Una ruta entre bosques, playas y acantilados a solo un paso de A Coruña y Ferrol

La riqueza natural de Galicia es infinita: desde los paisajes costeros más paradisíacos hasta las idílicas postales de montaña, cualquier rincón es perfecto para llevar a cabo una buena ruta de senderismo en plena naturaleza. Lo cierto es que el grueso de la región invita a recorrer cada uno de los senderos habilitados a lo largo y ancho de la comunidad, si bien existe uno en el norte coruñés que los amantes del senderismo deberían tener marcado en su radar. Bosques atlánticos, grandes y pequeños arenales y pronunciados acantilados configuran el paisaje de una ruta que avanza por el litoral desde la playa de Cabanas hasta el pueblo de Redes, perteneciente al concello de Ares y que destaca por sus coloridas casas indianas.

La senda en cuestión apenas suma entre 8 o 10 kilómetros entre ida y vuelta, cuyo punto de partida se encuentra en el entorno de la playa de la Magdalena, en la localidad de Cabanas. Se trata por tanto de un itinerario sencillo y apto también para los más pequeños de la familia. Esta ruta entre Cabanas y Redes ofrece una perspectiva muy diferente de ambos núcleos poblacionales, con un recorrido que avanza pegado a la costa y que deja a su paso increíbles paisajes y elementos clave de la etnografía y arquitectura local, entre ellos un molino de mareas o las características viviendas indianas de la villa marinera de Redes.

De ruta por la costa de la ría de Ares

La playa y pinar de A Magdalena. Foto: cabanas.gal

Conocida también como la ruta de los acantilados, esta bonita senda litoral une la localidad de Cabanas con el pequeño pueblo marinero de Redes en un paseo que nos sumerge en la naturaleza. Hablamos de un itinerario sinuoso, de entre 2 a 3 horas de duración, que avanza a través de la costa de la ría de Ares y que combina a su vez lo mejor de los escenarios marineros con la impresionante belleza de la naturaleza gallega. Situado a menos de media hora en coche desde A Coruña y unos 15 minutos de Ferrol, dicho trayecto da comienzo en la playa cabanense de La Magdalena, lugar desde donde parte una pasarela de madera que se adentra en el corazón de estos paisajes costeros del norte coruñés, entre escarpados acantilados, formaciones rocosas muy singulares y arenales de aguas cristalinas. 

Uno de los puntos más interesantes de este itinerario lo encontramos en las proximidades de la playa do Castro. En este punto a mitad de camino entre Cabanas y Redes se localizan las ruinas de un antiguo molino de mareas, uno de los pocos que hoy en día conservan algún rastro de su pasado en Galicia. Esta construcción típica, enmarcada en el lugar donde se juntan las aguas dulces del río Castro con las de la ría de Ares, aprovechaba la energía de las mareas para hacer la molienda de los habitantes de la zona. En la actualidad apenas siguen en pie dos paredes de piedra que se abren ante una pequeña cala rodeada de grandes arboledas. 

Pueblo costero de Redes, ría de Ares. Foto: Shutterstock Shutterstock

A medida que progresamos en esta ruta y nos adentramos en los límites territoriales del pueblo de Redes, la imagen paisajística cambiará de forma progresiva hasta dar lugar a una panorámica en la que destacan las grandes colinas y las amplias zonas boscosas. De hecho, en este punto de la senda podremos descubrir la verdadera esencia de los bosques atlánticos, en un rincón en el que conviven diferentes especies y vegetación típica de Galicia. Pinos, robles, matorrales, toxos y helechos configuran la mayor parte del trazado natural que se abre paso ante la pequeña villa marinera de Redes.  

Una vez en este encantador pueblo de pescadores de Ares, esta última etapa de la ruta sorprenderá a muchos de sus caminantes, pues a pesar del gran atractivo turístico del lugar en la actualidad, Redes ha sabido mantener su encanto y esencia marinera a través de un callejero en el que destaca tanto la pintoresca arquitectura indiana como las tradicionales viviendas de pescadores. Lo cierto es que Redes conforma un lugar de película ―y de los de verdad―, habiendo sido elegido como escenario para la pequeña y gran pantalla en películas como Julieta o Silencio de Pedro Almodóvar, así como también en la serie gallega Padre Casares.