Cristian Andrés Márquez es un colombiano de 33 años natural de Sevilla (la del Valle del Cauca en Colombia, nombrada así en honor a la original de Andalucía), un pueblo turístico y cafetero que abandonó hace poco más de un año por un sueño: las audiciones de Got Talent. Esta meta le trajo a España y por casualidades de la vida ha terminado instalándose en A Coruña, donde ya es popular entre la gente local gracias a su modo de ganarse la vida: vestido del Transformer amarillo Bumblebee en el Obelisco.

En mayo de 2022 tenía que haber grabado las audiciones de Got Talent en Madrid pero lamentablemente el destino quiso que no fuera así y un problema con los vuelos desde su país le hicieron perder esa oportunidad que se había ganado. Lejos de dejarse vencer, se propuso volver a intentarlo, por lo que llegó a España en septiembre de ese año para ganarse la vida y conseguir lo que más anhela: triunfar en este programa de televisión y el sí de Risto Mejide, una tarea nada fácil tal y como ha demostrado el exigente juez en anteriores temporadas del formato.

Foto: CEDIDA

Rememora que en Colombia vivía bien y quería mantener ese nivel en Galicia, razón por la que tuvo que pensar cómo obtener ingresos. "Nadie conocía mi magia aquí, empecé en la calle haciendo estatua en mi país y luego organizando shows en alianza con hoteles y teatros, además de participar en festivales", cuenta. La razón de venir a la ciudad herculina fue porque se la recomendaron "por ser ciudad turística con un nivel de vida no tan costoso", motivo por el que se decidió por Galicia para vivir y no por ciudades grandes como Madrid, donde pasó unos días previamente a tomar la decisión sobre su residencia.

A pesar de que los coruñeses le conocen por su faceta de Transformer, ha trabajado otros personajes antes por las calles de la ciudad como uno de ladrón de La Casa de Papel, Papá Noel y hasta de estatua dorada. Pasados los meses, llegó incluso a plantearse moverse a Extremadura, donde tenía algunos contactos, pero todo cambió cuando surgió la idea de crear un disfraz de Transformer con cartones de la calle y la peculiaridad de que en un momento dado el robot se convierte en coche y viceversa, pero todo en la vida real y superando la ficción de las películas.

"La sorpresa está en el efecto visual y la gente da monedas por curiosidad"

El colombiano ideó este personaje que ha triunfado debido a que el sustento de su pareja en España y de su hijo y el resto de su familia en Colombia depende de su trabajo y ahora se muestra orgulloso de la decisión tomada y el esfuerzo llevado a cabo en la elaboración del personaje. "Vi que aquí el cartón no lo reciclan como en Colombia, allí la gente pobre que lo recicla y lo vende para intentar conseguir dinero y no hay cartón en la calle y aquí hay de sobra, por lo que se me ocurrió lo del Transformer en marzo y lo tuve listo para Semana Santa", recuerda.

Durante ese periodo vacacional trabajó con esta nueva caracterización en el rincón donde trabaja habitualmente, en el Abanca del Obelisco de A Coruña, y le fue tan bien que decidió apostarlo todo por este personaje. "Lo pinté de amarillo y necesitaba dinero para seguir formando el disfraz y comencé a hacer magia en la calle como hacía en Colombia y así conseguir propinas para pintura, silicona, cinta…", explica. Escogió a Bumblebee porque supuso que a los niños les podía llamar más la atención y este gen creativo le viene por parte de padre, que hace tiempo construyó un Ironman con espuma y luces como efectos especiales.

Uno de los escollos en el camino fue que otro artista callejero en A Coruña se estableció en la Marina con un traje de Transformer menos artesanal, lo que llevó a acomplejarse en cierto modo. "Estuve a punto de no iniciarme con el personaje pero mi familia me animó a seguir porque yo soy diferente, 2 en 1, me transformo en el personaje y en un coche", destaca. "Quizás mi disfraz no sea tan llamativo a nivel estético, pero a la gente le da curiosidad cuando ve el coche y no saben lo que va a pasar y se sorprenden cuando se produce la transformación", expone.

Foto: CEDIDA

"No creo que haya alguien ahí", le escucho decir a la gente, porque el espacio en el coche es muy pequeño, pero estoy acurrucado sobre mis rodillas hecho un ovillo", revela, sobre lo que matiza que "el efecto visual es lo que da la sorpresa y la gente echa la moneda por la curiosidad de saber si dentro del coche hay o no alguien". Esta es la principal fuente de ingresos de Márquez, que habitualmente trabaja sábados y domingos, los días de más afluencia de paseantes, y concreta que en días buenos de verano llegó a hacer jornadas de 100 euros, algo que ha cambiado ahora en temporada baja y puede llegar a ganar esa cantidad en un fin de semana.

"En los meses estivales trabajé casi todos los días y tengo mi colchón de ahorros para el invierno por si tengo que trabajar poco por el mal tiempo. El tema de trabajar la calle es muy estratégico, hay puntos que funcionan mejor que otros", subraya. Sobre su gestión del llamativo disfraz de Transformer, reconoce que el cuerpo ya se le ha adaptado a la vestimenta, aunque debido al tema de esconderse en el interior del pequeño coche, al principio recuerda que tenía dolores de espalda porque se pasaba así hasta cinco horas seguidas y en ocasiones casi todo el día, desde las 12:00 hasta las 22:00 horas aproximadamente.

Autodidacta y sueño de llevar la magia a los más pobres

Márquez se define como "mago ilusionista" y sus inicios fueron como autodidacta viendo vídeos de Youtube y con libros en PDF y posteriormente fue evolucionando gracias a conocer a otros magos colombianos que le encaminaron para posteriormente participar en congresos y festivales y colaborar con tiendas de magia. Lleva 9 años como mago y comenzó en el mundillo como artista callejero, todo gracias a la formación artística que le ofrecieron en la fundación Comando de los Sueños.

Esta organización se dedica a rescatar a jóvenes en peligro de caer en las drogas o que están en riesgo de inclusión, además de abrir espacios para que se formen y muestren su talento. Tras su experiencia, Márquez se volvió formador y ahora es embajador de la fundación. "Soy versátil dentro de la magia y en Colombia tenía un show de grandes ilusiones pero también hacía fiestas pequeñas. Magia más íntima y hago magia para restaurantes, lo que me pongan lo hago", asegura.

Reconoce que si en España se llega a ver en una mala situación económica, siempre puede recurrir a la magia en la calle. "Si me veo crítico con el dinero me cojo mis cartas y me voy por los bares del centro y algo de dinero consigo. Trato de transmitir a la gente con las cartas algo divertido, para que paguen por agradecimiento porque es agradable, no por el truco", afirma.

De cara al futuro más próximo, Márquez se está preparando una rutina de magia para conseguir una nueva oportunidad en Got Talent: "mi mayor deseo es el sí de Risto, con eso ya me quedo satisfecho, es muy criticado pero cuando dice que no te argumenta y para mí eso vale", dice.

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Asimismo, nunca se olvida de donde viene y en unos años quiere regresar a su país para hacer lo que mejor sabe: magia. "Siempre he querido llevar la magia hasta aquellos que no pueden tenerla y mi idea es volver con algo de dinero a Colombia para invertirlo en una camioneta grande, modificarle la parte trasera y hacer un escenario", sueña despierto.

En este contexto, lamenta que en Colombia hay muchos sitios muy pobres, "sin agua potable siquiera y con gente que en la vida van a poder ir a un teatro a ver un gran espectáculo", por lo que su meta es mostrarles grandes ilusiones como levitaciones, apariciones de personas o personas partidas por la mitad. Unos trucos que no mejorarán su precaria situación pero que les mostrarán sin coste un mundo nuevo y mágico en el que poder refugiarse.