Sorpresa en la N-550: así es la casa navideña de Nano y Charo que vale la pena visitar en Ordes
La casa de Nano y Charo, ubicada en la carretera N-550, entretiene cada Navidad a vecinos y conductores que a diario hacen el trayecto entre A Coruña y Santiago
20 diciembre, 2023 05:00Cada día decenas de conductores recorren la N-550 en su tramo A Coruña-Santiago para ir o volver de trabajar. Un camino prácticamente en línea recta cuyos habituales ya realizan casi en piloto automático.
Sin embargo, la época navideña trae consigo un regalo para todos ellos, pues durante el mes de diciembre, y hasta bien entrado enero, la carretera se llena de luces y alegría. Todo esto gracias a sus vecinos, que decoran los jardines de sus casas, muchas de las cuales dan a la carretera.
Árboles convertidos en auténticos escaparates de luces, enormes muñecos de nieve, renos y Papás Noel de todas las formas y tamaños posibles son algunos de los ejemplos que pueden verse en la hora y pico que dura el trayecto.
Pero, entre todas, hay una casa que sobresale por encima de la demás, la de Nano Pérez y Charo García, ubicada en las afueras de Ordes. La suya se ha convertido en todo un museo navideño que, cada año, atrae a decenas de vecinos que acuden a visitarla como un plan más de Navidad en familia.
Una investigación científica publicada en el Journal of Environmental Psycology afirma que dejarse llevar por la magia de la Navidad reduce el estrés y la ansiedad, pero además asegura que colocar decoración navideña nos hace aún más felices. Tras conocerlos, puedo asegurar que el caso de Nano y Charo lo demuestra…
Una sorpresa inesperada
Yo, como otros muchos, llegué hasta su casa por casualidad. Conducía de camino a Santiago, a la hora de siempre y por el camino de siempre, cuando un gran tumulto de gente llamó mi atención. No parecía un accidente, pero tampoco una reunión habitual de vecinos.
Detuve mi coche y me bajé sin siquiera coger la chaqueta. Lo que vi detrás de todas esas personas me sorprendió, eran un Papá Noel y un muñeco de nieve hinchables de un tamaño descomunal.
En medio de la confusión Nano, uno de los dueños de la casa, me tocó el hombro y me invitó a entrar. De repente me encontré en una casa totalmente desconocida, pero muy acogedora. Había bastante gente en su interior, pero nadie me preguntó quién era, simplemente me dijeron que “les ha quedado muy bonita la decoración”, y es que ahí dentro sólo se hablaba de eso.
Inundados por el espíritu navideño
Nano y Charo llevan viviendo en esta casa 19 años, desde 2004. “Ya desde los primeros años empezamos a decorar la casa, inicialmente más por dentro que por fuera”, cuenta ella. Cada año han ido aumentando su colección navideña hasta conseguir el resultado que tienen hoy día.
El Papá Noel y el muñeco de nieve son los encargados de dar la bienvenida a la casa, acompañados de unos renos de luces que cuelgan de la fachada de la vivienda: “es un encendido complejo, más difícil de lo que parece”, comenta Nano a uno de los vecinos.
Ya en el interior, luces por todas las puertas y zócalos de la casa, un Papá Noel lleno de regalos esperando al final del pasillo y muchos renos, algunos incluso famosos, como es el caso de Olaf, de la película Frozen.
Aunque la joya de la corona se encuentra en la planta de arriba, a la que se llega por unas escaleras cuidadosamente iluminadas, donde está colocado un belén de figuras de grandes dimensiones.
Un valor incalculable
Toda esta decoración ha convertido la casa en uno de los atractivos navideños de la zona, que ya tienen por tradición ir a visitarla en Navidad: “No tenemos niños, pero nos gusta mucho la Navidad y disfrutamos cuando viene la gente a ver las luces, sobre todo si son niños”, explica Charo.
“Solemos tardar en torno a una semana en montar todo, y tampoco sabemos exactamente cuánto dinero hemos invertido. Es muy difícil decir cuánto hemos gastado porque cada año intentamos comprar algo nuevo y además hay que reponer siempre algunas luces, porque se van estropeando. Si no hay novedad, el próximo año volveremos a decorar la casa y esperamos incorporar alguna novedad”.
Ambos cuentan con la ilusión necesaria para seguir ampliando su museo navideño, lo difícil será conseguir meter más decoración dentro de la casa, que empieza a quedarse pequeña entre tanto adorno.
Tal vez, si hubiera sabido que lo que me esperaba en el interior de esa vivienda eran luces navideñas nunca habría entrado. Por suerte, la casualidad me ha llevado a conocerlos a ellos y a entender su forma de vivir estas fechas, algo que, igual que le pasa al resto de vecinos, me llevará a volver a parar el coche frente a su casa el año que viene.