Galicia alberga en toda su geografía un sinfín de tesoros naturales que son capaces de maravillar y sorprender a partes iguales a los viajeros más intrépidos. En la península de Barbanza, con la inmensidad del océano Atlántico como telón de fondo, playas, acantilados e incluso dunas se extienden por todo el litoral configurando uno de los paisajes más singulares de las Rías Baixas. Más allá de estas joyas paisajísticas de sobra conocidas, en la localidad de Porto do Son se esconde uno de los caprichos de la naturaleza más atractivos del Barbanza: las piscinas naturales de la playa de As Furnas, situadas sobre el arenal coruñés justo en la entrada de la ría de Noia. Estas pozas al borde del mar fueron creadas de forma natural a lo largo del tiempo por el desgaste producido por el viento, la lluvia y la fuerza del mar contras las rocas de pizarra.
Si bien es cierto que la bravura del Atlántico en este punto produce fuertes oleajes, cuando la quietud del mar acompaña a este rincón del sur coruñés, las piscinas marinas de Porto do Son adquieren un color turquesa y cristalino que permite a los bañistas disfrutar de un baño tranquilo entre sus aguas. Sin duda, una belleza inherente al lugar que no por ello lo hace menos peligroso, ya que la profundidad de estas pozas engaña y las corrientes provocadas por la orografía durante la pleamar pueden resultar fatídicas para aquellos que tratan de saltar desde las rocas. De hecho, este enclave gallego es reconocido a nivel mundial por un caso desafortunado y a raíz de la película Mar Adentro, rodada por Alejandro Amenábar en esta arenal donde Ramón Sampedro tuvo el accidente que le dejó tetrapléjico.
Descubriendo los secretos de As Furnas
Muchos consideran la playa de As Furnas como el enclave perfecto a la hora de disfrutar de la puesta de sol. El paisaje se vuelve todavía más mágico con la lelgada del ocaso y la figura del astro perdiéndose en el horizonte del Atlántico. Se trata además de un arenal imponente, de forma rectilínea con unos 800 metros de longitud y con un semblante salvaje debido a los fuertes vientos y oleajes que casi siempre azotan a este rincón de Porto do Son. Lo cierto es que son muchos los deportistas que escogen este destino de la costa coruñesa para la práctica de deportes como el surf, el windsurf o el bodyboard.
Además, el designio de está playa ya permite entrever otro de sus grandes atractivos: As Furnas, denominación que en Galicia hace referencias a unas cuevas marinas que en el caso particular del arenal coruñés han formado unos singulares canales y piscinas naturales de gran belleza. Cabe destacar que existe un sendero de pasarelas en la playa das Furnas que permite recorrer este majestuoso litoral de forma accesible, desde el entorno del estuario del río Siera, junto al merendero da Coviña, hasta la laguna de Xuño. También, a escasos kilómetros de la playa de As Furnas se localizan otros emblemáticos rincones que bien merecen una visita, entre ellos Castro de Baroña o las Dunas de Corrubedo.
Un enclave de película
En la playa de As Furnas, sobre las rocas que abrazan a estas piscinas naturales en Porto do Son una placa homenaje recuerda a la eterna figura y el legado de Ramón Sampedro, el gallego que protagonizó uno de los casos de eutanasia más recordados de la década de los noventa en España. Xuño era el pueblo natal de este marinero que con sólo 25 años sufrió un accidente que le dejó tetrapléjico y por el cual mantuvo hasta el final de sus días una ardua lucha por el derecho al suicidio asistido. Esta historia fue la inspiración de Amenábar para rodar Mar Adentro, siendo una de las localizaciones el propio lugar del accidente en la playa de As Furnas.
Sin embargo, la película de Ramón Sampedro no ha sido el único audiovisual español enmarcado en el increíble paisaje del arenal coruñés, con sus pequeños fiordos y pozas naturales que contemplan el Atlántico. En el año 2018, la ubicación en cuestión volvió a ocupar la pequeña pantalla de la mano de Fariña, la serie televisiva sobre el narcotráfico de Galicia en los años ochenta que se encuentra inspirada en el libro del periodista y escritor gallego Nacho Carretero.