Cuando una gallega y un mexicano se enamoran las expectativas son difíciles de cumplir: en pocos lugares se celebran las bodas tan por todo lo alto como en Galicia y México, pero Alicia y Gerardo han logrado un espectáculo que sus invitados no olvidarán nunca.

La pareja ofreció un convite memorable que fusionó lo mejor y más festivo de ambas culturas, con gaiteiros, charanga, mariachis y verbena, entre otras cosas. La orquesta Fuego actuó en el convite y lo más difícil no fue contratarla para un sábado de agosto, sino lograr introducir su camión dentro del pazo de Santa Cruz de Mondoi: hubo que romper la puerta.

México y A Coruña se cruzan en Barcelona

Esta gran fiesta fue el broche de una relación que comenzó hace once años en Barcelona, cuando por casualidad Alicia y Gerardo se conocieron en un supermercado. Mucho antes de que se hiciesen virales los métodos para ligar haciendo la compra, esta pareja coincidió en la sección de comida mexicana de un Caprabo y el amor surgió a primera vista después de que chocasen sus carritos.

En la primera cita, Gerardo le cocinó a Alicia tacos y luego compartieron tequila, y ahí comenzó un amor que pisó el acelerador cuando al mes y medio Gerardo la sorprendió con un viaje a Marruecos. En aquel momento Alicia tenía 20 años y Gerardo 22, y ambos estaban de intercambio en la ciudad condal. Ella estudiaba Bellas Artes en Pontevedra, y él Ciencias Políticas.

Ahora viven en México, pero decidieron casarse en A Coruña porque es la ciudad natal de ella y porque ambos van a veranear todos los años a Mera, en Oleiros, una de las localidades de moda de este verano de 2024. El banquete fue en el pazo de Santa Cruz de Mondoi, uno de los lugares más conocidos de bodas del área de A Coruña, pero la boda fue en la iglesia de San Cosme de Maianca, en Oleiros, una de las dos parroquias a las que pertenece la localidad de Mera.

El 3 de agosto los novios dieron el "sí quiero" ante el cura don José Carlos, buen conocedor de la pareja, y al salir de la iglesia los invitados les esperaban con pétalos de rosa naturales y con una sorpresa especial: la banda de gaitas A Marola, de la propia localidad de Mera.

Una boda convertida en romería

Como media boda procedía de México y tomó un avión para cruzar el charco y ver a Alicia y a Gerardo vestidos de blanco (ambos), los novios decidieron que la boda tenía que ser como una romería gallega típica de verano, para así enseñarles a los invitados la esencia de Galicia. Además de los gaiteiros, en la fiesta hubo charanga, pulpo, churrasco y hasta una verbena con orquesta. La organización del evento corrió a cargo de Gardem Events | Wedding Planner Galicia.

Pero una pareja son dos personas y su boda no podía ser un monólogo de Galicia, así que también hubo elementos mexicanos: mariachis y el mejor mezcal y tequila traído desde México por los novios. Incluso Gerardo se animó a tocar la trompeta con los mariachis mientras que los invitados cantaban y bailaban canciones mexicanas como "La Bikina" de Luis Miguel.

Además de los mariachis, actuaron en el aperitivo el cantante Carlos Bau y también la Charanga Santa Compaña, muy habitual en las fiestas patronales del norte de Galicia, mientras que en la fiesta tocó el grupo de música Los Buscavidas y la verbena tuvo como estrellas a la orquesta Fuego, una formación surgida en el año 2020 que se está haciendo un hueco poco a poco entre las mejores orquestas gallegas. Ya está de número 30 en el ránking de Orquestas de Galicia. Al final de la verbena, la novia cantó con la orquesta un clásico como "Dolores se llamaba Lola", de los Suaves.

Un vestido que ha pasado por cuatro generaciones

Además de la fiesta por todo lo alto, hubo una gran atención al detalle de los novios en todos los elementos de la boda. Alicia estuvo trabajando desde noviembre de 2023 en hacer a mano todas las cintas que colgaban del porche y la carpa del pazo, elaborando 100 metros de cintas de colores. Además, hizo a mano todos los dibujos de la papelería de la boda, desde las invitaciones al cartel de bienvenida.

La fiesta tuvo también otras referencias a México: en vez de una barra de Glitter para maquillarse o aplicarse calcomanías, hubo una barra de sombreros y diademas mexicanos para que la gente se ataviase con ellos.

Uno de los detalles más originales de la boda es que ambos novios vistieron de blanco. Cada traje tiene su historia. El de Gerardo lo diseñaron entre los dos novios, eligiendo el patrón, la tela y los botones, y grabándole la fecha de la boda. En contra de todas las tradiciones, la novia acompañó al novio a todas las pruebas y sabía perfectamente cómo iba a ir vestido al enlace.

El traje de la novia tiene mucha más historia, porque Alicia es la cuarta generación que tiene relación con él. El vestido fue confeccionado a mano por su bisabuela María, que hacía trajes de novia y tradicionales en un primer piso de la calle Príncipe de Vigo, y con él se casaron su abuela Marina, su madre Cristina y ahora ella, en lo que ya se ha convertido en una bonita tradición familiar. El segundo vestido para la fiesta fue confeccionado por el taller de novias Dream Dress de la ciudad mexicana de Torreón, donde vive el ahora matrimonio.

Así, los dos de blanco, Alicia y Gerardo sellaron su amor en una boda-romería gallega que nunca olvidarán.