A Ferida junto al Santuario da Virxe da Barca

A Ferida junto al Santuario da Virxe da Barca Shutterstock Muxía

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La colosal escultura de la Costa da Morte que recuerda a una herida: 22 años del 'Prestige'

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Hay capítulos en la historia de Galicia que nunca podrán ser olvidados; y uno de los más oscuros en su cronología reciente tiene que ver con la profunda cicatriz que una marea negra dejó en la costa gallega en noviembre de 2002. Un buque petrolero, conocido como el Prestige, cargaba con unas 77.000 toneladas de fuel cuando, atrapado en mitad de un temporal a la deriva en el Atlántico, empezó a perder su carga.

Aquel barco se encontraba a apenas 50 kilómetros de Cabo Fisterra en el momento que empezó a escupir sin freno todo ese crudo de petróleo al océano. Tan sólo unas horas después, el combustible alcanzaba ya el litoral de Muxía, apagando con sus sombras esa extraordinaria costa verde y azul tan característica de la región. 

La catástrofe ecológica no había hecho más que empezar, pues su vertido llegó a teñir de negro más de 3.000 kilómetros de la costa entre Galicia y Francia. Han pasado más de dos décadas desde uno de los desastres medioambientales más grandes y costosos de la historia, superado únicamente por la desintegración del transbordador espacial Columbia (2003) y el accidente nuclear de Chernóbil (1986).

Las cifras del desastre son aún hoy tan estremecedoras como su propio recuerdo: el esfuerzo titánico por limpiar el vertido y sellar el buque hundido requirió una inversión colosal de 12.000 millones de euros. Una tragedia que no fue únicamente medioambiental, sino también humana. Un pueblo entero que se alzó con una fuerza y voluntad inquebrantables para devolverle la vida al mar y la dignidad a sus costas bajo el lema del "Nunca máis". 

Momumentos para recordar

A Ferida, en Muxía.

A Ferida, en Muxía. Shutterstock Muxía

Hoy, aquella marea negra todavía permenece en la memoria colectiva de Galicia, como un testimonio silencioso de la desvastación, pero también de la capacidad de superación de un pueblo que decidió luchar para salvar su tierra y su mar. Lo cierto es que, en el presente, son muchos los monumentos que honran este doloroso momento en la historia de Galicia. Uno de los más emblemáticos reposa junto al famoso Santuario da Virxe da Barca en Muxía, una imponente escultura en forma de herida abierta que clava su mirada en el horizonte marino, recordando tanto el dolor como la valentía de aquellos que se unieron para sanar estas costas. 

Bautizada con el nombre de A Ferida, la escultura muxiana se ha convertido en uno de los monumentos más conocidos de la costa oeste de Galicia. Esta espectacular cicatriz de piedra, compuesta por dos enormes bloques de granito, evoca con su semblante la imagen de una herida abierta, un sentido homenaje a los miles de voluntarios que, con sus manos y su esfuerzo, ayudaron a mitigar los estragos provocados por el desastre del Prestige

Monolito del Camino de Santiago junto al monumento de A Ferida.

Monolito del Camino de Santiago junto al monumento de A Ferida. Wikipedia Muxía

Esta monumental obra del escultor burgalés Alberto Bañuelos-Fournier fue inaugurada un 12 de septiembre de 2003. El monolito, partido en dos mitades, se erige majestuoso frente a las aguas más embravecidas del Atlántico, alcanzando los 11 metros de altura y un peso de 400 toneladas. Desde hace más de dos décadas, su figura permanece congelada frente al océano, acompañada únicamente por el Santuario da Virxe da Barca, en un diálogo enterno con el horizonte de la Costa da Morte. 

Cabe recordar que este mágico rincón de Muxía marca la etapa final de una ruta xacobea cada vez más popular, la del Camiño de Fisterra e Muxía. Además, muy cerca de A Ferida se encuentra asimismo el Faro de Muxía, parada obligatoria dentro del conocido y transitado Camiño dos Faros (200 kilómetros al borde del mar), lo que convierte a este lugar en un punto de peregrinación importante para muchos viajeros, curiosos y peregrinos que buscan expermientar la fuerza y solemnidad que desprende este homenaje pétreo en el corazón de la Costa da Morte.