Oseiro (A Coruña), celebra esta semana la tradicional procesión de la Rosca, en la que se emplean roscas de pan engalanadas, un culto al producto de la tierra y al trabajo en el campo que esta parroquia de Arteixo lucha por mantener vivo.

Con orígenes en la cultura greco-latina, las dos roscas de pan que se veneran, se amasan la tarde del 31 de diciembre, "sen fermento e sen sal, sacándoos do forno antes de que se poña o sol", según sostiene una investigación de Rosa Vizcaya y Francisco A. Vidal.

Tras eso, el último pan del año se guarda en la iglesia de San Tirso, donde está expuesto hasta el 28 de enero, en el que las roscas lucen adornadas con ramos de flores y frutas, "como una alegoría a la salud y a la comida".

El pan, que saldrá en procesión este sábado 3 de febrero a las 13:00 horas, se repartirá entre todas las personas y animales que quieran protegerse de cualquier enfermedad o mal.

"O pan sagrado de Oseiro consérvase todo o ano sen coller balor, e deben, segundo nos conta Francisco Vidal, comer del persoas o animais para protexerse contra os males, revestíndose así dun carácter apotropaito, que o converte en amuleto contra todo tipo de maleficio", explica el investigador Xabier Maceiras.