En una playa de A Coruña, la naturaleza ha convertido la basura en un monumento
La playa de los cristales de Laxe conforma uno de los rincones más turísticos y singulares del norte de Galicia, cuyo pasado como vertedero de vidrios es el causante de su actual aspecto multicolor
6 agosto, 2023 05:00A veces no necesitamos viajar al extranjero para descubrir paisajes tan singulares e impresionantes como los de la Glass Beach de Fort Bragg, en California. Sin ir más lejos, la comarca coruñesa de Bergantiños alberga en su costa serpenteante un arenal de semblante y características muy similares: la playa de los cristales de Laxe, un antiguo vertedero convertido a día de hoy en una de las calas más espectaculares y turísticas de España. En su origen, esta curiosa playa cubierta de fragmentos de vidrio era utilizada como un punto de basurero de residuos que tanto el tiempo como la mano de la naturaleza han ido transformando hasta crear un auténtico espectáculo visual y multicolor.
La playa de los cristales de Laxe se encuentra enmarcada en la ensenada de Baleeira, rodeada de escarpados acantilados y naturaleza salvaje. Es importante señalar que esta playa con arena de vidrio no es apta para el baño, pues las corrientes marinas que se forman en la zona son muy peligrosas. Tampoco está permitido llevarse ninguna de las piedras de colores que conforman el arenal, pues sin ellas la playa de los cristales perdería toda su esencia.
Descubriendo la playa de los cristales de Laxe
Antes de que el ser humano cambiase el rumbo paisajístico de la actual playa de los cristales de Laxe, incluso su denominación era otra diferente. El arenal coruñés era antaño conocido como Areal dos Botiños, nombre que en en gallego significa delfín mular o de nariz de botella. La formación de una pequeña lengua de arena de cristales tuvo su origen en el mal uso de los recursos, pues se trataba de un punto utilizado como basurero en el que abundaron durante años las botellas de cristal. La bravura del océano y los vientos provocaron con el tiempo la ruptura y erosión de dichos residuos, dando lugar a un rincón repleto de encanto y belleza.
Si bien es cierto que el basurero de cristales se mantuvo hasta bien entrado el 2004, en dicho año la Xunta de Galicia clausuró la actividad para reacondicionar todo el entorno retirando una gran parte de los cristales del arenal. Sin embargo, fueron muchos los grupos medioambientales y asociaciones de vecinos que ejercieron presión para que aquella limpieza en profundidad no terminase con la singular estampa que la naturaleza había creado. Por otro lado, acceder al arenal de Laxe en la actualidad resulta del todo sencillo ya que se encuentra justo debajo del cementerio municipal. Desde este punto parte un pequeño sendero rehabilitado que permite la entrada a la playa sin mayor dificultad.
Más allá de este curioso paraje, el litoral de la localidad marinera de Laxe alberga otras joyas espectaculares en forma de playas. Destacan las de Traba (con su laguna) o Soesto, pero existen muchas otras de grandes y pequeñas dimensiones como las de Castrallón o Arnado. En el caso particular del arenal de Soesto, hablamos de una playa de arena fina, abierta al mar, ventosa y con oleaje pero a su vez tranquila y familiar. Además, este rincón se enmarca dentro de una de las etapas del Camiño dos Faros, que desciende hasta el arenal desde el Peñón do Castro.
Las otras playa gallegas con el vidrio como protagonista
La playa de los cristales de Laxe no es el único ejemplo de este tipo de arenal que podemos encontrar en Galicia, sino que comparte semblante con otros dos rincones de nuestra geografía. Por un lado, al sur de la provincia de Pontevedra, en pleno corazón de las Rías Baixas encontramos uno de los tres parajes naturales con estas características. Es en Cabo Silleiro, concretamente junto al antiguo Faro Vello de Silleiro donde se encuentra esta particular playa de los cristales de Baiona.
En el caso de la Mariña lucense, la playa de Salto do Can en Viveiro es otra de las lenguas de arena gallegas que siguen el patrón de antiguos vertederos reconvertidos en auténticos paisajes de ensueño. Cabe destacar que esta última playa es la de más difícil acceso de las tres gallegas formadas por cristales de vidrio. De hecho, la única forma de llegar a la misma es hacerlo a través del mar cuando la marea deja al descubierto su arena verde.