 de diciembre en Capitol después de que el año pasado no se pudiese celebrar.

Dice que lo suyo es un acto egoísta…

Sí porque ayudando recibo mucho más de lo que doy. Para mi esto me da la vida y no puedo dejar de estar agradecida por seguir haciéndolo.

Durante estos días navideños de más ajetreo estás tan ocupada que no tienes tiempo ni para pensar en tus problemas, en los que te faltan. Porque al final eso es lo que importa, los que faltan y que es el amor de mi vida. 

Además agradezco a todos los que ayudan, los que suman con cada aportación por pequeña que sea. Y por eso hacemos el chocolate con churros para todo aquel que quiera en la Alameda el día 25 de diciembre, es nuestra forma de dar las gracias a la gente que colabora con Paluso.

¿Y después de tantos años no hay momentos en los que una se cansa o piensa en tirar la toalla?

Indudablemente que los hay. Pero me dura poco y a Serafín, mi marido lo mismo. Hay momentos malos pero nada más que eso, no me dura más de una hora y listo, para arriba, a continuar. Tenemos que seguir a lo nuestro, ayudando, combatiendo el peor de los males de este siglo, que es la soledad.

¿Y qué tenemos que hacer si queremos colaborar con Paluso?

Pues es tan sencillo como querer hacerlo y punto. Necesitamos ayuda de todo tipo, desde gente que ayude en la parte más logística, voluntarios, donaciones, todo es bien recibido. Pueden informarse en nuestra página web o en nuestro Facebook y ahí verán lo sencillo que es. 

Yo creo que en general todos somos de dar ayuda, somos solidarios, lo que pasa es que nos falta iniciativa. Hay que ofrecerse antes de que alguien te necesite y tenga que pedírtelo, esa es la verdadera ayuda.