Iria Prendes (A Coruña, 1981) lleva más de veinte años subida a su bicicleta. Su historia de amor comenzó con apenas 20 años en una estadía como becada en Dinamarca. Fue en el país norteño en el que encontró en la bicicleta un medio de transporte de lo más versátil. Desde ese momento, nunca ha dejado de pedalear. Lejos de desistir en su amor por este medio de transporte, lo ha hecho su modo de vida. Tras miles de experiencias y esfuerzo, esta coruñesa ha logrado hacer de su pasión su profesión: organiza rutas turísticas, forma a mujeres y recorre el mundo con su bicicleta.

Tras desplazarse hasta la oficina de Quincemil en bicicleta para mantener una entrevista, durante la conversación con este diario Iria no esconde su pasión y devoción por los cicloviajes. Y es que la bicicleta le ha cambiado la vida. Eso sí, deja claro desde el principio que ella no es ciclista: "Yo no ando en bici para hacer deporte. Yo utilizo la bicicleta para moverme de un punto A a un punto B", explica. La actividad física es un efecto secundario de un estilo de vida que lleva defendiendo y promoviendo dos décadas.

Iria Prendes está obsesionada con crear comunidad y con la identificación. Su lucha personal es trasladar al resto de mujeres las ventajas de viajar en bicicleta. Quiere que todas disfruten de la libertad y calma que aporta los cicloviajes.

De hecho, uno de los proyectos personales de los que está más orgullosa es la comunidad que ha creado alrededor del lema "soycicloviajera". En sus perfiles de redes sociales y en los talleres de verano ‘Campus sobre ruedas para mujeres intrépidas’, Iria busca trasladar al resto de mujeres las ventajas que tiene la bicicleta como medio de transporte e, incluso, como hogar.

Iria Prendes en uno de sus viajes

¿Qué es ser cicloviajera?

Es utilizar la bicicleta como un medio de transporte para desplazarte o llegar a esos puntos que consideras de interés o que quieres realmente explorar o conocer. Está a medio camino entre lo deportivo y lo turístico. De hecho, el ‘cicloviaje’ tiene una parte poética, que es el viajar tranquila, sin cronómetro, sin cuentakilómetros, recorriendo el territorio y parándote en aquellos puntos que te sorprenden. Consiste más en sentir el viaje.

¿Cuándo se enamoró de la bicicleta?

Con 20 años me voy de A Coruña gracias a diferentes becas y empiezo a viajar y dar vueltas por el mundo. Pero fue en Dinamarca donde entré en contacto con la bicicleta. Al llegar me dieron una bicicleta, como si fuese una más. A partir de ahí empecé a usarla como medio de transporte en todas las ciudades y países en los que viví. Lo primero que hacía al asentarme era conseguir una bicicleta.

¿Y en qué momento la bicicleta pasa de ser un medio de transporte para moverse en la ciudad a un medio que te permite recorrer diferentes países?

La última beca que consigo fue en Argentina. Se suponía que era un año y al final me quedé cinco años ahí y tres más recorriendo Sudamérica en bicicleta (risas).

"El ‘cicloviaje’ tiene una parte poética, que es el viajar tranquila, sin cronómetro, sin cuentakilómetros: consiste en sentir el viaje"

Iria Prendes

¿Cómo fue ese proceso?

Después de cinco años en Argentina decido irme, pero antes de volver a Europa quería cerrar la etapa y hacer un viaje largo por Latinoamérica en bicicleta. Dije ‘meto cuatro alforjas en la bici y me voy a recorrer mundo’. Al principio la idea era estar cuatro meses y probar cómo era, pero durante el viaje surgió la oportunidad de hacer artesanías y venderlas en las ferias en Sudamérica y, una vez que arrancas el motor económico del viaje, lo demás va rodado.

La idea era estar cuatro meses y terminó recorriendo Sudamérica a lomos de la bici durante tres años. Los cálculos no son lo suyo…

Con mi pareja de ese entonces nos planteamos probar durante cuatro meses a ver cómo funcionaba. Funcionó, me encantó la experiencia. En la decisión de seguir tuvo mucho que ver la artesanía que comentaba porque en ese punto el tema económico ya no era un problema. No tenía que tirar de ahorros porque sabía hacer dinero en el viaje. El viaje se convirtió un poco como en un reto personal. Ya no era ganar, sino no gastar. Todo lo que podía conseguir haciendo trueque, lo hacía. Por ejemplo, llegaba a un pueblo y conseguía un intercambio o un alojamiento, o si no hacía macramé y lo vendía en la feria…

Alojamiento, comida, aseo… ¿Cómo era su día a día?

Llegué a tener un presupuesto de 5 euros diarios en ese viaje. Comida, por ejemplo, no pagaba y alojamiento solo en momentos de emergencia. La mayoría de veces acampaba en la tienda de campaña, que la llevaba conmigo en la bicicleta.

Iria Prendes acampando en uno de sus viajes

La bicicleta era, literalmente, su casa

Exacto. Tú llevas todo tu tienda: tu saco para acampar, tu camping gas… Ten cuenta que los pilares más importantes cuando viajas es el transporte, el alojamiento, la comida y las actividades. Yo lo llevaba todo encima: me movía en bici, tenía tienda de campaña y cocinaba yo. Y, en este caso, el viaje o las actividades es, en sí, el propio camino.

Y, ¿el aseo?

Entre los pinos. O sea, tienes que acostumbrarte a entrar en un contacto mucho más real con la naturaleza. Es un modelo en el que tienes que interactuar con la gente local, tienes que entender. Eres parte de este todo. Quiero decir; si llueve, estás ahí en la lluvia; si hace sol, estás allí con el sol; si hay una cuesta, tienes que subir la cuesta.

También está la parte emocional…

Claro, yo creo que al final es el cúmulo de experiencias lo que te hace seguir apostando por ese modelo. Claro que he tenido miedo y claro que me he sentido sola. O sea, todo, todo lo que sentimos en diferentes aspectos de la vida también se sienten de viaje. ¿Qué pasa? Que aun pasándolo mal en algunas situaciones, lo otro es tan increíble que me compensa.

"Claro que he tenido miedo y claro que me he sentido sola"

Iria Prendes

Durante ese viaje de 3 años, ¿cuántos países recorrió?

Estuve tres años viviendo en una bicicleta y recorriendo Sudamérica. Eché tiempo en diferentes sitios, a un ritmo pausado y calmado. Pero, en sí, pasé por Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile.

¿Ese viaje le cambió la vida?

Pude juntar tres cosas que por separado ya me flipaban: la bicicleta, viajar y la naturaleza y acampada. Cuando lo junté, la cabeza me explotó. Dije "Ya está, esto es lo mío".

Y tras una experiencia así, ¿cómo es volver a A Coruña?

Volver es difícil. Tú no eres la misma persona. Tú vuelves a una ciudad que ha cambiado y también es complicado entrar en el sistema otra vez.

Aunque fue complicado, finalmente encontró el camino y ahora vive de lo que le apasiona: bicicletas, viajes e inspirar a otras mujeres. Al final triunfó, no estaba tan equivocada con la ruta a seguir.

Ser coruñesa me parece un privilegio y poder vivir en esta ciudad habiendo conocido un montón de sitios del mundo me parece de una suerte. Yo quiero vivir aquí porque me gusta la ciudad, me gusta como somos y porque son mis raíces. Entonces, lo que he hecho, es montarme mi vida en torno a lo que me apasiona.

Y no solo vive de ello, también enseña a la gente a disfrutar de este mundo de los cicloviajes.

Durante el viaje en Sudamérica abrí un espacio de consulta y lo llamé ‘Soy cicloviajera’. Ahí intercambiábamos dudas y empezamos a tener ese espacio seguro de conversación. Entonces eso empezó a crecer y a crecer y, cuando volví a España en 2018, estuve seis meses viajando por España, conectando con colectivos, asociaciones, clubs ciclistas de mujeres en algunas ciudades para acercarles los viajes en bici…

Hay mucha gente que hace ciclismo, pero ni se les pasaría por la cabeza viajar en bicicleta. Ahí surgió la idea de hacer organizar el primer encuentro de la comunidad en el 2019, en Teruel. Todo el mundo me decía que no iba a ir nadie y aparecieron 50 mujeres, cada una con su bici y sus alforjas, y estuvimos dos días recorriendo Teruel.

Iria Prendes en uno de sus viajes

Su ánimo está en que las mujeres prueben el mundo de los cicloviajes.

Todas las mujeres tienen que probar este tipo de viaje. Es que es la leche. Por eso me inventé un formato ‘Campus sobre ruedas para mujeres intrépidas’. Es una especie de campamento que hago cada año en Galicia. Ya van cinco ediciones.

¿Qué ofrece este campus?

Son campus muy reducidos, de cinco mujeres sin contar conmigo. Dura cuatro días y durante ese tiempo yo te comparto todo lo que sé sobre viajar en bici y todo lo que tienes que tener en cuenta. La idea de esto es que tú adquieras habilidades. Para estar en el medio natural hay que practicar.

"¿Quieres viajar en bici? Vale, pues no escuches a tu entorno porque tu entorno te va a llenar de miedos"

Iria Prendes

Es curioso. Viaja sola en su bicicleta, pero tiene una pulsión especial por crear comunidad.

Yo creo que somos una especie de comunidad que funciona mucho por identificación. Me parece genial que haya hombres que se cruzan África y los aplaudo y digo "ole por ti", pero yo no me siento identificada. Pero si veo a una mujer que lo ha hecho digo "espérate", "¿qué hay que hacer?".

Al final tu entorno va a influir en ti. Muchas veces cuando vienen las chicas, una de las primeras cosas que les digo es "¿Quieres viajar en bici? Vale, pues no escuches a tu entorno porque tu entorno te va a llenar de miedos". Por eso la comunidad funciona tan bien, porque somos un montón de mujeres de diferentes puntos del país, con edades totalmente diversas, con realidades totalmente diversas…