Carmen y Josiño sellaron su amor este pasado viernes 28 de junio en el pazo de Santa Cruz de Mondoi, escribiendo un capítulo más de una historia que comenzó en un atardecer. Varias puestas de sol de toda Galicia compiten por ser la mejor, pero fue la del Castro de Baroña, en Porto do Son, la que encendió la chispa entre dos amigos que se conocían desde hacía muchos años.
Para rendir homenaje a aquel momento, los novios prepararon una celebración sorprendente para los invitados, transformando el Pazo de Santa Cruz de Mondoi de Oza-Cesuras para convertirlo en un homenaje al astro rey.
Antes de llegar a la fiesta y ser recibidos por el chef Antonio Amenedo, los invitados fueron testigos de cómo Carmen y Josiño unían sus destinos en una ceremonia en la iglesia de Santa Cruz de Liáns, en Oleiros. El clima fue generoso con los novios, con un cielo nublado que no derramó ni una gota de lluvia durante toda la tarde y noche.
El vestido de Carmen tiene también una historia que contar. Se trata de un atuendo de los años 20 adquirido en la anticuaria Isidora de la calle Emilia Pardo Bazan de A Coruña, que combinó con unos pendientes diseñados y fabricados por el novio, joyero de profesión, y de estilo art decó. La novia llevaba por debajo otro traje, de la marca coruñesa lesM. El maquillaje se lo hizo a sí misma Carmen, maquilladora de profesión, así como el velo. Los zapatos eran de la marca Mint & Rose, con tienda recién abierta en la ciudad.
La transformación del pazo de Santa Cruz
La veneración de Carmen y José por el sol rojizo que les unió llega hasta el punto de que se han tatuado a medias las coordenadas del Castro de Baroña: uno lleva la longitud y otro la latitud. Para que el pazo de Santa Cruz reflejase la importancia de aquel atardecer, los novios recurrieron a la ayuda de la empresa de eventos Sugema, la organizadora de bodas En Petit Comité WP (María de Lillo) y también a la madre de Carmen, la decoradora profesional Mari Carmen Rey.
Esta última se encargó de transformar el salón de banquetes del pazo de Santa Cruz, dotándole de unas cortinas y haciendo que la cena estuviese íntegramente iluminada por la luz de las velas. Cada mesa tenía varias velas artesanales de una cerería de Betanzos, con unos candelabros hechos manualmente por el novio, y la entrada al banquete estaba decorada por varios muebles antiguos y decenas de velas. Las flores corrieron a cargo de Bendita Flor.
La otra transformación corrió a cargo de Global Events y Sugema, que construyeron una carpa de baile en los jardines del pazo, gobernada por un sol rojizo, como el de los atardeceres de las Rías Baixas. Delante de ese sol estaba el músico y DJ Paco Colombás, que ya había intervenido antes durante el cóctel, cantando algunos temas muy conocidos del pop español. Tras la cena, pinchó durante toda la fiesta.
Una gran celebración hasta la mañana siguiente
Cuando los invitados llegaron a la carpa se sorprendieron con el atardecer construido dentro y pudieron disfrutar del baile nupcial que dio paso a la fiesta posterior. Además de cervezas, vinos y copas, la boda contó con la coctelería de El Pirata de Santa Cristina, con el legendario coctelero Manolo Arias, con 46 años en la profesión, sorprendiendo a sus invitados.
Las alrededor de 200 personas que asistieron disfrutaron de un evento especial, lleno de pequeños y cuidados detalles. Como decía la invitación de Carmen y José, la boda trataba "sobre el sol, el baile y el amor", sobre recordar aquel atardecer del Castro de Baroña que unió sus corazones para siempre. Lógicamente, la fiesta duró hasta el amanecer.
A lo largo de este verano, Quincemil hará crónicas de algunas de las bodas más diferentes de A Coruña y del resto de Galicia. Permanece atento a estas páginas cada lunes y martes.