En la antigüedad el ramo de novia adquirió un significado importante como símbolo de fertilidad, abundancia y buena suerte: se creía que llevando ciertas flores, la pareja estaría bendecida con descendencia y una vida próspera alejada de los malos espíritus.

Aunque con el paso del tiempo estas creencias se han ido perdiendo, lo cierto es que es raro ver a una novia caminar hacia el altar sin un ramo en la mano, simbolizando tal vez no tanto esa atracción de buena suerte sino más bien la belleza y la alegría de las flores y el amor.

Una vez puestos en antecedentes y con la intención de descubrir qué está bajo el radar de las novias gallegas, hemos hablado con dos profesionales del sector cuyo buen hacer está tras algunas de las creaciones más bonitas que se ven en las bodas gallegas: Anxela, de Bendita Flor (en A Coruña) y Fátima, de Sí quiero, tulipán (en Santiago).

Anxela y Fátima. Instagram. Galicia.

Importante pero nunca protagonista 

Ambas comienzan afirmando que aunque el ramo es un elemento importante, nunca debe ser el protagonista del momento. "El ramo debe acompañar a la novia", afirma Anxela, "pero no debe quitarle protagonismo ni a ella ni a su vestido". Por su parte, Fátima recalca que el ramo: "Debe seguir la línea y el diseño del vestido de la novia, sin restar protagonismo ni a ella misma ni al novio".

Lo más importante a la hora de elegir un ramo es, además de la parte estética, que sea un ramo cómodo, fácil de manejar. "Ese día la novia suele tener nervios por lo que es importante que se encuentre a gusto con su ramo", explica Fátima, "por ello se llevan mucho los ramos con aire entre las flores, ligeros".

Ramo elaborado por Anxela, de Bendita Flor. @labenditaflor Galicia.

A veces, también entran en juego los sentimientos que ciertas flores desatan en la novia. "Hay novias que quieren flores que les recuerden a sus abuelos o al ramo que lució su madre en su boda", argumenta Fátima.

En lo que ambas están de acuerdo, es que la simbología de las flores no suele ser algo a tener en cuenta por la mayoría de sus novias. "Yo no creo mucho en esas cosas, sino en la estética, los volúmenes y las tonalidades", confiesa Anxela. Fátima, por su parte, comparte que sus clientas "No se dejan llevar tanto por lo Internet dice que signifique: belleza, pureza, amor… sino lo que les hace sentir".

Las nuevas tendencias: vuelta a la sencillez y garden style

Tanto Anxela como Fátima confiesan que "sus" novias arriesgan bastante, huyendo del clásico ramo bouquet redondo y perfecto, apostando por creaciones más desenfadadas y naturales. En esa línea, continúan de moda las flores silvestres que surgieron hace unos años.

Una de las grandes tendencias son los ramos garden style, nos explica Anxela que son “elaboraciones con caídas naturales muy poco trabajadas” que tienen como objetivo que parezca que la novia fue a coger el ramo al campo. "Esta tendencia da lugar a ramitos frescos con aire a jardín inglés", añade Fátima.

Ramo de novia creado por Fátima, de Sí Quiero Tulipán. @noire_et_blanche Galicia.

Continuando con las tendencias, afirma Anxela que otra en auge es la vuelta a la sencillez, a ramos minimalistas con poquita flor e incluso monocolores "aunque aquí esa tendencia de la misma armonía cromática está costando más". Según la experiencia de Fátima, en el último año se han popularizado este tipo de ramos sencillos de una sola flor, "Aunque parezcan clásicos, en función de la forma que les des pueden dar un toque disfrutón y divertido".

Con un protagonismo claro, las peonías siguen siendo las reinas del gran día porque se dice que es la flor del amor eterno. "Componen los ramos clásicos por excelencia”, afirma Anxela. "Es la flor típica de la novia", complementa Fátima. Aún así, muchas novias están empezando a dejarse llevar por otras como hortensias, calas, tulipanes, claveles… "Desde el año pasado están muy de moda las calas blancas de tallo largo", dice Anxela.

Ramo de novia creado por Anxela, de Bendita Flor. @diasdevinoyrosas Galicia.

En cuanto a los colores, en Bendita Flor afirman que aunque los tonos blancos y verdes se siguen demandando sobre todo para bodas por la iglesia, cada vez hay más novias que van a lo colorido e incluso mezclan tonalidades. Desde Sí quiero, tulipán, aseguran que el color es una fuente de información de la personalidad de la novia: "Algunas por su manera de ser quieren llevar ramos con color porque son extrovertidas... otras prefieren todos pálidos que trasmitan delicadeza y elegancia".

Ramo de novia creado por Fátima, de Sí Quiero Tulipán. @corazondepirata.es Galicia.

Tiempos y dinero: ¿Cuándo y cuánto?

Como en todo, hay personas más precavidas y otras que prefieren dejarse llevar por la improvisación casi del momento. Ambas expertas coinciden en que la media suele ser unos meses antes, cuando el remate del vestido y los otros accesorios están decididos. "Algunas desde el minuto uno ya saben lo que quieren, otras en cambio esperan a saber el tejido, largo y tono del vestido", afirma Anxela.

En cuanto al coste medio de un ramo también depende de diversos factores como el tipo de flor. "Un ramo con orquídeas o de flor preservada es más costoso que uno de flores silvestres o naturales", explica Fátima. Además, también es importante tener en cuenta la complejidad de la elaboración, que requerirá del buen conocimiento de las expertas floristas para realizar un ramo perfecto.

Ramo de novia creado por Fátima, de Sí Quiero Tulipán. @siquierotulipan Galicia.

Ramo creado por Anxela, de Bendita Flor. @labenditaflor Galicia.

Lanzar el ramo de novia: ¿Sí o no?

El momento del lanzamiento del ramo por parte de la novia a sus invitadas es una tradición que tiene su origen en la Francia del siglo XIV, cuando los hombres perseguían a la novia para tratar de arrebatarle la liga. Esa poco elegante e incómoda costumbre derivó en que las propias novias comenzaron a lanzar su liga ellas mismas y más tarde, cuando la Iglesia tachó de inapropiado ese gesto, se sustituyó esa goma elástica femenina por un ramo de flores.

Novio sujetando una liga femenina. Shutterstock.

Si bien es cierto que esta costumbre sigue dándose en las bodas actuales gallegas, la tendencia en los últimos años ha derivado en elaborar unos ramos diferentes al de novia, más sencillos, económicos y pequeños, para dar a las madres, abuelas o amigas cercanas de la pareja, como manera de agradecer su presencia y compartir un recuerdo del amor que se celebra en ese día tan especial.