Cada vez que se acerca la hora de decir adiós a los últimos rayos de luz, desde Galicia a las Antípodas, el atardecer se convierte en uno de los momentos más mágicos y especiales de la jornada. Hablamos de ese preciso instante en el que el brillo del día se va desvaneciendo, formando a su paso una singular gama de colores que envuelve al paisaje en una armonía cromática capaz de hipnotizar a todas las retinas del mundo.
Suele decirse que las mejores puestas de sol se encuentran situadas frente al horizonte marino. Y es quizás por ello que Galicia alberga en todo su litoral algunos de los rincones más extraordinarios a la hora de disfrutar del espectáculo visual que supone la llegada de la noche. No obstante, de todos cuantos lugares existen, la pequeña población de O Portiño alberga uno de los atardeceres más mágicos y románticos de toda la ciudad de A Coruña. Con la mirada siempre fija en la inmensidad océano y la majestuosa silueta de las islas San Pedro, el mirador de la Ventana al Atlántico actúa como un marco fotográfico perfecto donde sus visitantes pueden retratar uno de los fenómenos más fascinantes de la naturaleza.
Arte con vistas al Atlántico
En plena costa de la ciudad herculina, el paseo marítimo de la localidad de O Portiño alberga una enorme y singular mole de piedra conocida como la Ventana al Atlántico o Fiestra aberta ó Mar. Este espectacular mirador natural enmarcado frente a las famosas islas San Pedro fue ideado y construido por el escultor y cantero originario de Meaño, Francisco Pazos. La escultura de granito en cuestión simula el semblante de un antiguo dolmen que abre sus puertas a la inmesidad del océano Atlántico, convirtiendo a este balcón en uno de los mejores lugares para disfrutar del espéctaculo de la naturaleza: desde la bravura del mar rompiendo contras las rocas hasta las extraordinarias puestas de sol que proyectan una luz mágica sobre el monumento.
Además, cabe destacar que la Ventana al Atlántico presume de una iluminación especial que hace acto de presencia una vez cae la noche, pues en la zona se han instalado unos focos que proyectan luz sobre la escultura y envuelven al lugar en una increíble tonalidad y ambiente rojizo. También hay que señalar que el mirador de O Portiño resulta accesible para personas con movilidad reducida y hasta el entorno es posible acceder con el propio coche pues existe una amplia zona de aparcamiento que recorre toda la línea de costa.
Un paraíso para los amantes del surf
Más allá de la evidente belleza natural y paisajística de este rincón de A Coruña, O Portiño puede presumir de haberse convertido en una de las grandes mecas del surf en Galicia, pero también de todo el mundo. De hecho, las aguas de este mágico enclave han sido sede del campeonato de surf de olas grandes de España, convertidas en las favoritas de los surfistas de élite de este deporte acuático. Sin ir más lejos, el pasado mes de noviembre, el alemán Sebastian Steudtner probaba sus habilidades en la conocida como "ola de O Portiño" en el marco del certamen Coruña Big Waves. El surfista posee además un récord del mundo de la ola más grande jamás surfeada: su intento de 2020 en Nazaré (Portugal) alcanzó una altura de 26,21 metros.
La "ola de O Portiño" fue surfeada por primera vez por el surfista profesional franco-brasileño Eric Rebiere. Este auténtico espectáculo de la naturaleza se caracteriza por formar una ola de enorme potencial, que rompe sobre un bajo de rocas situadas a unos cuantos metros de la costa. Se trata además de una ola de alto nivel apta únicamente para surfistas con mucha experiencia. De hecho, remar hasta ella no resulta una tarea sencilla y por ello es recomendable acceder mediante una moto de agua y con los equipos de seguridad pertinentes.