El camino desde Galicia a Japón es apasionadamente largo para aquellos amantes de los viajes y uno de ellos, Francisco Ribeira, de 32 años, decidió emprender la aventura el pasado noviembre. Tiene previsto llegar a su destino final en marzo, aunque de momento está apasionándose por Turquía, donde ha hecho parada estas semanas con su inseparable furgoneta y principal medio de transporte.
El gallego, natural de Viveiro (Lugo) se dedica a viajar desde hace siete años. Empezó a finales de 2017 "rondando" por Europa de diferentes formas (caminando, en bici y principalmente en coche) y ahora ha optado por la furgoneta porque siempre ha tenido el deseo de hacer un viaje de larga distancia, "una gran aventura" para la que ha considerado que el momento justo es ahora.
El plan es recorrer una de las rutas de la Seda que pasa por Turquía, Irán, Uzbequistán, Turkmenistán, Kidikistán y China. Francisco puede que haga cambios en la ruta porque reconoce que tiene dudas acerca de si ir por norte o sur del Himalaya, pero es alguien experimentado en este tipo de experiencias dado que es apasionado por conocer el mundo y polifacético.
Tanto es así que los últimos cuatro años ha estado trabajando en invierno en Los Alpes, un lugar especial donde acabó de tomar la decisión de hacer este inusual viaje en furgoneta Galicia-Japón.
Todo surgió a raíz de una enfermedad de su madre, lo que derivó en que pasase años cuidándola hasta que lemantablemente falleció, unos años en los que estuvo absolutamente centrado en ella y dejándose a sí mismo a un lado. Una vez su madre se fue, decidió emprender otro camino en su vida guiado por sus pasiones: filosofía, psicología, idiomas y las humanidades en general.
"Soy malabarista, cocinero, he trabajado de conductor de camiones y me dedico a lo que vaya surgiendo", explica, mientras matiza que "no tengo una formación concreta". Empezó ingeniería mecánica pero al poco abandonó porque vio que no era su camino.
Sobre su manera de viajar, admite que le gustar partir siempre desde su lugar de origen "y hacer todo el camino hasta el objetivo y explorar". "No tengo nada en contra de coger un avión y llegar directamente al sitio, pero disfruto más a mi manera. Hago el viaje solo, pero la primera parte la hice con un amigo que se quedó en Rumanía y yo he seguido, aunque voy encontrando a gente", resume.
Desde los Alpes hasta Turquía
La primera parada de Fancisco fue en Los Alpes, un lugar sobre el que cuenta que "me siento como mi casa porque conecto mucho con las montañas y con ese lugar y ahí pasé el invierno". En abril emprendió el trayecto con su amigo y fueron casi dos meses de viaje hasta llegar a Rumanía. Uno de los objetivos era ver el rally de Croacia y lo consiguieron y posteriormente fueron improvisando y cumpliendo deseos.
Otro de ellos fue ver los Cárpatos de Transilvania, unas montañas que atravesaron por completo desde el lado oeste hasta lo más este posible: "Fue una pasada y previamente estuvimos en Zagreb, la capital de Croacia, pasamos Belgrado y posteriormente fuimos recorriendo el río Danubio", detalla.
"Atravesamos los Cárpatos literalmente por el medio y luego visitamos a un amigo en Constanza, en la costa este de Rumanía, y estuvimos un par de semanas descansando", rememora.
Estas semanas las está pasando un Turquía, un lugar que califica como "una pasada". "Viajar solo es una sensación que me gusta mucho personalmente porque tienes una libertad especial. El integrarme, conocer gente, ahondar en la cultura, aprender los idiomas locales...estoy conociendo mucha gente", cuenta con orgullo.
Sobre su llegada a Turquía, admite que "estaba muy perdido y temeroso porque es un cambio cultural grande de primeras", pero apunta que al poco de llegar fue a un festival y conoció a gente que posteriormente le acogió en su casa y ha viajado junto a algunos de ellos.
"Le he dado una vuelta a la zona oeste del país, he recorrido la costa desde Estambul hasta otros destinos hasta subir a Ancara. Llegué sin pasaporte y hasta aquí no tuve problema pero a partir de aquí será complicado seguir sin él", subraya, mientras estos días está realizando gestiones en la embajada de España para completar su documentación.
Su objetivo final es llegar a Japón en diciembre porque le encanta el snowboard y quiere conocer las montañas del país. "Me interesa la nieve como elemento el sí y el proceso de cambio que tiene, además de cultura, la gente, la lengua...", enumera.
Tiene como límite de estancia junio, ya que ese mes tiene que estar de vuelta en España con motivo de la boda de una buena amiga a la que no se plantea otra opción que no estar presente. Por lo tanto, la previsión es estar en Japón de diciembre a marzo, el periodo de duración del visado como turista.
Irán, África o América Latina en el horizonte
Todos los interesados en la aventura viajera única de Francisco pueden seguirla a través de sus redes sociales, una plataforma sobre la que declara que nunca ha sido usuario y avanza que "es la primera vez".
Recuerda con cariño como desde niño siempre le han interesado los viajes y las historias. "Leía cuentos y libros de fantasía y aventuras y eso se fue acrecentado en mí. Este reto es como poner en práctica ese sueño infantil, disfruto haciendo esto y es como entiendo la vida", dice.
Quiere seguir viajando y "viendo el mundo con mis propios ojos" y en su mente está que la siguiente aventura cuando complete la de Japón se ubique en Irán. También le interesaría recorrer África o América, pero la decisión no está tomada ni el plan establecido, lo único que tiene claro es que al volver a España tratará de reunir a un grupo para hacer un gran viaje con el que poder seguir viviendo la vida a su manera.